Obama alaba las reformas del Gobierno y advierte contra el peligro del populismo

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

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MARCELO DEL POZO | Reuters

Aboga por un Ejecutivo «estable» en Madrid y Rajoy le promete hacer lo posible para lograrlo

11 jul 2016 . Actualizado a las 07:25 h.

«Si la globalización no es equitativa, y solo beneficia a las élites y crece la desigualdad, vamos a ver un avance del populismo que va a dividir a la sociedad y puede ir en aumento». Poco antes de regresar a su país tras su abreviada visita a España, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, dejó este recado en presencia del presidente del Gobierno español en funciones, Mariano Rajoy. Obama sabe de lo que habla porque, sin llegar a mencionar al candidato republicano, Donald Trump, admitió que existen «conexiones entre el impulso y las voces populistas en Estados Unidos y lo que está pasando en Europa». Se refería no solo al auge de todo tipo de populismos en los países europeos, sino también a las consecuencias de la salida de Reino Unido de la Unión Europea. Frente a ello, recomendó que la defensa del libre comercio vaya acompañada de políticas que luchen contra la desigualdad y propicien también salarios justos y sistemas de bienestar social.

«Aliado muy importante»

Obama se deshizo en elogios a España, especialmente a los esfuerzos económicos realizados para salir de la recesión y volver a la senda del crecimiento. Se felicitó por ello de los «progresos económicos» de un país que consideró como un «aliado muy importante» de Estados Unidos. «Quiero felicitar al Gobierno de España por el progreso de la economía en los últimos años. Ha sido un camino difícil de recorrer, y muchos cambios están dando resultados», señaló. Precisó no obstante la necesidad de «seguir mejorando», especialmente en lo que afecta al desempleo juvenil. Destacó también Obama el «liderazgo de España» en diferentes misiones de la OTAN, alabó su contribución «crítica» en la lucha contra el terrorismo del Estado Islámico y elogió la «constructiva» actitud que, a su juicio, mantiene Rajoy ante las negociaciones que deben abrirse con el Reino Unido en el seno de la Unión Europea.

El líder estadounidense evitó inmiscuirse en asuntos internos de la política española, pero, consciente también de la relevancia de su visita en pleno proceso de formación de Ejecutivo, consideró importante que España disponga de un Gobierno «estable y que funcione bien». Sin embargo, aseguró que los lazos entre Estados Unidos y España «son de fondo» y por ello la relación entre los dos países «no dependerá del partido que esté en el poder, ni en España ni en Estados Unidos».

Consenso en política exterior

Rajoy aseguró también que «sea cual sea el resultado electoral, España será un socio fiable y serio» de Estados Unidos y subrayó que la política exterior y de defensa, especialmente el vínculo con Washington, han sido tradicionalmente en España «fruto del acuerdo de los dos grandes partidos, con alguna discrepancia puntual», en referencia a la guerra de Irak apoyada por Aznar y la posterior retirada de tropas decretada por Zapatero.

Rajoy aprovechó la comparecencia conjunta con Obama para reforzar su tesis sobre la necesidad de que todos los partidos españoles se comporten con responsabilidad y faciliten cuanto antes la formación de Gobierno y eviten la celebración de unas terceras elecciones. Dijo estar «absolutamente convencido» de que «todo el mundo actuará con responsabilidad y España tendrá un Gobierno pronto». Él, por su parte, se comprometió ante Obama a hacer «todos los esfuerzos necesarios para formar un Gobierno a la mayor celeridad».

«Broma de muy mal gusto»

«Que se volvieran a repetir las elecciones sería una broma de muy mal gusto que afectaría a la economía», señaló, porque «ya ha transcurrido demasiado tiempo con un Gobierno en funciones» y «no se puede jugar con fuego». No adelantó nada sobre los plazos que prevé para la investidura ni sobre su calendario de negociación con el resto de fuerzas políticas. En cuanto a la fórmula con la que espera lograr un pacto para gobernar, sí precisó que se basará en «un acuerdo con respecto al techo de gasto y un gran consenso sobre política europea ante el brexit y la crisis de los refugiados». Eso, al margen de sus tradicionales cinco preocupaciones principales, que son el empleo, el mantenimiento del estado de bienestar, la lucha contra el terrorismo, la defensa de la unidad de España y política exterior y de defensa».

Solo diez minutos para Sánchez, Iglesias y Rivera

Obama desairó a los tres principales líderes de la oposición, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera, a los que despachó en los diez minutos que dedicó a entrevistarse con ellos por separado. Aunque en un principio estaba previsto que ese fuera el tiempo que dedicara a cada uno de ellos, finalmente los tres tuvieron que conformarse con diez minutos para todos, dado el retraso de una hora con el que Obama llegó a la base militar de Torrejón. El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, el primero en ser recibido, trasladó al presidente estadounidense el «compromiso» de su partido con la alianza entre España y Estados Unidos contra el terrorismo y en el marco de la OTAN. El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, cumplió su tradición y regaló a Obama un libro sobre los voluntarios estadounidenses de la Brigada Lincoln que participaron en la Guerra Civil española para «luchar contra el fascismo», según dejó escrito en la dedicatoria Iglesias, que transmitió a su interlocutor su afinidad con el senador demócrata Bernie Sanders, rival de Hillary Clinton en las primarias del Partido Demócrata. El líder del PSOE, Pedro Sánchez, mantuvo con Obama un encuentro que él mismo calificó de «cordial» y en el que, según explicó, hablaron de baloncesto, afición que comparten, además de sobre el brexit y la situación política española. Después, el ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, despidió al presidente estadounidense al pie de la escalerilla del avión.