La leche y sus derivados deberán (por fin) indicar en la etiqueta el lugar de origen

Mario Beramendi Álvarez
Mario Beramendi REDACCIÓN

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MARCOS MÍGUEZ

El decreto se aprobará esta semana y da así cumplimiento a un pilar del acuerdo lácteo que se firmó hace ahora tres años

19 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Han tenido que transcurrir tres años para que uno de los grandes pilares del acuerdo lácteo, firmado en septiembre del 2015 para atajar una grave crisis del sector vea por fin la luz. Salvo sorpresas, el Gobierno central aprobará esta semana el decreto que obliga a etiquetar el origen de los productos lácteos. En un país en el que se producen 7 millones de toneladas anuales y se consumen 9,2, esta era una de las grandes demandas de los ganaderos: que los consumidores valorizasen el producto propio en el lineal de venta, que las grandes industrias importasen menos y que, en definitiva, todo esto repercutiera en el primer eslabón de la cadena de valor, de forma que mejorasen los precios en origen.

Para Asturias, una de las grandes productoras de leche del Estado, el decreto es de suma importancia ya que durante años ha estado entrando leche de Francia y Portugal a bajo precio.

El retraso en este decreto se explica, en gran medida, por las tensiones entre los ministerios de Agricultura y Economía. El pasado mes de mayo, con el PP en la Moncloa, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) hizo público un informe en el que reconocía que el etiquetado era útil para el consumidor, pero que podría constituir una restricción a la libre circulación de mercancías.

Discrepancias

En la industria nunca ha habido una posición homogénea sobre la identificación del origen de la leche. Mientras las firmas que se abastecen mayoritariamente de materia prima en España no ponían mayores objeciones, las grandes importadoras eran mucho más reacias y se alineaban con la tesis de la CNMC. Un criterio que ahora ha decidido desoír el departamento que dirige Luís Planas. El etiquetado al que obligará el decreto afecta a la leche líquida, pero también a otros productos como quesos y requesones, nata, mantequilla y yogures.

La información deberá indicar dónde fue ordeñada la vaca y dónde fue transformado el producto. Los productores consideran que la entrada en vigor de la normativa debería ir acompañada de una campaña de sensibilización entre los consumidores, un modelo que ya han seguido con éxito otros países de tradición productora como Francia.