Benicio del Toro: «El Gobierno de Trump está obsesionado con los ilegales»

María estévez LOS ÁNGELES / COLPISA

CULTURA

Matt Winkelmeyer | AFP

El puertorriqueño protagoniza la segunda entrega de «Sicario», dirigida por el italiano Stefano Sollima

01 jul 2018 . Actualizado a las 09:27 h.

La cinta Sicario fue tal éxito internacional que los estudios Sony decidieron crear una secuela a la medida de su gran protagonista, Benicio del Toro. Sicario 2, la nueva entrega de la saga, que se estrenó este viernes, no cuenta con el director Denis Villeneuve ni con su otra estrella, Emily Blunt. Pero el actor puertorriqueño, que también tiene la nacionalidad española, está en pantalla para recordar que con sangre nueva detrás de las cámaras, la narración sigue siendo fiel a la intensidad visceral de su predecesora. Reemplazar a Villeneuve no es fácil, pero el director italiano Stefano Sollima, conocido por la serie Gomorra, parece superar la prueba con nota. La sensibilidad europea de Sollima encuentra su mejor intérprete en Del Toro, que regresa acompañado en pantalla por el actor Josh Broslin.

-«Sicario 2» pone de relieve la corrupción y la violencia que existe a ambos lados de la frontera entre México y Estados Unidos...

-La película cuenta una operación encubierta, una misión en la que se secuestra a una niña inocente que es hija del líder de uno de los carteles de la droga. El orden se altera en este filme. De alguna forma, mi personaje revive su pasado y eso le obliga a cuestionar sus motivos. Su viaje es hacia delante, pero también hacia lo que vivió en el pasado.

-¿Qué significa para usted hacer una secuela?

-Uno teme que la segunda parte puede alcanzar las expectativas de la primera. Sicario tuvo mucho éxito y ahora intentamos mantener el mismo nivel para no defraudar al público. Queríamos ser originales en esta segunda parte y el guion tenía un par de momentos estelares en la secuela que yo no encontré en la primera película. Ahí, uno de esos instantes que te dejan sin habla es cuando mi personaje mata a la familia. Eso no estaba en el guion, fue algo que Denise y yo añadimos sobre la marcha porque pensamos que daría profundidad al texto y tensión. Fue un cambio importante.

-¿Qué piensa sobre lo que está ocurriendo con los inmigrantes en Estados Unidos?

-Este no es un filme sobre inmigración, sino sobre la guerra de las drogas, y esta lucha, básicamente, no hay solución. Se trata de combatir la violencia de las drogas con más violencia y, personalmente, no creo que eso lleve a ningún sitio.

-Un filme de estas características, ¿ayuda a la situación de los inmigrantes o contribuye a alimentar el debate de que es necesario construir un muro?

-Empecemos diciendo que hay emigrantes llegando ilegalmente a este país, eso es una realidad. Y es ilegal. Ese hecho lo utiliza la película para contar parte de la historia. Creo que hay partes de ficción en la narración porque no se ha establecido que los carteles trabajen mano a mano con los terroristas. Eso es ficción, no soy un experto, pero, hasta donde yo sé, eso se utiliza para alimentar la paranoia que genera la operación encubierta de la película. No creo que la operación encubierta sea buena. No sé si este filme necesariamente añade leña a un fuego ya candente ahí fuera. Veo esta película como ficción, no como un documental. Por otra parte, considero que se está tratando con muy poco tacto a los emigrantes. Tengo varios amigos que han atravesado situaciones terribles y he ayudado a uno bastante. No nació aquí, vino ilegal. Sin embargo, ha estado aquí desde antes del 2007. Es la manera en que se maneja la situación de los inmigrantes lo que está mal en este país. La realidad es que el Gobierno de Trump está obsesionado con los inmigrantes ilegales, pero eso es algo que puede ocurrir en cualquier país y debemos respetarlo.

«Que digan que soy el Brad Pitt latino alimenta mi ego»

Sicario: el día del soldado comienza un nuevo capítulo de la serie en la que la guerra de las drogas no tiene tregua ni reglas. Los carteles han comenzado a traficar con terroristas a través de la frontera con Estados Unidos, y el agente federal Matt Graver (Josh Brolin) llama al misterioso Alejandro (Benicio Del Toro) con el objetivo de intensificar todavía más la guerra de una manera perversa.

-¿Cuáles son las principales diferencias entre los directores de las dos partes de «Sicario»?

-Pasé un buen rato trabajando con los dos. Quiero ser respetuoso con ambos. Creo que Stefano tuvo que acercarse a Josh y a mí, porque los dos habíamos interpretado antes nuestros personajes. Para él no fue fácil adaptarse a nosotros y, sin embargo, hizo un gran trabajo. Nos permitió a los dos poner sobre la mesa los personajes tal y como nosotros los entendemos, tal y como reaccionarían en las situaciones y circunstancias que retratamos.

-Está considerado como el Brad Pitt latino. ¿Le gusta la etiqueta?

-¡Claro que me gusta que me digan que soy el Brad Pitt latino!, me alimenta el ego.

-¿En el futuro le gustaría interpretar una comedia romántica?

-Me gustaría, sí, pero ese tipo de papeles no aparecen en mi panorama. No me llaman para hacerlos, sencillamente. Creo que a lo largo de mi carrera he hecho buenas películas, y si he tenido suerte o no, eso dependerá de cómo cada uno entienda el concepto de suerte. A mí me llegó el tren, y cuando llegó, desde luego yo estaba allí esperando con mi maleta. Tuve suerte porque me subí.