Fue el clásico partido que tiene dos partes claramente diferenciadas. La primera, en la que Noruega se equivocó planteando un partido muy defensivo, cediéndole dos tercios o tres cuartos de campo a España. Ahí, la selección de Luis de la Fuente se encontró muy cómoda, pero le faltó brillantez. No tuvo desequilibrio. Y así fue que, tanto Iago Aspas como Morata, pasaron inadvertidos. El gallego está acostumbrado a ser más protagonista en su equipo, incluso a dar asistencias, pero ayer se encontró con que ni recibió.
En la segunda parte, Noruega se dio cuenta del error y adelantó sus líneas. Planteó un partido un poco ya queriendo el balón. Todo lo contrario que en el primer tiempo. E intentó dominar a España, con lo que el duelo fue más igualado, aunque, la calidad de los jugadores españoles se hizo notar decantando el partido para nuestro lado.
Creo que los cambios efectuados por Luis de la Fuente fueron decisivos. Y ahí está la aportación de otro gallego, Joselu, que este sí fue protagonista. El delantero del Espanyol hizo lo justo. Lo que tenía que hacer. Tocó dos balones y los dos fueron para dentro, que es de lo que se trata, firmando así en pocos minutos una gran noche.
Tras lo visto en esta ocasión, observo una España que quiere jugar a lo mismo que el Barcelona, pero que todavía está lejos de que sus jugadores tengan ese desequilibrio que hace grandes a los equipos.