Maryse Condé, ganadora del Nobel alternativo de Literatura

M.Viñas

CULTURA

ADRIAN DENNIS | afp

La Nueva Academia, que se disolverá tras entregar el galardón, ha querido recordar al mundo que la literatura está asociada «a la democracia, a la apertura, a la empatía y al respeto, no a los privilegios, la arrogancia y el sexismo»

09 oct 2019 . Actualizado a las 19:18 h.

No hubo Nobel de Literatura este año, pero sí sucedáneo y tan digno como el original. La Academia Sueca, convaleciente del escándalo sexual que tanto ha lastimado su prestigio, entregará juntos el del 2018 y el del 2019 el año que viene: sabe de la capacidad terapéutica del tiempo, de cuánto contribuye al olvido. Pero a rey muerto, rey puesto. Otra institución, nacida al calor de la polémica la pasada primavera, ha fallado en su lugar y ya hay premio literario alternativo. La señalada por la Nueva Academia -iniciativa de la mediática escritora y periodista sueca Alexandra Pascalidou- es la guadalupeña Maryse Condé (Pointe-à-Pitre, 1937), autora de una veintena de novelas.

Durante el anuncio del nombre de la galardonada, Pascalidou reconoció haberse sentido «avergonzada» cuando la Academia Sueca comunicó el aplazamiento del Nobel de Literatura después de que el caso Arnault saltase a los titulares -el artista francés, casado con la académica Katarina Frostenson, fue acusado por 18 mujeres de abusos sexuales; está condenado a dos años de cárcel por uno de ellos-. Pero este no el único escollo que deberá salvar la entidad: las filtraciones sobre los laureados también han minado su credibilidad. Ya no es la Academia aquella seria y robusta institución que decidía qué escritores pasaban a la historia.

Presionada por la Fundación Nobel, no ha perdido ni un minuto en ponerse las pilas: tras la salida de cuatro de sus miembros, ha impulsado varias reformas entre las que se incluye la renovación de su estructura; la semana pasada introdujo dos nuevos nombres. Y mientras se repone y se rearma, sus sustitutos -un jurado compuesto por editores y expertos literarios- han estimado que alguien debía recordar al mundo que la literatura está asociada «a la democracia, a la apertura, a la empatía y al respeto, no a los privilegios, la arrogancia y el sexismo».

«En sus obras, con un lenguaje preciso», Maryse Condé «describe los estragos del colonialismo y el caos del postcolonialismo», ha querido destacar la Nueva Academia al anunciar el premio desde la Biblioteca Pública de Estocolmo. «Estoy muy contenta y muy orgullosa por este premio, pero permítanme compartirlo con mi familia, con mis amigos y, sobre todo, con toda la gente de Guadalupe [...] que estará emocionada y feliz por verme recompensada», reaccionó la galardonada a través de un vídeo. 

Murakami no lo quiso

El premio alternativo solo se concederá este año, previa disolución de la institución, prevista en diciembre. Dotado con 1 millón de coronas suecas (unos 100.000 euros), será entregado el mismo día que se entregan los auténticos Nobel. Para seleccionar a los candidatos se hizo una consulta a lectores, «a gente que ama la literatura, que está más necesitada que nunca en un mundo tan polarizado», explicó Pascalidou. Los finalistas fueron elegidos después de pasar varias cribas: unos 3.000 bibliotecarios suecos escogieron primero a 47 escritores, de los que salieron cuatro finalistas después de una votación abierta a todo el mundo a través de la web de la organización. El japonés Haruki Murakami, habitual en las quinielas, llegó hasta el final, pero pidió expresamente que retirasen su candidatura porque quería «centrarse» en la escritura.

El género, la raza y la clase

Nacida en Guadalupe, en 1937, Maryse Condé se mudó a París donde obtuvo un doctorado en Literatura Comparada en la Sorbona. Ejerció como profesora en Guinea, Ghana y Senegal, y en 1985, una beca Fulbright la llevó hasta la Universidad de Columbia, en Nueva York. Al tiempo que enseñaba, Condé escribía. Produjo una veintena de obras que exploran asuntos raciales, de género y culturales desde una personalísima mirada femenina.

Ha cultivado varios géneros, pero especialmente el de la ficción, donde despliega su preocupación, y la de su tiempo, la de sus contemporáneas, por problemas e inquietudes que atañen a la población femenina. Ségou, aparecida en dos entregas -Las murallas de tierra  y La tierra desmoronada-, es su gran obra maestra, pero la Nueva Academia también destaca Traversée de la mangrove (1989) y Desirada (2000).