El Grupo Mixto del Senado, dividido por el papel que debe tener Barberá

Manuel Costoya
M. C. cereijo REDACCIÓN / LA VOZ

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BENITO ORDOÑEZ

La mayoría de los grupos no quieren que ejerza de portavoz, ni que cobre complementos

26 sep 2016 . Actualizado a las 07:16 h.

Diez partidos de ideología muy heterogénea componen el grupo mixto del Senado, que cuenta con una nueva inquilina; la exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá. La decisión de la veterana política de abandonar el PP, pero conservar su acta en la Cámara alta, ha dividido a los senadores que, de muy diferente signo político, están llamados a convivir dentro de este grupo sobre las funciones que debe o no asumir su ahora nueva compañera.

Aunque la mayoría coincide en que tendría que haber renunciado al acta de senadora, algunas formaciones creen que ha de sumarse al grupo en igualdad de condiciones, mientras otras, especialmente Compromís y el Partido Demócrata Catalán (PDC), se niegan en rotundo. Ni valencianos ni catalanes quieren que les represente bajo ningún concepto, lo que podría ocurrir si el funcionamiento del Mixto se rige por las mismas normas que ha tenido hasta ahora y que fueron ratificadas al principio de la legislatura. De acuerdo con esos principios, Barberá debe ser portavoz del Grupo Mixto durante un mes por turno, lo que le tocaría como muy pronto en mayo del próximo año, y de al menos una comisión parlamentaria.

Mañana, los 17 integrantes del grupo mixto están convocados a una reunión en el Senado. Como telón de fondo están las atribuciones y las remuneraciones que van a percibir. Barberá, como miembro del grupo Mixto sumaría al sueldo bruto de senadora -2.813,91 euros- un complemento de 1.046,47 euros por ser portavoz de comisión y un extra de 2.253,85 euros el mes que le tocase ser portavoz del grupo. Responsabilidades y asignaciones que no están dispuestos a permitir Compromís y la antigua Convergencia. «No se puede aceptar que esté en las mimas condiciones que el resto de senadores», ha dicho a Efe el portavoz de PDC, Josep Lluis Cleries, que critica al PP por «desentenderse» del problema y tratar de que «se lo coman otros». 

Fijar posiciones

El resto de formaciones del Mixto esperan a que se celebre la reunión para fijar posiciones. Entre ellas, UPN, cuyo portavoz, Francisco Javier Yangüas, recuerda, no obstante, la oposición de su partido tanto a que Barberá siga en el Senado como al mantenimiento de la figura del aforado. Ciudadanos considera, sin embargo, que la exsenadora popular debe estar en el grupo en igualdad de condiciones en tanto que el Tribunal Supremo solicite el suplicatorio al Senado para poderla investigar por un supuesto delito de blanqueo de capitales.

«Hay unas normas de funcionamiento y tiene que haber un respeto mínimo a esas normas», detalló el senador de EH Bildu, Iñaki Goioaga, que ha vuelto a cobrar protagonismo con el caso de Barberá por estar procesado por el Supremo por integración en la organización terrorista ETA. En su opinión, «si alguien quiere modificarlas, lo que hasta la fecha no ha planteado nadie dentro del grupo, tendrá que explicar por qué».

Lo que no se discute en el Senado es la ubicación de Barberá en el hemiciclo propuesta por la secretaría general del Senado. La exalcaldesa ocupará el escaño número 300, en la última fila del bloque central, muy próxima a sus antiguos compañeros del PP y alejada del resto de miembros del Mixto, que están en el bloque de la izquierda. Tampoco se pone pegas al despacho concedido junto a los senadores del PSOE en la tercera planta, una más abajo de sus nuevos compañeros de grupo. «Una solución salomónica», resume el portavoz de PDC. 

El caso Soria vuelve al Congreso

La polémica designación del exministro José Manuel Soria para el Banco Mundial regresa mañana al Congreso, esta vez en forma de pleno al que no asistirá el ministro de Economía, Luis de Guindos. El Gobierno notificó por escrito a la Cámara baja la ausencia del titular de Economía con el mismo argumento que utilizó la pasada legislatura para evitar comparecer: que un ministro en funciones no puede someterse al control parlamentario de una Cámara que no le ha dado su confianza. La actitud del PP fue censurada por todos los partidos, que ya anunciaron que visualizarán su queja en el pleno.