«A las malas nunca llegas a lo bueno»

MERCEDES lODEIRO BARCELONA / ENVIADA ESPECIAL

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Una familia dividida: como en muchos hogares catalanes, el referendo es motivo de discrepancia. Pese a las diferencias, coinciden en repartir las culpas entre los Gobiernos de Rajoy y de Puigdemont

10 sep 2017 . Actualizado a las 08:36 h.

«Yo soy catalana y muy catalana, pero me gusta España, y si tenemos una España grande y bonita por qué vamos a renunciar a ella». Quien así se expresa es Montserrat Roura, una abuela de 98 años con una lucidez asombrosa, que un día sí y otro también se acerca desde su casa de Rambla de Cataluña al club de Polo de Barcelona para practicar aquagym. No necesita que la lleve nadie. Todavía conduce su coche. Para Montserrat, que ha vivido la república, la Guerra Civil, el franquismo y la vuelta de la democracia, el referendo «es una auténtica tontería, porque no es legal, porque ahora no toca votar nada y porque se han inventado un referendo con la fecha que les da la gana».

Su hija, María de los Ángeles Twose, en cambio, ve la situación de otra manera. Ella es partidaria de que se celebre una consulta porque «es lógico que se pueda opinar y saber qué piensa la sociedad catalana». Eso sí, es contraria a la independencia de Cataluña, porque «no veo que sea ningún beneficio, ni de cara a Europa, al contrario, creo que traería más problemas que beneficios». Su primogénito, Enrique Batista, es de su opinión. «Estoy en contra de la independencia porque no solucionaría los problemas, pero también pienso que habría que celebrar un referendo para escuchar a toda la población», asegura.

Los tres, abuela, madre e hijo, creen que una hipotética independencia de Cataluña sería perjudicial para la comunidad. «Las empresas estarían más paradas y a Europa tampoco le haría gracia», comenta Montserrat. «No sé si nos pondrían más impuestos, eso aquí no lo explica nadie», añade Ángeles. «Algunas empresas se están marchando y a corto plazo nos traería deudas, bloqueo», opina Enrique.

Tozudez por ambas partes

También coinciden en que la tozudez de los Gobiernos catalán y español no ha ayudado mucho a calmar la situación. «El Gobierno catalán ha sido el tozudo número uno y lo que ha hecho Puigdemont de saltarse la ley no se había visto nunca, pero él sigue su rumbo, y yo creo que a las malas nunca llegas a lo bueno», asegura Montserrat. Las críticas de su nieto se dirigen más hacia la falta de diálogo de Rajoy y de la Generalitat y por no saber evitar la brecha. «Recuerdo cuando Mas fue a pedir el concierto económico antes de todo esto, pero también sé que no ha conseguido ningún beneficio más que separar a Cataluña en dos», lamenta. Su madre afirma que «el Gobierno español tendría que procurar llegar a una entente y no abandonar a Cataluña como ha hecho, porque si había gente que dudaba, lo que ha hecho es favorecer el independentismo». Y reparte culpas: «Mas tenía que haber dado el brazo a torcer en algo, pero Madrid tampoco cedía nada y entre unos y otros nos han traído hasta aquí».

Aunque muchas familias y grupos de amigos admiten que el desafío soberanista les ha resquebrajado la relación, la familia Twose-Roura permanece intacta. La abuela admite que hay catalanes que son muy independentistas (no cita a su propia hermana), pero, dice, «la gente con sentido común piensa que ahora no es el momento». Ángeles comenta que la mayor parte de sus amigas piensan también que «esto se ha ido liando y, aunque no están de acuerdo con la independencia, son partidarias de que el Gobierno tiene que hacer algo». Ella no percibe una fractura social, dice que no suelen hablar de este tema y que eso no significa que no se quiera a Cataluña. El contraste lo pone su hijo Enrique. Asegura que en su ambiente sí se habla de esta cuestión y que nota que «la gente está muy cansada y se enciende rápido». «En mis amistades -prosigue- hay cada vez más piques, el más reciente fue una persona que se fue de un grupo de WhatsApp de deporte por lo que está pasando».

Más lejos de lo previsto

El problema surgió, apunta Ángeles, con la llegada de Artur Mas. «Los desacuerdos con Madrid eran continuos y eso poco a poco fomentó que la gente esté más a favor de Cataluña», añade. «Viene de muchos años, pero la gente decía soy catalana y nada más. Pero es desde hace dos o tres que están con esta tontería, pero nadie pensaba que llegarían a este punto», manifiesta Montserrat. Y continúa: «Mas empezó con esto como una gracieta para hacerse más importante y le salió todo mal y tuvo que marcharse, pero Puigdemont es más independentista».

Y si, para Enrique, la solución antes era un pacto fiscal y ahora no ve ninguna, su madre opina que en cualquiera de los casos «el enfrentamiento no lo es». Cree que sería mejor «hacer un referendo, pero que el Gobierno español lo aceptara y se explicara bien qué problemas provocaría la secesión, porque así solo se está favoreciendo el aumento del independentismo». «La ley es la que vale, y follones necesitamos los menos posibles, que de aquí hay muchas empresas que se han ido», concluye la veterana de la familia Twose-Roura.