La lección de deportividad de un padre a un hijo que conquista las redes sociales

La Voz REDACCIÓN

DEPORTES

Las respuestas del progenitor cuando el pequño Aitor le pregunta por los insultos al árbitro y al rival hacen olvidar el lado más oscuro del deporte

04 abr 2017 . Actualizado a las 19:22 h.

En un momento en el que el fútbol está más en el punto de mira que nunca por los casos de amaños de partidos o las peleas de los padres en los encuentros de categorías inferiores de sus hijos, surgen imágenes que hacen olvidar ese lado oscuro que tiene el deporte y hacen ver que la deportividad está ante todo.

Las cámaras del programa El día después de Movistar+ captaron el pasado viernes varios momentos de una conversación entre en padre y un hijo durante el partido que enfrentó a Espanyol y Betis en el estadio Cornellá-El Prat que se han convertido en virales por la lección que se desprende de ellas.

El pequeño Aitor, un aficionado del Betis de tan solo siete años, acudió por primera vez el viernes pasado a presenciar un partido de su equipo acompañado de su padre. Lejos de dejarse llevar por el ambiente que se vivía en el estadio, donde los cánticos contra el equipo visitante y los insultos al árbitro son la tónica constante, el padre da una valiosa lección de deportividad a su hijo.

Durante el transcurso del partido, Aitor escucha cómo al árbitro que dirige el encuentro le llaman desde la grada «maricón» y se lo comenta a su padre. Y éste le responde con tranquilidad que «están nerviosos» e insta a su hijo a que «no haga caso». «Ya sabes que a mí no me gusta criticar a los árbitros y al equipo contrario. Tú con el tuyo. Si perdemos, perdemos. Y si ganamos, ganamos», reflexiona el progenitor.

Aitor vuelve a dirigirse a su padre cuando se da cuenta que los aficionados pericos gritan «puta Sevilla». Y éste le vuelve a responder con sosiego: «Eso no me gusta. Que se metan con el Sevilla no me gusta».

Pero la lección de ese día al pequeño Aitor va más allá, ya que su padre le ayuda a relativizar la derrota cosechada por su equipo con un simple «hay que saber perder». A lo que el pequeño responde resignado: «Ya, yo ya estoy acostumbrado».