Pepe Álvarez: «Nos faltó transparencia para que la gente supiera en qué gastábamos»

Mario Beramendi Álvarez
MARIO BERAMENDI REDACCIÓN

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PACO RODRÍGUEZ

El secretario general de UGT defiende la «gestión honesta» de los sindicatos y reclama que se derogue la reforma laboral

09 nov 2017 . Actualizado a las 12:40 h.

Afiliado a la organización desde 1975, Pepe Álvarez, asturiano de nacimiento (Belmonte de Miranda, 1956), lleva la mayor parte de su vida asentado en Cataluña, donde ha estado vinculado al metal. Relevó a Cándido Méndez en la secretaría general de UGT en marzo del 2016.

-¿Por qué ha habido tanta desafección hacia los sindicatos?

-Hubo cosas que no hicimos bien, y encima se magnificaron en un momento en el que la sociedad lo pasaba mal, con extremas dificultades. No fuimos ajenos a eso. A partir de ese reconocimiento estamos ahora en un proceso de recuperación.

-¿Qué es lo que no hicieron bien ustedes?

-Creo que nosotros como sindicato en estos últimos 40 años no hemos sido capaces de ser lo suficientemente transparentes como para que la sociedad supiera de dónde ingresábamos y en qué gastábamos. Es cierto que estábamos trabajando en solucionar problemas, con voluntad, pero no fuimos capaces de trasladar que nuestra gestión era honesta.

-Los casos de corrupción y el asunto de los ERE les hicieron mucho daño...

-En lo que concierne a los ERE, está por ver que nosotros no hayamos tenido un comportamiento honesto. En relación con el resto de los asuntos, hacemos mucha autocrítica. Fíjese si la hacemos que ya no tenemos formación profesional.

-No la tienen porque no hay ayudas públicas como antes...

-Podríamos hacerla igual. El año pasado el Ministerio de Trabajo sacó una convocatoria para formación continua. Y no acudimos. ¿Y por qué? Hay que dar tantas explicaciones que ya ni merece la pena. Hemos hecho una gestión honesta y eficaz. Es imposible que haya corrupción cero en organizaciones con miles de personas trabajando en asuntos sensibles. Ahora, las ideas de tramas organizadas son radicalmente falsas. Por eso digo que hay que apostar por la transparencia.

-Unai Sordo, su homólogo en CC. 00., cree que el sindicalismo falló en otra cosa: dejar de pisar la calle...

-Estoy de acuerdo. Las estructuras del sindicato han trabajado mucho por arriba y no hemos sido capaces de dar el paso hacia abajo. Me refiero a convalidar lo que hacíamos los de arriba con el respaldo de los de abajo. En este sentido, nosotros hemos tomado medidas concretas: por ejemplo, que los convenios colectivos tengan que ser ratificados por los delegados que se presentan por nuestras listas antes de ser firmados. En nuestro congreso hicimos un análisis muy autocrítico de todo esto.

-Con la crisis cayó la afiliación. ¿Han recuperado las cifras?

-Hemos subido el número de cotizantes, pero el de ingresos algo menos. Y esto tiene que ver con que hay tramos por ingresos, y el tramo de menos de mil euros creció por la situación del mercado de trabajo.

-¿Cómo afecta el hecho de que sigamos sin aprobar los Presupuestos para el próximo año?

-Yo no quiero que se aprueben cualesquiera Presupuestos. En la medida en que no los hay, que están prorrogados y que no tenemos unos nuevos ajustados a la realidad económica actual, es evidente que estamos perdiendo posibilidades de hacer una revisión de los recortes que se han producido, que siguen vigentes y que hoy no tienen ningún sentido. A los empleados públicos se les puede subir el sueldo con un decreto: no hace falta aprobar unos Presupuestos. Creo que podríamos encontrar una mayoría en el Parlamento que diera soporte a ese cambio.

-Crece la ocupación, pero cada vez hay más pobreza laboral...

-Hace ya cuatro años dije, y fui de los primeros, que estábamos entrando en una dinámica desconocida: que trabajábamos para seguir siendo pobres. Entonces no se entendió muy bien, y hoy parece que ya se comprende mejor. Los trabajadores de las empresas más grandes, que es donde está la afiliación, están en condiciones más dignas. ¿Como se cambia esto? Lo primero, derogando la reforma laboral, y que se pueda restaurar el poder para negociar. Y lo segundo, que la Inspección [de Trabajo] tenga una dotación y funcione. No puede haber un contrato de cinco horas en el que se trabajan diez y se cobran cuatro. Y hay que cambiar el modelo productivo.

-Eso llevamos ya mucho tiempo escuchándolo, desde hace décadas...

-Estoy de acuerdo. Pero es importante que el país sienta como propia esa necesidad, que se alcance un gran pacto en el Estado, entre todos, para articular medidas de permanencia en el tiempo y que no estén sujetas a los vaivenes del cambio político.

-¿Está en peligro el sistema público de pensiones?

-Bueno, lo primero es que hay que derogar la reforma que impulsó Rajoy: las pensiones tienen que revalorizarse en función del coste de la vida. El coeficiente de sostenibilidad es una fórmula para devaluar la pensión media un 40 %. Y no es necesario hacer esto, porque gastamos poco en pensiones en relación con Francia, Alemania o Italia. El problema es que el sistema recauda poco: es decir, hay que aumentar los ingresos. Este país debería introducir un impuesto dirigido a la Seguridad Social, finalista, dirigido a financiar las pensiones y que grave las nuevas tecnologías.

-¿Cómo ha vivido la jornada de huelga en Cataluña?

-Nosotros no hemos sido convocantes, porque un conflicto de naturaleza política no se solventa con una huelga laboral. Lo de Cataluña solo se resolverá con diálogo, y hace tiempo que tendrían que haber hablado el Gobierno y la Generalitat.