Elena Irureta, actriz: «A mí no se me caen los anillos por ponerme a hacer camas»

Virginia Madrid

CULTURA

Elena Irureta ya será para siempre la Bittori de la serie «Patria». «Nunca pensé que a mi edad me llegaría el personaje de mi vida», dice. Aunque es una actriz de largo recorrido, compagina el oficio con la casa rural que abrió como plan b por si las cosas no iban bien: «Ni en mis sueños pensé que iba a durar tanto en esto»

01 ago 2021 . Actualizado a las 10:16 h.

Elena Irureta (Zumaia, 1955) nos recibe cercana y cálida al otro lado del teléfono. Llueve en Zumaia esta mañana y la actriz lo disfruta: «Aprovecho estos días de fresco para ponerme al día con alguna novela que tengo pendientes». Irradia calma y ese saber estar que solo tienen los que llevan un largo bagaje en el oficio. Más de tres décadas metiéndose en la piel de todo tipo de personajes, conciliando el cine con la televisión, y subiéndose al escenario con total naturalidad. «Empecé con muchísima ilusión en la escuela de teatro, después me uní a Aizpea para escribir guiones para los payasos (Txirri, Mirri eta Txibiriton); y, ya en Madrid, poco a poco fueron surgiendo proyectos. Jamás hubiese pensado que iba a durar tanto en esta profesión tan inestable». Mujer de carácter y de placeres sencillos -«me encanta dar maravillosos paseos por el monte»-, confiesa que su próximo sueño es retirarse «para vivir tranquila».

—Llevas más de treinta y cinco años trabajando como actriz en algunas de las series más populares de la televisión, como «El comisario», y más recientemente en «Patria», «Madres» y «Los favoritos de Midas», pero sabemos muy poco de ti. ¿Cómo es Elena fuera de la pantalla?

—Soy una mujer muy práctica, con carácter y placeres sencillos. Me encanta estar en mi pueblo, quedar con mis amigas y dar maravillosos paseos por el monte; además soy muy disfrutona de la gastronomía de la tierra. Necesito la calma y el silencio. Tras cada rodaje, anhelo regresar a casa para estar tranquila, ocuparme de mi casa rural y volver a mi vida sencilla en Zumaia.

—Algo que «Patria» trastocó por completo. Menudo éxito.

—Pues sí. Este último año he hecho más entrevistas que en toda mi carrera, fíjate tú. Además de acudir a todos los actos y eventos relacionados con la serie, que han sido unos cuantos. Pero este proyecto me ha regalado tantas alegrías y tantos bonitos momentos vividos con mis compañeros, que eso lo compensa todo. Yo es que no soy mucho de ir de fiestas, ni de alfombras rojas ni de premios; es cierto que forman parte de mi trabajo y son necesarios para darle visibilidad, pero prefiero las reuniones familiares y la cenas con amigos.

—¿Te ha cambiado la vida?

—No. Es cierto que la serie ha gustado mucho, además ha tenido una gran repercusión social y mi personaje me ha dado muchas alegrías, pero sigo haciendo la misma vida sencilla de siempre.

—Hablando de reconocimientos, por tu personaje de Bittori te han dado el Premio Forqué a la mejor interpretación femenina y el Feroz a la Mejor Actriz Protagonista. Menuda cosecha. ¿Contenta?

—Mucho. Estoy muy contenta y muy agradecida, aunque me hubiese gustado que nos hubiesen dado el premio Forqué a las dos. Mi amiga y compañera Ane (Gabarain) que interpreta a Miren se lo merece tanto como yo. Ambas hicimos un buen trabajo. Por eso insistí en que ella estuviese conmigo en el escenario y cogiera también el premio Forqué, me pareció lo justo.

—Bittori es un personaje hecho a tu medida, ¿no te parece?

—Que a mi edad me den un personaje protagonista, tan grande y con tantos matices, fue un regalo maravilloso de Aitor Gabilondo y siempre le estaré eternamente agradecida. Que a estas alturas de la carrera te caiga un personaje como Miren o Bittori es una lotería. Nunca pensé que a mi edad me llegaría el personaje de mi vida. Así de sorprendente es este oficio.

—¿En quién te inspiraste para dar vida a esta mujer de fuerte carácter a la que la banda terrorista ETA deja viuda tras asesinar a su marido?

—El personaje estaba muy bien escrito, pero tomé prestados algunos retazos de mi madre, sobre todo a la hora de caminar. Imité sus andares y también muchos de sus gestos. Tuve a mi madre muy presente en toda la serie, porque acababa de fallecer.

—Has compartido muchas horas y emociones intensas con Bittori, ¿te has quedado con algún recuerdo?

—No, no soy nada fetichista. Pero, por ejemplo, la capa que lleva mi personaje en la serie era de mi madre, y también utilicé alguna que otra prenda más.

—Todos los que leímos la novela ansiábamos ver la escena del abrazo entre Miren y Bittori. ¿Cómo fue este momento?

—Había mucha expectación en el ambiente, porque esa escena tenía mucha carga emocional. Y respecto al abrazo, Ane y yo teníamos claro que debía ser un gesto muy tímido. Justo. No nos podíamos pasar. Así que nos dejamos llevar. Eso sí, el silencio que se creó fue sobrecogedor.

—Por cierto, ¿qué te pareció la serie cuando la viste terminada por primera vez?

—¡Uf! La primera vez que la vi no pude parar de llorar. Vi los ocho capítulos de un tirón y me emocioné muchísimo. Lo normal es que cuando te ves en un personaje te dé apuro y estés pendiente de lo que haces tú. Sin embargo, logré abstraerme de mí para centrarme en los personajes y en la historia. Que todo el elenco fuera vasco fue un gran acierto. La verdad es que es una serie fantástica donde todo el equipo realizó un trabajo extraordinario.

—Cine, teatro, televisión. Eres una actriz muy versátil. ¿Alguna preferencia?

—He tenido la suerte de ir haciendo películas y series y también teatro, algo que me encanta. Y eso, me ha enriquecido como actriz y como persona. No busco un género en concreto, me interesan los buenos guiones y los personajes con recorrido. Hay personajes secundarios que aunque tengan pocas escenas son sensacionales.

—Más de tres décadas dedicándote a la interpretación. ¿Satisfecha del camino recorrido?

—Mucho. Me siento muy afortunada. De esto no es fácil vivir, porque este oficio es muy inestable y vives siempre con la incertidumbre de si te volverán a llamar, si contarán contigo para otro proyecto. Es complicado. Tengo muchos compañeros que son buenísimos actores y no saben cómo van a poder llegar a final de mes.Y fíjate, yo aquí sigo. Ni en mis mejores sueños pensé que iba a durar tanto en esto. Me siento una privilegiada por todo lo que he podido trabajar, aunque hay que estar preparado para afrontar los momentos más duros.

—¿Por eso planeaste un plan B y decidiste abrir una casa rural?

—Pues sí. Y entre mi trabajo de actriz y la casa rural no he tenido grandes problemas. Además, a mí no se me caen los anillos por hacer camas, no pasa nada. Soy de buscarme la vida, de tirar adelante, lo he hecho toda mi vida.

—¿Te gustan los retos?

—Me gusta aprender y crecer. Enriquecerme. Soy muy inquieta y nerviosa, y siempre he preferido arriesgarme en la vida a tener un trabajo fijo.

—Y en casa, ¿qué les pareció que quisieras ser actriz?

—Mis padres nos dieron manga ancha para que hiciéramos lo que nos pareciera, siempre que trabajásemos o estudiásemos. Cuando me fui a Madrid, me dijeron: «Aquí tienes tu casa. Si no van bien las cosas, puedes volver». Pero a mi padre no le hacía ni pizca de gracia lo de ser comediante, como él lo llamaba.

—¿Tu próximo sueño?

—Algo muy sencillo. Cuando me retire, poder vivir tranquila en mi caserío de Zumaia.