Rajoy insta a Puigdemont a librarse de la CUP para avanzar en el diálogo con el Ejecutivo

G. B. MADRID / LA VOZ

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Fernando Alvarado | EFE

«Huyan de quienes quieren acabar con todo, de los extremistas, de quienes desean y están buscando con todas las fuerzas de que son capaces el enfrentamiento», le recomendó el presidente del Gobierno

14 dic 2016 . Actualizado a las 07:41 h.

La nueva política de gestos del Gobierno hacia los independentistas catalanes en busca de la negociación política va a acompañada de un intento de romper los vínculos de Junts pel Sí con los antisistema de la CUP, cuyos votos resultan imprescindibles para la estabilidad del Gobierno de Carles Puigdemont. El jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, aconsejó ayer directamente al presidente catalán que prescinda de la CUP como aliado, porque, según dijo, con esa compañía «no va a parte alguna». La evidente dependencia de Puigdemont de un partido antisistema dificulta enormemente las posibilidades de acercamiento entre los Gobiernos español y catalán. «Huyan de quienes quieren acabar con todo, de los extremistas, de quienes desean y están buscando con todas las fuerzas de que son capaces el enfrentamiento», le recomendó Rajoy a Puigdemont. 

Pese a los esfuerzos del Gobierno por reconducir la relación con los partidos soberanistas, el debate de ayer en el Senado puso de manifiesto las dificultades con las que se va a encontrar el Gobierno para poner en marcha esa estrategia. El portavoz del PDECat en la Cámara alta, Josep Lluís Cleries, hizo oídos sordos a la larga lista de cuestiones que puso Rajoy encima de la mesa y sobre las que, según dijo, sería posible entenderse. Entre ellas incluyó la sanidad, la educación, la lucha contra la violencia de género, la batalla contra el fraude fiscal, el futuro de las pensiones, el déficit, el techo de gasto, la conferencia de presidentes o la financiación autonómica

El PDECat hace oídos sordos

La respuesta de su interlocutor fue la de siempre: de lo que quiere hablar el Gobierno catalán es del referendo independentista que la Generalitat está dispuesta a celebrar a toda costa el próximo mes de septiembre, con la autorización del Gobierno central o sin ella. Si ahí no hay acuerdo, según Cleries, el diálogo que ofrece el Gobierno será «una operación cosmética», porque «sin contenido es un monólogo que no conduce a nada». Rajoy respondió que los problemas de los catalanes «son otros» y advirtió de que la independencia de Cataluña no pueden decidirla dos presidentes porque «el que debe decidir» sobre esa cuestión «es el conjunto del pueblo español».

Las intenciones de Rajoy chocan, sin embargo, de plano con los planes de la CUP, que, lejos de intentar un acercamiento, presiona cada vez más a Puigdemont para que acelere hacia la independencia, bajo amenaza de no apoyar sus Presupuestos. Esa tensión con el Gobierno catalán se puso en evidencia una vez más cuando el partido antisistema exigió al presidente catalán que destituya al consejero de Interior, Jordi Jané, por ordenar a los Mossos d’Esquadra la detención de cinco de sus militantes que habían sido citados a declarar en la Audiencia Nacional por haber quemado retratos del rey y que desobedecieron la llamada del juez. Algo que Puigdemont rechazó de plano al defender con entusiasmo a su consejero.