Las víctimas de Angrois cogen fuerzas en el jardín del recuerdo

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

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Plantaron un nuevo árbol en el parque público creado en el pazo de O Faramello en memoria de los 80 fallecidos

26 jul 2017 . Actualizado a las 16:21 h.

«De todo lo malo siempre nace algo bueno y este maravilloso jardín es una de esas cosas», reflexiona Guillermo Sierra, un vallisoletano que aquel 24 de julio del 2013 perdió un hermano en las vías de Angrois. «Entre nosotros nos decimos que habríamos preferido no tener que conocernos, pero lo cierto es que las relaciones que han surgido entre nosotros son de mucha amistad. Venir aquí, a O Faramello, a este jardín del recuerdo, es un motivo más para dar gracias, y de aquí te vas con mucha paz», añade.

El jardín del recuerdo es obra de Gonzalo Rivero de Aguilar. En él se plantó un árbol por cada una de las víctimas mortales de la tragedia del tren Alvia S730, pero esos árboles no están solos, porque en el jardín, que es público y de libre acceso, son muchos los que han querido poner su granito de arena.

«Hay mucho cariño aquí metido, desde los dueños de los viveros que nos dejan los árboles a precio de coste a los que nos hacen las placas que no cobran, como tampoco cobró Leandro Lamas por el diseño de la camiseta que hemos hecho. Hay voluntarios que hasta vienen por aquí a limpiar sin que nadie les pida nada», explica el propietario del magnífico pazo de O Faramello, enclavado en el concello de Rois.

En estos últimos años, el parque ha pasado de simple arboleda a ser un auténtico jardín. Se ha llenado de flores, de adornos, y hasta cuenta con un pilón. Rivero de Aguilar ha diseñado además un programa de visitas de colegios al pazo por las que solo pide a cambio que se plante un árbol para acompañar a los que llevan los nombres de las víctimas de Angrois. Y así, el jardín del recuerdo ha ido cogiendo cuerpo y presenta ahora un aspecto inmejorable.

Para conmemorar el cuarto aniversario del accidente del tren Alvia este martes se plantó un nuevo árbol. Lo hizo la Asociación Teenses pola Igualdade, cuya secretaria, Rosa Martínez, dedicó unas palabras de aliento a las víctimas, a las que animó a seguir en la lucha para conseguir que «se sepa toda la verdad» sobre la tragedia. También quiso elogiar el trabajo de Gonzalo Rivero de Aguilar, al que definió como «el ángel del jardín», porque sin su iniciativa y trabajo el parque no existiría. Él respondió con un sincero: «Las cosas que salen del corazón no hay que agradecerlas».

El jardín cuenta con un centenar de árboles gracias a que son muchos los que quieren contribuir a crear en O Faramello un espacio que sirva para recordar a los que perdieron la vida en Angrois, pero también para que sus familiares puedan renovar energías cada año al pasar por este lugar. Y aunque haya heridas que el tiempo no cierra ni puede curar, el balsámico efecto que el jardín tiene sobre las víctimas es palpable en sus rostros. El año que viene volverán y seguirán exigiendo lo mismo: verdad, justicia y reparación.