Felipe VI alerta del desencanto hacia la política y reclama regeneración

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente MADRID / LA VOZ

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El monarca pide impulsar la cohesión social y fortalecer el Estado de bienestar

18 nov 2016 . Actualizado a las 08:43 h.

No fue un discurso meramente protocolario sino de gran contenido político. El rey reclamó ayer diálogo y generosidad a las fuerzas políticas, alertó del malestar y el desencanto que provocaron en los ciudadanos la repetición de las elecciones por la falta de acuerdo de los partidos, abogó por la regeneración de la vida pública, pidió reforzar la cohesión social y el Estado de bienestar y defendió «seguir edificando un futuro compartido» frente al independentismo. Esas fueron las líneas centrales de su intervención en el acto solemne de apertura de la XII legislatura, en el que estuvo acompañado por la reina Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía.

En su primer discurso en el Parlamento como jefe de Estado, repasó los principales retos y problemas que afronta la sociedad española en la nueva etapa política. El monarca lanzó un claro mensaje a los representantes de la soberanía nacional al señalar que la convocatoria de nuevas elecciones y la posibilidad de que se repitieran por falta de acuerdo de los partidos «generaron ciertamente inquietud y malestar en nuestra sociedad, desencanto y distanciamiento de nuestra vida política en muchos ciudadanos, y preocupación en nuestros socios y aliados». Para acto seguido señalar que la crisis de gobernabilidad se resolvió «con diálogo, con responsabilidad y también con generosidad». Una alusión que se puede interpretar como un reconocimiento al PSOE, cuya abstención en la investidura facilitó la presidencia del Gobierno a Mariano Rajoy, y también a Ciudadanos. Felipe VI aseguró que el pluralismo político que se refleja en la Cámara requiere un «diálogo permanente», generosidad, responsabilidad y la voluntad y la capacidad de llegar a acuerdos. En ese sentido, afirmó que el pueblo español «nos pide que dignifiquemos la vida pública y prestigiemos las instituciones».

Fortalecer el Estado de bienestar

No eludió tampoco la difícil situación de los damnificados por la crisis. Reclamó «impulsar la cohesión social» y «fortalecer nuestro Estado de bienestar» para que sientan la solidaridad de la nación. Pero también asumió el discurso gubernamental al asegurar que «el ritmo constante de recuperación de nuestra economía, su crecimiento y la generación de puestos de trabajo constituyen una realidad cierta y positiva que nos permite albergar fundados motivos en la superación de los desequilibrios generados por la crisis».

Dedicó espacio a uno de los problemas que más indignan a los españoles, la corrupción, que «debe seguir siendo combatida con firmeza y tiene que llegar a ser un triste recuerdo de una lacra que hemos de vencer y superar». El monarca pidió la regeneración de la vida pública para recuperar la confianza de los ciudadanos.

También abordó el desafío independentista, sin citar a Cataluña, que señaló se debe abordar con voluntad de diálogo, pero siempre con respeto a la ley y observancia de las decisiones de los tribunales como «garantía esencial de la democracia». Unas palabras pronunciadas en un momento en el que están encausados cinco altos cargos independentistas, entre ellos el expresidente Artur Mas. Y advirtió que «España no puede negarse a sí misma tal y como es» ni «renunciar al patrimonio común construido por todos y desde el que debemos seguir edificando un futuro compartido».

Previamente, intervino la presidenta del Congreso, Ana Pastor, que reivindicó el Parlamento como «principal foro de debate político» en el que se expresen las distintas opiniones desde «el debido respeto». Además, hizo una defensa cerrada de la Constitución como garante de la convivencia, que se fundamenta «en la indisoluble unidad de la nación», orgullosa «de su diversidad, de sus culturas, tradiciones y lenguas». La presidenta rindió tributo a las víctimas del terrorismo y agradecer el trabajo de las fuerzas de seguridad que ha logrado «vencer» a ETA, lo que motivó el aplauso de gran parte del hemiciclo.

Discurso redactado en Zarzuela y visto bueno de Moncloa

El discurso del rey fue redactado en la Zarzuela y recibió el visto bueno de Moncloa. Solo dos intervenciones del rey están exentas de ese filtro, la de Nochebuena y la de la entrega de los premios Princesa de Asturias. Felipe VI estuvo acompañado por la reina Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía, que participaron en su primer acto político. La heredera, de 11 años, tiene la misma edad que su padre cuando asistió, en 1979, a la también primera apertura de legislatura presidida por su padre, Juan Carlos I.

PP, PSOE y C's alaban el discurso y los de Iglesias critican que bendiga el pacto que invistió a Rajoy

PP, PSOE y Ciudadanos alabaron de forma unánime la intervención de Felipe VI, mientras Podemos lo consideró desfasado y mostró su rostro más beligerante con el monarca con gestos y declaraciones. El portavoz del Grupo Popular, Rafael Hernando, calificó su discurso de «enormemente constructivo y positivo» por poner el acento en el diálogo para intentar buscar «los logros comunes» dirigidos a conseguir el bienestar del conjunto de los españoles. Desde Ciudadanos, su portavoz en el Congreso, Juan Carlos Girauta, señaló que el discurso estaba «lleno de sentido de Estado». «Ha dado las razones por las cuales tenemos muchos motivos para la esperanza, para tener fe en el futuro», señaló.

La presidenta de Andalucía, Susana Díaz, ensalzó la «apelación al diálogo» del rey con el objetivo de «solucionar los problemas de los ciudadanos». El diputado del PSOE Eduardo Madina destacó su apelación al diálogo y el entendimiento, porque el país lo va a «necesitar en estos cuatro años» en los que el Congreso «no tiene ya una mayoría absoluta en manos de nadie».

Iglesias: un tiempo que ya pasó

Podemos se desmarcó de las alabanzas generales. Su secretario general, Pablo Iglesias, vio en el discurso «un tiempo que ya pasó», porque no se refirió ni a la «plurinacionalidad» de España ni a los «derechos sociales». Pero añadió que su intervención le había parecido mejor que la de Ana Pastor, porque «al menos no se ha olvidado de las víctimas de la crisis». Antes de que hablara el rey, dijo que sus parlamentarios tienen más legitimidad que él porque ha sido elegido por la gente y no están en las Cortes «por ser hijos de nadie ni por tener sangre azul». El portavoz de Unidos Podemos, Íñigo Errejón, afeó a Felipe VI que hiciera una «bendición del acuerdo de Gobierno que ha llevado a Rajoy a la Moncloa». «Ese acuerdo de Gobierno es legal, pero nos parece que el jefe del Estado debería estar por encima de las decisiones de los partidos políticos, rol que le reconoce la Constitución, y no debería bendecir el acuerdo que ha llevado a Rajoy a la Moncloa», sostuvo.

El portavoz del PDEcat, Francesc Homs, dijo que coincidía con el monarca en la defensa de la ley y el diálogo, pero que también le gustaría que se resaltase la democracia y, en consecuencia, que se respete aquello que estén dispuestos a votar los ciudadanos, en referencia al referendo en Cataluña.