Gómez Noya acaba cuarto en la fiesta de los Brownlee

Antón Bruquetas

DEPORTES

janos schmidt ITU

El ferrolano se vio cortado en el inicio del segmento ciclista y su remontada a pie no bastó para subir al podio

12 jun 2016 . Actualizado a las 23:17 h.

El día en el que se decía el título Mundial del 2013, uno de los más icónicos de la historia del triatlón, el cielo amaneció encapotado en Londres. Las nubes vestían Hyde Park de un color gris asfalto y a ninguno de los favoritos les entusiasmaba que comenzase a llover. Aparecieron en la cámara de llamadas Alistair Brownlee y su hermano Jonathan y se encontraron con Javier Gómez Noya. El gallego, que necesitaba que Alistair se hundiese y quedar por delante de Jonathan para quedar campeón, trató de soltar los nervios avivando una conversación. «¿Lloverá? Vosotros sois locales», les lanzó a los Brownlee. «Nosotros somos de Yorkshire, no de Londres. De locales nada. Pero creo que sí, algo lloverá», respondió Alistair. Los dos hermanos tuvieron su prueba en casa. En Leeds, en el área metropolitana de Yorkshire, a 17 kilómetros de Dewsbury, donde nacieron y se criaron. Y no desaprovecharon la ocasión: ofrecieron un auténtico recital.

Richard Varga marcó de nuevo el pulso en el agua. Exprimió el grupo, lo enfiló como solo él sabe hacerlo. A sus pies se soldaron Aurelien Raphael y Aaron Royle, Jonathan Brownlee, Gómez Noya, Alistair e Igor Polyanskiy. Una transición de vértigo de Alistair lo colocó en cabeza después de haber completado los 1.500 metros en el agua. Y arrancó a dar pedales a muerte. El ligero repecho con el que se comenzaba el segundo segmento empezó a hacer daño a las piernas de Gómez Noya. Perdió de vista a Royle, Raphael y Alistair. Y se quedó con Jonathan, Varga a unos 15 metros. Casi los podía tocar con la palma de la mano, pero acababa de echarles el guante. Y cuando levantó la cabeza para respirar y ponerse a rueda, el menor de los Brownlee no apareció con un relevo, llegó con un ataque. Y se marchó hacia adelante. Alistair se descolgó para esperarlo y Gómez Noya se quedó con Varga en tierra de nadie. Ahí, en dos suspiros, perdió la carrera en la que retornaba a las Series Mundiales después de meses volcado en afinar el organismo para su asalto al oro olímpico en agosto.

Mantuvo el mano a mano durante unos kilómetros y en cuanto se dio cuenta de que se había embarcado en una misión imposible, se dejó caer hasta el pelotón que transitaba ya a minuto y medio de los primeros clasificados. No había grandes nombres cortados. Gente como Richard Murray, Mario Mola, Vincent Luis, Fernando Alarza... Gallos que en caso de que hubiesen perdido la escapada, se habrían vaciado para recortar diferencias. Entonces Gómez Noya puso a funcionar la calculador, a ahorrar energía para lanzarse a tumba abierta en el definitivo 10.000.

Por delante Alistair se calzó las zapatillas con el mismo apetito con el que un día irrumpió entre la élite del deporte de las tres disciplinas. Jonathan intentó seguir su ritmo alocado de zancadas. Va tan rápido que hay algunos momentos en que su cuerpo alargado parece que se va a desmontar. Pero el apretón fue demasiado para el bronce en los Juegos de Londres y Alistair aprovechó para mandar un mensaje hacia Brasil: después de su calvario de lesiones, ya está de vuelta. Gómez Noya firmó el mejor parcial a pie y consiguió sobrepasar a Raphael que se había bajado del sillín con más de dos minutos de ventaja con respecto al gallego. Síntoma de que la preparación para agosto va por buen camino. La batalla promete ser espectacular.