La bolsa, con el miedo en el cuerpo

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

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RALPH ORLOWSKI

La oleada de ventas que recorrió el lunes Wall Street barrió este martes tanto los mercados asiáticos como los europeos

07 feb 2018 . Actualizado a las 08:08 h.

No hace ni dos semanas que Trump presumía en Davos de lo mucho que había subido Wall Street desde que él se sienta en el despacho oval. Ufano, recordó a los asistentes al Foro Económico Mundial que en Wall Street se sucedían los récords. Y que, desde su llegada, el mercado había incrementado su valor en casi un 50 %. No era del todo cierto. Lo primero sí. Es más, ese mismo día el Standard & Poor’s, uno de los principales indicadores estadounidenses, añadía otro a la lista. Lo segundo, ya no tanto. Conocida es la afición de Trump a engordar las cifras que le vienen bien. Y esta vez no iba a ser menos. La subida acumulada por el S&P desde su llegada a la presidencia era en esos momentos del 34 %, no del 50 % del que él alardeó.

Pues bien, ahora las tornas han cambiado. Hacía ya algunos días que los índices estadounidenses andaban perdiendo fuelle. El viernes de la semana pasada, el Dow Jones, la estrella de Wall Street, retrocedía casi un 3 %. Y este lunes la caída se agravó. Tanto que registró el mayor descenso de su historia en puntos (1.175 de una vez), que no en porcentaje (bajó un 4,6 %). Eso sí, fue la peor sesión desde el 2011, cuando crisis de deuda de la eurozona estaba en pleno apogeo.

¿Qué ha pasado? ¿Hay que preocuparse? Coinciden la mayoría de los analistas en que se trata de una corrección (palabra que se emplea en la jerga financiera para referirse a aquello de que «todo lo que sube acaba bajando»). Y que habrá que ver ahora qué profundidad alcanza. Tras una época de vacas gordas (un ciclo alcista, que lo llaman los expertos), la llegada de las flacas suele traer aparejadas caídas superiores al 10 %, recuerdan desde Goldman Sachs, los primeros, hace algunos días ya, en vaticinar que la corrección era «inevitable».

Temor a la inflación

La excusa: el temor a que la inflación se dispare al otro lado del Atlántico y que el recién estrenado presidente de la Reserva Federal estadounidense tenga que subir los tipos de interés más rápido de lo esperado. Malo para la bolsa. Bueno para los bonos, que ya están ganando terreno.

¿Y por qué ese miedo ahora? El pasado viernes salieron a la luz datos sobre la subida de los salarios en Estados Unidos. Y están creciendo más de lo previsto, lo que a muchos los lleva a pensar en una inflación mayor y tipos más altos para atajarla. Eso encarecería la financiación de las empresas y dificultaría el pago de sus deudas. Por no hablar de que si el precio del dinero sube demasiado rápido -es decir, si la Reserva Federal yerra el tiro- puede acabar provocando otra recesión. Palabras mayores.

Con todo, los analistas quitan hierro al asunto y dicen que no hay motivo para la alarma. Incluso que es buen momento para entrar en el mercado aprovechando la caída de los precios. Que se trata de un movimento «necesario y saludable» para purgar una subida tan vertical como la que se ha vivido en este inicio de año, el mejor en 30 años.

Pero ayer los inversores andaban con el miedo en el cuerpo. El pequeño terremoto que sufrió el lunes el parqué estadounidense tuvo su réplica en las bolsas asiáticas y ni que decir tiene que también barrió las europeas. Todas bailaron al son de Wall Street.

En mínimos de 11 meses

En el caso del Ibex, el día dejó una caída del 2,53 %, la mayor en cuatro meses. Pudo ser peor. Las leves caídas con que Wall Street comenzó el día suavizaron las pérdidas a este lado del charco.

Hoy el principal indicador de la Bolsa española parte de los 9.810 puntos, el nivel más bajo en casi un año, desde marzo del 2017. En las cuatro últimas sesiones, se ha dejado más de un 6 %.