Cinco cuestiones de los atentados en Cataluña que todavía no están cerradas

La Voz REDACCIÓN

ACTUALIDAD

ALEJANDRO GARCÍA | EFE

La investigación avanza y cada vez salen a la luz más datos sobre los ataques que golpearon Barcelona y Cambrils, pero todavía restan por resolver algunas incógnitas

23 ago 2017 . Actualizado a las 14:16 h.

La investigación avanza y cada vez salen a la luz más datos sobre los ataques que golpearon Barcelona y Cambrils, pero todavía restan por resolver algunas incógnitas.

Otro cinturón ¿real?

Tanto los terroristas que irrumpieron en la noche del pasado jueves en el paseo marítimo de Cambrils como el autor material del atropello de Las Ramblas, Younes Abouyaaqoub, portaban unos cinturones que simulaban estar cargados de explosivos en el momento en el que fueron abatidos por los Mossos. Finalmente resultaron ser falsos. Los investigadores apuntan a que es una práctica habitual empleada por los yihadistas para evitar ser arrestados, ya que así los agentes no dudarán en apretar el gatillo.

Este miércoles los Mossos d'Esquadra han encontrado otro cinturón en las tareas de desescombro que se están llevando a cabo en el chalet de Alcanar Platja donde la célula yihadista de Ripoll tenía su base.

Según avanza Europa Press, se trataría de un cinturón con carga real.  

Los billetes de avión del imán 

Además del cinturón de explosivos, entre los escombros, tal como figura en el auto del magistrado de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, se encontró un libro verde con el nombre del imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, en el que se halló una nota manuscrita en árabe dirigida a los soldados de Estado Islámico, así como su cartera y varios billetes de Vueling con destino a Bruselas con su nombre. Hasta el momento no ha trascendido la fecha de estos pasajes de avión. Según la declaración de ayer de algunos de los arrestados, supuestamente el imán tenía pensado inmolarse tras perpetrar los grandes ataques que estaban preparando para golpear Barcelona. 

Nadie detectó las conexiones terroristas 

Abdelbaki Es Satty, el imán de Ripoll, llegó a esta localidad catalana hace unos años para dirigir los rezos en la mezquita El Fath. El mayor de los Mossos, Josep Lluis Trapero, aseguró que no tenían constancia de que tuviera antecedentes por delitos de terrorismo. En rueda de prensa fue preguntado por su vinculación con uno de los investigados por el 11M, pero aseguró que en el cuerpo autonómico no tenían «ningún conocimiento» de esta supuesta conexión.

El imán de Ripoll permaneció entre enero y marzo en la ciudad de Vilvoorde, en donde buscó trabajo como imán. Su actitud levantó sospechas entre los servicios de inteligencia belgas, que requirieron información a las fuerzas de seguridad españolas acerca de si se trataba de un posible yihadista. Al no encontrar empleo, regresó a Cataluña.  

¿Interés político o simple descordinación? 

Los principales sindicatos y colectivos de policías y guardias civiles denunciaron su «exclusión y aislamiento» durante la investigación de los atentados. En un comunicado conjunto, la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) y el Sindicato Unificado de Policía (SUP) apuntaron a que su rechazo tenía un claro objetivo propagandístico por parte de la Generalitat: «Transmitir una imagen en el exterior de un Estado catalán autosuficiente». La falta de colaboración entre los cuerpos propició fallos importantes en la investigación de la explosión de la casa de Alcanar, que no se relacionó con el yihadismo hasta que se cometió la masacre en Las Ramblas, al día siguiente. 

¿Recibió ayuda Younes Abouyaaqoub? 

Con la caída de Younes Abouyaaqoub el pasado lunes en unos viñedos de Altos de Subirat, los Mossos dieron por completada la desactivación de la célula de Ripoll. Entre los fallecidos durante la explosión del chalet de Alcanar (entre los que se encontraba el imán), los abatidos en el ataque de Cambrils y los detenidos, que ayer comenzaron a declarar en la Audiencia, los doce integrantes de este comando yihadista estaban impedidos. Sin embargo en las últimas horas los Mossos barajan la hipótesis de que Younes tuvo que recibir ayuda logística durante su fuga, desde que se le perdió la pista en un control a la salida de Barcelona hasta que fue localizado en la comarca del Alto Penedès.