El BCE convierte al Popular en su laboratorio de pruebas

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

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VALDA KALNINA | EFE

Pasa por la guillotina a la entidad española pero salva de pérdidas a los accionistas del Monte dei Paschi

09 jun 2017 . Actualizado a las 13:02 h.

«La decisión fue justificada», defendió ayer el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, al valorar la liquidación del Popular. Las dudas persisten. ¿Por qué la entidad española, y no el Monte dei Paschi italiano, ha sido la primera en pasar por la guillotina del Mecanismo Único de Resolución (MUR)? La decisión la tomó en última instancia el Banco Central Europeo (BCE), que en la noche del martes lo declaró inviable, abriendo camino a las quitas sobre grandes y pequeños accionistas y su posterior venta al Santander para evitar inyectar dinero del contribuyente. La Junta Única de Resolución explica la maniobra amparándose en tres criterios: la entidad estaba quebrada, no había expectativas de poder evitar su caída en un tiempo razonable y la liquidación se hacía necesaria por «interés público». Todo ello a pesar de ser el sexto banco español, un tamaño asumible para una economía en relanzamiento.

Todo indica que fue un primer experimento para echar a rodar el nuevo mecanismo. Lo contrario del caso italiano. El Monte dei Paschi, el banco más antiguo de Italia y tercero en cuanto a tamaño, supone un quebradero de cabeza para las autoridades del país alpino, que llevan meses moviendo los hilos en Bruselas y Fráncfort para que les permitan dopar con ayudas públicas a la entidad sin necesidad de liquidarla e imponer pérdidas entre sus accionistas y preferentistas. Para ello, el Gobierno de Gentiloni ha echado mano de la recapitalización preventiva, un atajo incorporado a última hora en el mecanismo de resolución bancaria que permite accionar la palanca de la inyección de fondos públicos si se demuestra que la entidad es solvente a largo plazo en un escenario de estrés. Falta el visto bueno del BCE, pero la comisaria de Competencia, Margarethe Vestager, ya ha dado su bendición a la operación.

El BCE trata de justificar el doble rasero aludiendo al significativo deterioro de la situación de liquidez del Popular, que consumió todos los recursos de emergencia y se quedó seco el martes a las tres de la tarde. «No dio tiempo, la situación de liquidez del banco se hizo insostenible y obligó a actuar con rapidez», explicó Elke König, presidenta del MUR. 

Pero nadie en Bruselas o Fráncfort quiere dar detalles sobre la situación en la que se encuentran los bancos italianos. Una falta de transparencia que se suma a la denostada credibilidad del supervisor europeo, al que acusan de ser muy laxo con los test de estrés que aprobaron ambas entidades. Dombrovskis salió ayer al paso: «Fue algo muy rápido y precipitado», justificó. 

España estrena el mecanismo de resolución, convertida de nuevo en laboratorio de pruebas de la UE. Italia opta por la salida que tomaron las autoridades españolas en el 2010 y que condujo al sistema financiero al colapso dos años después.