Los jurados destacan la capacidad de la Princesa de las Letras para desbordar límites y aportar a sus novelas su «combinación infrecuente de saberes» como medievalista y zooantropóloga
24 may 2018 . Actualizado a las 14:24 h.«Yo traía mi listica de seis o siete favoritos, y puedo confesar que entre ellos estaba Fred Vargas». Era de esperar. Leonardo Padura ha sido, en su debut como jurado de los Premios Princesa de Asturias de las Letras, uno de los defensores de la candidatura que ha dado por primera vez el galardón a una obra en lengua francesa. El escritor habanero, «especialmente satisfecho» comentaba con el premio recién fallado su condición de «doble colega» de Vargas: «Primero, como novelista, y además como novelista que ha utilizado -repito "ha utilizado"- el género policiaco para otros fines más profundos, culturales y del conocimiento de la condición humana, que es lo que compartimos muchos autores de la última generación de novela negra, policiaca o, como prefiere decir Fred Vargas, de intriga».
Ahí está la clave que destacaba el acta y que también subrayaban otros miembros del jurado: el modo en el que, como su antecesor Padura, la escritora francesa desborda las convenciones del género para entrar hondo en los conflictos humanos, en las profundidades de su tiempo y en la realidad cruda de su país y de cualquier país más o menos parecido al suyo. Uno de los rsgos diferenciales de Vargas es su infrecuente, casi exótica combinación de disciplinas en una formación que combina sus títulos de historia medieval y de arqueozoóloga: saberes que emplea a conciencia en sus novelas. Ponía en ello el énfasis el escritor mexicano Juan Villoro. En su opinión, la «combinación infrecuente de saberes» que dan el trasfondo cultural y espiritual a Vargas le permite «entender la sociedad como un ecosistema complejo en el que una de las especie depredadoras más tremendas es el ser humano». Sobre ese cimiento, levanta novelas en las que, según Villoro, brillan sus cualidades literarias: «Mucho sentido del humor, capacidad de intriga y personajes a veces sencillos, pero que van creando un microcosmos de la sociedad francesa pero ambién de la sociedad contemporánea».
El periodista y crítico Sergio Vila-Sanjuán aludía, por su parte, a lo que Vargas representa en términos de renovación del género negro, que «está absorbiendo escritores que vienen de otros ámbitos e incluyendo reflexiones culturales de alto nivel en un juego literario y cultural muy rico», y Fernando Rodríguez de la Fuente se refería, además, a la capacidad de la autora francesa para dar cuerpo a personajes «de los que no quieres separarte» cuando acaba la novela. Una de las cualidades que explican la fidelidad de los muchos lectores de Fred Vargas a lo ancho del mundo, que sin duda serán más tras el tirón mediático de un premio que Leonardo Padura considera «muy beneficioso para la relación con los lectores» del Princesa de Asturias.