El debate evidencia el abismo entre Susana Díaz y Pedro Sánchez y la división del PSOE

T. Novoa REDACCIÓN / LA VOZ

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El exlíder reprocha a su adversaria la abstención en la investidura de Rajoy y ella lo culpa del desastre electoral por sus bandazos

16 may 2017 . Actualizado a las 08:44 h.

El único debate en la campaña de las primarias socialista comenzó ocho minutos más tarde del horario previsto. Una metáfora del retraso que arrastran los socialistas en resolver sus problemas internos. Y si algo puso en evidencia la contienda entre los tres candidatos fue que el abismo personal y político que separa a Susana Díaz y Pedro Sánchez parece imposible de cerrar y amenaza con ahondar la fractura interna que arrastra el PSOE desde hace años. Porque no hubo debate. No hubo contraste de ideas ni de propuestas. La hora y media de enfrentamiento entre los tres candidatos fue en realidad una sucesión de pullas y un continuo cruce de acusaciones entre Susana Díaz y Pedro Sánchez, que llegaron a tildar de mentiroso al adversario en más de una ocasión. En ese combate de boxeo, Patxi López intentó una y otra vez marcar distancias con ambos púgiles y trató de llevar el debate hacia el futuro del partido. Sin mucho éxito, porque a cada intento sucedía un nuevo ataque, ya fuera de Díaz a Sánchez o viceversa, según a quien le correspondiera el siguiente turno de palabra.

La abstención

Bombardeo de reproches. Como era de esperar, prácticamente todo el debate giró en torno a la decisión de la gestora del PSOE de abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy. Para Pedro Sánchez, «fue el peor de los errores cometidos en los últimos años» por el partido. Y culpó de ello tanto a la gestora como a la propia Susana Díaz. La andaluza le respondió que «la decisión de la abstención fue difícil y dolorosa», pero hizo recaer la responsabilidad sobre el propio Pedro Sánchez, ya que se llegó a esa situación, dijo, porque el partido había sufrido «el mayor desastre electoral» y con 85 diputados nada se podía hacer. Patxi López sí asumió la tesis de que abstenerse fue un error, lo que permitió que Rajoy no hiciera sus deberes, ya que, como se ha demostrado en el debate de Presupuestos, podía haber explorado una mayoría alternativa y no lo hizo. «No obstante, ese debate no nos lleva a ninguna parte; no pienso dedicar ni un minuto a lo pasado», añadió López.

Pactos

Izquierda útil. «Mi objetivo es ganar al PP, no pactar con Podemos». La frase es de Patxi López. «Hago mío lo que acaba de decir Patxi», apuntilló a continuación Susana Díaz. Y es que si Sánchez fue monotemático con las referencias a la abstención, las respuestas de la candidata andaluza fueron sistemáticamente que la culpa era del ex secretario general por haber llevado al PSOE a sus peores resultados electorales. Y la amenaza era de empeorarlos aún más en el caso de que hubiera habido unas terceras elecciones. Y si Sánchez había afeado a Díaz que es la candidata preferida por los votantes del PP, la andaluza le devolvió el golpe con el argumento de que el partido de Rajoy «es infame, pero no tonto», y por eso prefiere un candidato como Sánchez, al que derrota sistemáticamente en las elecciones. Por eso, ella apuesta por una izquierda útil, que es la que gana elecciones y soluciona los problemas de la gente. Y se puso a sí misma de ejemplo. En su línea intermedia, Patxi López señaló que solo hay «dos alternativas, porque no se trata de poner el izquierdómetro, sino de ser de izquierdas; no se trata de querer ser un partido ganador, sino de ver cómo lo conseguimos».

Las causas

Entre deslealtades y bandazos. La discusión derivó hacia las causas de las derrotas electorales. Sánchez se quejó de que prácticamente desde que fue elegido secretario general Díaz le dio la espalda. «No se puede cuestionar diariamente al secretario general, porque debilitamos a la organización y damos armas a la derecha», dijo. Y añadió que lo que debe hacer el PSOE es ser coherente y cumplir aquello que promete. Una coherencia, dijo, que a él le ha supuesto ir al paro, porque se vio obligado a dimitir para no faltar a la palabra de que Rajoy no gobernaría con el voto socialista. Para Díaz, la causa fue otra. «¿Por qué nos han dejado en 85 escaños? Porque hemos dado muchos bandazos y los ciudadanos ya no sabían lo que estaban votando», argumentó. Y, evidentemente, miró hacia Sánchez, a quien acusó: «Vas cambiando de opinión en función de lo que te vaya bien». Y es que, añadió, «no se puede tener una opinión para cada día de la semana ni una visión de España para cada comunidad autónoma». 

Debate territorial

«¿Tú sabes lo que es una nación?». En términos políticos, las relaciones con terceras fuerzas y el modelo territorial centraron las discusiones. Sánchez argumentó que hay una única soberanía, pero apostó por una mayor diversidad territorial, en línea, dijo, con las posiciones que han mantenido Felipe González, Rodríguez Zapatero e incluso la propia Susana Díaz. Y citó una serie de ejemplos en los que la presidenta andaluza había mantenido una postura similar. Patxi López trató de rehuir el debate, que interesa a los nacionalistas, no a los socialistas, dijo. Y tras preguntar a Sánchez si sabía lo que es una nación, añadió que lo que él quiere en realidad es «ceder soberanía, y mucha, a Europa». «De acuerdo con el compañero Patxi; es que los socialistas no somos nacionalistas, somos internacionalistas», terció Díaz.

Enfrentamiento personal

«No mientas, cariño». Las discrepancias sobre las causas del retroceso electoral de los socialistas y el modelo territorial desembocaron en un cruce de ataques personales entre Pedro Sánchez y Susana Díaz. El ex secretario general acusó a la líder del partido en Andalucía de haberle dado la espalda prácticamente desde el momento en que ganó las primarias del 2014. «No se puede cuestionar diariamente al secretario general», señaló. Y aseguró que fue el último en enterarse cuando ella decidió adelantar las elecciones andaluzas. Además, la acusó de haber pactado con Ciudadanos sin consultarlo con el partido. «No mientas, cariño», fue la respuesta de Susana Díaz, quien devolvió el ataque. «Quieres justificar tu derrota en las diferencias conmigo; pero tu problema no soy yo», le espetó, y citó que la mayoría de la ejecutiva y de los portavoces parlamentarios que él había nombrado le han dado la espalda, lo mismo que Felipe González y Zapatero, que se han sentido traicionados por él. «Cuando la gente que te acompaña no se fía de ti, deberías hacértelo ver», concluyó.

Modelos de partido

Militantes y notables. El debate evidenció también las diferencias sobre el modelo de partido. Sánchez apostó por abrirlo a los militantes para que no sea un PSOE de notables. Abogó por regular las consultas internas para hacer que un secretario general elegido por los militantes solo pueda ser destituido por los militantes. López, que apostó por convertir las primarias en un proceso a doble vuelta sin avales, se mostró harto de «calificativos como los de traidores y ratas». Advirtió que si no se supera el problema de la división y la definición, el partido corre el riesgo de desaparecer, como les ha ocurrido a otras fuerzas de la izquierda europea. Defendió la legitimidad tanto de la elección mediante voto directo como la del comité federal, por lo que planteó crear la moción de censura votada por los militantes. Y a Susana Díaz le advirtió que la secretaría general no puede ser un billete hacia la Moncloa, sino una tarea a la que hay que «dedicar 25 horas al día para unir». La presidenta andaluza se preguntó cómo levantar «un partido que está malito» para que vuelva a ser alternativa de Gobierno. Y se comprometió a que si el PSOE no remonta electoralmente se marchará «sin hacer ruido y sin fracturar al partido».