Atentados en Cataluña: Todo se preparó en Alcanar

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Jaume Sellart | efe

Los terroristas planeaban un golpe mucho mayor con explosivos que se frustró con la explosión de la casa de la urbanización de Tarragona y que precipitó la masacre de las Ramblas y el ataque de Cambrils

18 ago 2017 . Actualizado a las 18:24 h.

El miércoles, alrededor de las once y veinte de la noche, una fuerte explosión dejó en ruinas una vivienda en la urbanización Montecarlo de Alcanar Platja, en Tarragona. Una persona murió y siete resultaron heridas. Los cascotes que salieron proyectados hacia las casas colindantes dejaron otros seis heridos leves. Los bomberos, desplazados en nueve dotaciones hasta el lugar, culparon al gas de la deflagración. Hubo incluso quienes apuntaron que era un laboratorio de droga lo que había volado por los aires. En el interior del inmueble había una veintena de bombonas de butano y propano. También dos hombres: el que falleció y un segundo, que fue trasladado grave al Hospital Virgen de la Cinta y que ya se encuentra fuera de peligro.

18 horas más tarde, a la altura de la plaza de Cataluña, en pleno corazón de Barcelona, una furgoneta se subió a la acera central de las Ramblas a toda velocidad. Recorrió en zigzag casi 600 metros embistiendo a un centenar de personas. 13 perdieron la vida. Pasado el mercado de la Boquería, el vehículo impactó contra un quiosco trurístico y su conductor salió huyendo. Sigue en paradero desconocido.

Ocho horas después, sobre la una y media de la madrugada, un coche ocupado por cinco hombres arrolló a varios viandantes en las proximidades del paseo marítimo de la localidad costera de Cambrils, a unos 120 kilómetros de la capital catalana. Seis personas resultaron heridas, una de ellas murió este viernes por la mañana. Cuatro de los responsables de este segundo asalto fueron abatidos minutos más tarde por la policía. Llevaban el cuerpo forrado de explosivos falsos. El quinto consiguió escapar, herido, abalanzándose sobre los peatones, pero pronto fue interceptado. Falleció a continuación a consecuencia de sus heridas. Los tres episodios -también el «accidente» en la urbanización de Tarragona- están relacionados.

La explosión de Alcanar, que en un principio parecía un suceso aislado, destapó lo que probablemente era el centro de operaciones de una célula decidida a atentar en Cataluña. Hasta la casa destruida, donde se preparaba un arsenal de explosivos, condujo a los Mossos un pasaporte hallado en el Fiat Talento de color blanco utilizado para sembrar el terror en las Ramblas. Pertenecía a uno de los heridos el día anterior en la deflagración accidental: un hombre español, natural de Melilla, que se encuentra detenido. 

Todas las piezas comienzan a encajar. Este hombre formaría parte de un comando terrorista integrado, también, por los cinco atacantes abatidos en Cambrils y por el responsable del atropello múltiple de Barcelona. Habría sido, además, según el consejero de Interior de la Generalitat catalana, Joaquim Forn, el que alquiló una de las furgonetas vinculadas a los atentados.

Un golpe más ambicioso

Los Mossos d'Esquadra creen que los terroristas preparaban un golpe más ambicioso, que incluía en un primer momento la utilización de un camión bomba, que finalmente sería sustituido por las furgonetas alquiladas. Pero la explosión de la casa de Alcanar cambió por completo sus planes. Algunos de los implicados en la operación terrorista podrían haber temido que los compañeros heridos en la vivienda dieran pistas de lo que estaban perpetrando en realidad en Alcanar, lo que les habría hecho lanzarse a la desesperada, provocar un atropello masivo en el centro de Barcelona e insistir posteriormente en Cambrils.

Centrados en esta vivienda, los investigadores analizan al detalle dos depósitos con productos explosivos caseros que fueron descubiertos cuando se procedió al desescombro en la urbanización tarraconense. Estudian si el plan era que estos explosivos se mezclaran con el gas de las bombonas de butano para ser transportados en varias furgonetas -dos o tres- , incluso en un camión, y ocasionar una matanza aún mayor que la provocada con el atropello de viandantes. 

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