Ángela Molina: «Se hace poco cine político ahora»

Tamara Montero
Tamara montero SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

XOAN A. SOLER

La actriz dice que el séptimo arte «no está en crisis, pero es difícil hacer realidad el trabajo de autores jóvenes talentosos»

26 ene 2019 . Actualizado a las 12:52 h.

Si Luis Buñuel, que la escogió para ser Ese oscuro objeto de deseo, la viese hoy -«y ojalá»-, le dedicaría «otro piropo», no el de virgen pagana. Ángela Molina (Madrid, 1955) lo dice mientras se aparta su melena pintada de canas a pocos minutos de recibir en Santiago el premio Cineuropa a su trayectoria.

-¿Mira usted mucho hacia atrás?

-Con mirar hacia adelante ya llega [ríe].

-Pues hoy la voy a obligar a mirar un poco hacia atrás.

-Vale.

-Buñuel es solo un nombre de una lista en la que también están Almodóvar, Gutiérrez Aragón, Ricardo Franco...

-Son casi 200 películas. Es que el tiempo pasa.

-¿Y qué se siente al repasarla?

-Que has querido a mucha gente y que has sido muy querida. Mucha dulzura y agradecimiento. Es un camino... Como el Camino de Santiago, parecido [ríe].

-Ha sido una de las referencias del cine de la Transición y ha hecho mucho cine político. ¿Era cuestión del momento histórico o es cuestión de Ángela Molina?

-Era la coyuntura necesaria. Socialmente era un cine que se necesitaba. La sociedad española necesitaba esa reflexión, esa sensación de aclarar la historia y esa visión inteligente de esos autores que en esos años tan delicados dejaron una huella.

-En la actual coyuntura...

-Se hace poco cine político ahora, ¿no?

-Esa era mi pregunta.

-Es lo suficientemente complejo todo ahora y se nos llena tanto la realidad... Bueno, se hacen cosas, se hace cine que es más crítico con lo que sucede, pero es distinto.

-¿Cómo?

-El cine de esos años tenía una amalgama de sentidos que, aun siendo real, parecía mágico. Contándote la cosa más terrible, como que un fascista te aplastase con una piedra, tenía candor.

-¿Sobre que habría que hacer cine político hoy?

-No me interesa mucho la política. Me interesa la persona, sus libertades y sus derechos. Me interesa la verdad. Pero la política me aburre un poco. Es todo complejo, confuso, cambiante. Me imagino que es necesario en una democracia tener todos estos colores en continuo movimiento.

-También hace televisión, que unos odian y otros creen que es el último bastión de la creatividad.

-A mí nunca me ha limitado un medio como la televisión; al contrario, me ha dado la misma satisfacción que el cine o que el teatro. Lo que sí me gusta es la posibilidad de estar en la casa de la gente de una manera más fácil. Lo que teníamos que sentir es el compromiso de mantener la llama de la calidad y se están haciendo cosas fantásticas y hay mucha oferta. Es otro mundo, pero es consecuente con como son estos tiempos de creación.

«La televisión no me ha limitado, me ha dado la misma satisfacción que el cine y el teatro»

-Han rebajado el IVA cultural pero las entradas, en muchos casos, son igual de caras. ¿El negocio se acabará comiendo al arte?

-El arte no se lo puede comer nadie porque lo necesita el ser humano. Lo necesitamos. El arte es como el pan de nuestro ánimo y no lo va a matar nadie. Pero sí que es difícil llegar a hacer realidad el trabajo de muchos autores jóvenes, llenos de talento, que quieren trabajar y no pueden. Es brutal.

-Entonces, la pregunta de siempre: ¿el cine está ahora en una crisis?

-No, el cine no está en crisis, se hace un cine fabuloso, estupendo, el que queremos ver, que atiende a nuestra necesidad vital. Somos un pueblo que ha crecido con el cine. Pero no se equilibra la balanza de que estos jóvenes, que van a ser nuestro presente y futuro, estén en su lugar. Es lo que me parece feroz, que se les va su juventud en esa lucha, en ese anhelo. Pero tienen que lanzarse a hacerlo como puedan.