La economía social como alternativa de autoempleo

Elena G. Bandera
Elena G. Bandera REDACCIÓN

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Desempleados y trabajadores en precario aprovechan un curso de emprendizaje solidario de la asociación El Telar para estudiar la viabilidad de iniciativas que, además de darles trabajo, cumplan los principios de este modelo económico

12 nov 2017 . Actualizado a las 19:05 h.

Anteponen a las personas frente al beneficio económico, ponen en práctica valores universales como la equidad, la solidaridad mutua, la justicia o la participación democrática, fomentan la responsabilidad social y el respeto por el medio ambiente y, lo más importante, generan empleo. Estas son algunas de las características de las empresas de economía social y solidaria, que priorizan la satisfacción de las necesidades de las personas por encima del lucro y que ya son una alternativa real al modelo económico imperante. Y más cuando este modelo ha dejado y seguirá dejando a un lado a un buen número de la población en edad de trabajar que, o bien acumula un empleo precario tras otro o ni siquiera eso. 

La economía social constituye nuevas formas de producir, de trabajar y de consumir al servicio de todas las personas que llevan décadas arraigadas en muchos países, entre los que destacan Argentina, Canadá y Brasil como referentes de una alternativa que está dando un nuevo paso adelante en Asturias a través de la asociación de dinamización comunitaria El Telar, radicada en el barrio gijonés de Nuevo Gijón. 

A principios del mes pasado, El Telar puso en marcha un curso sobre economía social y solidaria y emprendizaje para precisamente apoyar proyectos e iniciativas que, además de generar empleo, creen tejido social y económico. «Creemos que es posible generar empleo y economía desde la comunidad y, por ello, impulsamos este espacio formativo en el que están participando personas que ya tienen proyectos muy desarrollados y otras que le están dando vueltas a cómo poner en marcha un iniciativa que les aporte empleo a través de proyectos colectivos o con temática social», explica Roberto Porras, de la asociación El Telar.

Los seis principios de la economía solidaria

La economía solidaria se rige por seis principios. El de equidad, por el que se reconoce a todas las personas como iguales en derechos y posibilidades. El de trabajo, como elemento clave en la calidad de vida de las personas, de la comunidad y de las relaciones económicas que es más que una ocupación por el hecho de que se plantea como herramienta de desarrollo de las capacidades de las personas, produciendo bienes y servicios que satisfagan las necesidades reales. El de sostenibilidad ambiental, por el que se considera que toda actividad productiva y económica está relacionada con la naturaleza y debe respetarla, reduciendo para ello la huella ecológica de manera permanente y promoviendo una ética de suficiencia y austeridad.

El cuarto es el principio de cooperación, en lugar de la competencia, construyendo un modelo de sociedad basado en relaciones comerciales justas, en la confianza, en la transparencia o en el respeto mutuo. Un quinto principio es el de un modelo económico sin fines lucrativos, puesto que el objetivo último es el desarrollo colectivo e individual de las personas. El balance de resultados, por lo tanto, es mucho más amplio que el mero beneficio económico y busca el interés general, destinándose los posibles beneficios a la mejora o la ampliación del proyecto en sí o de otras iniciativas solidarias. Y, por último, el principio de compromiso con el entorno, a través de la participación en el desarrollo sostenible y comunitario del territorio y el entorno social en el que se desarrollan las actividades, implicándose en redes y cooperando con otras organizaciones cercanas.

Siete ideas innovadoras

Hasta el momento, los participantes en el curso han puesto sobre la mesa siete ideas innovadoras desde el punto de vista de la economía social para crear una red de servicios de apoyo a las personas mayores para impedir que tengan que alojarse en una residencia y puedan permanecer en su entorno, una cooperativa de materiales de bioconstrucción, un proyecto de mediación social, una empresa dedicada al juego creativo con materiales de madera reciclados, otra relacionada con los servicios sociales, educativos y culturales para generar empleo comunitario, un proyecto más para tejer una red cultural en un barrio y un espacio artístico centrado en la interpretación de la imagen. 

Esta última idea es la que tiene en mente, por ejemplo, Carlos Damián Vega, desempleado de larga duración que siempre estuvo ligado al mundo de la fotografía y que, recientemente, había estado vinculado al sector del transporte. «Siempre he estado en diferentes actividades económicas pero a la manera tradicional», explica, indicando que se animó a participar en este curso a raíz de su asistencia a una asamblea abierta de la cooperativa de servicios financieros Coop 57. «Hace veinte años tuve una iniciativa empresarial relacionada con la imagen y siempre he estado vinculado a estos espacios. El curso me está sirviendo como aprendizaje social», añade.

Qué es el emprendizaje social

La formación que ofrece El Telar, que culminará a finales de este mes, se ha dividido en tres módulos. «En el primero, se profundiza en los principios de la economía social y solidaria, qué es y qué no es, para diferenciarla del autoempleo que venden las administraciones y los bancos. En el segundo, se le da forma a la idea para que sea una iniciativa real de economía solidaria y, en el tercero, se explica cómo usar las redes sociales para ponerla en valor», indica Porras. 

Por ejemplo, el emprendizaje social se distingue del emprendimiento tradicional en que las iniciativas que se ponen en marcha son colectivas y esto quiere decir que «el protagonismo está en las personas que las impulsan y no en intermediarios, que está en la economía real y no en las start-up». Porras añade, además, que este emprendizaje «pretende cubrir necesidades generando sostenibilidad económica, social y medioambiental sin buscar el crecimiento mientras que el emprendimiento busca el mayor beneficio posible tanto económico como social. Son iniciativas que priorizan aspectos como el fomento de la autonomía y la igualdad, la participación y la actividad cooperativa, escalas salariales justas y proporcionales, la transparencia…» 

Representantes de la cooperativa Amanar de Zaragoza, que se dedica precisamente al acompañamiento, la mentorización y el asesoramiento de entidades y proyectos de la economía social y solidaria, también han participado en la impartición del material de este curso, a cuyo término se presentarán las iniciativas «hasta donde lleguemos. Algunas ya tienen el pistoletazo de salida en enero, otros están planteándose cambiar sur forma jurídica y algunos no se podrán constituir de momento porque también se están replanteando», explica Porras, que recuerda que ésta es la primera vez que se realiza algo similar en Asturias y que esta formación en economía solidaria se enmarca dentro del proyecto Construyendo barrio, «en el que reflexionamos sobre el empleo y los proyectos comunitarios».