La estantería de Darín

CULTURA

18 abr 2020 . Actualizado a las 11:55 h.

El confinamiento, lejos de encerrarnos, nos ha abierto la puerta de la casa de los famosos. Y a partir de estas conexiones virtuales, los espectadores hemos ido desarrollando nuestra curiosidad para no perdernos ni un solo detalle de ese instante televisivo. Por el momento ninguno de ellos ha elegido conectarse desde la cocina o el dormitorio y mucho menos desde el baño. La zona noble se encuadra en ese lugar preferente en el que las estanterías rebosantes de libros vienen a decirnos lo intelectuales que son todos los que hoy nos hablan desde su salón. Personas leídas, que dan a los libros un lugar preferentemente reluciente en su vida. Por eso nos muestran esa sabiduría un tanto snob a la audiencia.

A mí me encanta ese momento estantería porque de pronto descubre, así al azar, que más que a Stefan Zweig el famoso descubre en su biblioteca a La chica del tren, y te sitúas en esa casa decorada con flores frescas y cuadros oportunamente visibles. Pero de todas las estanterías que he visto estos días, destacan sin duda dos, precisamente por representar estilos muy distintos de personas. Mientras Sabina hizo una producción cuidada antes de salir en antena, y colocó una foto suya con Aute como homenaje póstumo. Ahí estaba Ricardito, nuestro mi Darín, con un bar abierto al mundo con todo tipo de botellas para animar la resistencia. Díganme, ¿no es para adorarlo?