Un coruñés corre 61 kilómetros en el salón de casa en homenaje al 061

José Valencia REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Javier Muñoz-Díaz Castroverde, un aficionado a las pruebas extremas, demostró que nada es imposible haciendo ejercicio dentro de su casa

17 mar 2020 . Actualizado a las 18:58 h.

Javier Muñoz Díaz-Castroverde (mcastroverde78) (A Coruña, 41 años) es un aficionado al deporte extremo, triatlones, iroman, pruebas todas que requieren una gran preparación física, un esfuerzo casi titánico y una capacidad de sufrimiento extraordinarias. Él asegura que no puede vivir sin sus zapatillas de correr, pero le ha tocado quedarse en casa por la pandemia del coronavirus, aunque ha querido dejar patente que incluso en aficiones tan extremas como la suya, quedarse en casa no es un impedimento.

Decidió correr 61 kilómetros en el salón de su casa, una cifra que no es aleatoria, la eligió como homenaje al 061 y a todo el personal sanitario, que trabaja por cuidar la salud de los demás, especialmente en este momento tan duro para toda la sociedad. Ya baraja su próximo reto, los 112 kilómetros en honor al teléfono de emergencias 112.

Para hacer los 61 kilómetros invirtió un tiempo de 10 horas, 13 minutos y 5 segundos. Acabó el reto extenuado, aunque con la satisfacción de haber cumplido un reto y demostrar que en casa también se puede correr, que no hace falta salir a la calle.

«No lo hice en una cita, como dijo alguna gente en las redes, sino en el suelo real de mi casa», dice el protagonista. «Yo soy una persona a la que le gustan este tipo de retos. Estoy preparando la maratón de Londres (que ahora se ha retrasado hasta el día 4 de octubre), tengo un entrenador profesional con el que me preparado y, habitualmente, los domingos hacemos una tirada larga. Al no poder salir de casa por la criis sanitaria tenía que buscar alguna solución y decidí entrenar en casa. Mi primera idea fue recorrer toda mi casa, en Madrid, que es en donde vivo ahora, aunque yo soy de A Coruña. Primero comencé a correr por el pasillo, vi que había que hacer muchos giros y que no llegaba a coger ritmo, por lo que amplié el recorrido, abrí la puerta, utilicé las escaleras y el portal. De arriba a abajo, sin parar. Sin embargo, me encontraba con los vecinos en las escaleras, los que van a comprar o a pasear el perro. No me gustaba rozarme o que ellos se sintieran incómodos, por lo que al final decidí correr dentro de mi casa. Hacía de pared a pared, seis metros de largo y ahí hasta completar los 61 kilómetros».

Destaca que controló la distancia con el GPS de su reloj, el que utiliza en las pruebas de competición. «Tiene un pequeño margen de error, aunque es muy escaso. Preparé la prueba como si fuera una carrera más de las que hago yo durante los fines de semana. Comía cada hora barritas energéticas, nunca parando, solo bajaba un poco el ritmo. También tomé bebidas isotónicas y recuperadores musculares. Tuve algún bajón, en el kilómetro 14 me di cuenta que me había metido en la jaula de los leones. Me pregunté: "¿Qué hago aquí?" Era algo completamente diferente a cuando correr en el exterior, no hay un paisaje que cambia. Aquí era de una pared a otra, como un rebote. Al principio, la música me ayudó, aunque en diez horas hasta te cansas. También traté de ver la televisión, aunque las noticias tampoco es que fueran alentadoras. Fui tirando, más que nada por el apoyo de las redes sociales, los quince o veinte seguidores que tengo y mi familia. Fueron los que me ayudaron a continuar. En el kilómetro 53-54, también tuve mis dudas y estuve a punto de tirar la toalla, incluso me llegué a tirar al suelo, pero seguí hasta el final y completé los 61 kilómetros. Me dije: "Javi, estás fastidiado, aunque seguro que ahora mismo hay gente mucho peor que tú. Levántate y camina”».

Sus dos compañeros de piso apenas salieron de su habitación, aunque cuando lo hicieron fue para decirle que estaba loco por hacer lo que hacía.

En cuanto a los motivos, asegura que fueron solidarios: «Me propuse este reto como un desafío en sí, aunque también para concienciar a la gente. Vi en las noticias que había gente haciendo deporte en la calle, y a mí no me entraba en la cabeza. Por eso, quise demostrar que en casa también se puede correr. Si todos no lo hacemos ahí, no vamos a parar esta lacra. Por otra parte, también tenía un lado solidario con todo el personal sanitario que se está dejando la piel por los demás, de ahí los 61 kilómetros de distancia como homenaje al 061, el número de urgencias de Galicia, Cataluña y alguna parte más del territorio español. Yo no trabajo en nada relacionado con la salud, aunque creo que en este momento todos somos sanitarios».

Asegura que se muestra sorprendido por la repercusión que ha tenido su reto en los medios de comunicación. «Estoy realmente sorprendido, acabo de contactar con algunas televisiones; me ha llamado muchísima gente y me cuentan sus retos personales. Yo no lo hice pensando en esta repercusión, soy una persona que hago las cosas para mí. He temido muchos likes, aunque no era el fin de lo que hice. Me han hecho muchas entrevistas, ya que hice pruebas de ultrafondo, fui uno de los primeros gallegos en hacer un ultraman, el primer español que hizo un ultraman en territorio español y único que tiene cinco ironmán en cinco días. Ya tengo una gran experiencia y por eso me enfrento a este tipo de retos, fuertes, muy duros, y que para hacerlos tienen que tener el coco muy bien amueblado. Como yo digo, ser un loco muy cuerdo».

Destaca que su próxima meta será hacer los 112 kilómetros el teléfono de emergencias. «Tengo que pensar cómo lo haré, no puede ser en el salón de mi casa. He planteado a distintas cadenas de televisión ir allí, a sus platos y desde por la mañana hasta que acabe hacer los 112 kilómetros. Yo estoy abierto, cuando se pase la pandemia, a realizar esta prueba. Tan dispuesto como a desplazarme hasta A Coruña y correr los 112 kilómetros en las instalaciones de La Voz de Galicia. Tan solo necesito un sitio amplio, ya que correr esa distancia de un tirón ya no es una broma».