«Tabarnia», la Cataluña «próspera» que no se quiere independizar

C. Barbería

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Imagen publicada en la web de la plataforma
Imagen publicada en la web de la plataforma

Una controvertida plataforma busca la independencia de Cataluña de Barcelona y Tarragona

25 sep 2017 . Actualizado a las 15:31 h.

Prefieren una Barcelona independizada de Cataluña que una Ciudad Condal fuera de España. Así de contundente se muestra desde hace meses la Plataforma per l’Autonomia de Barcelona, un controvertido -¿y sarcástico?- movimiento que, ante una posible secesión de Cataluña y para evitar las consecuencias que una hipótetica salida de España podría acarrear, ha decidido pasar al contrataque abogando por la segregación de aquellos territorios que considera más prósperos y cosmopolitas dentro de la comunidad catalana, es decir, Barcelona y Tarragona (del conjunto de ambos topónimos nace «Tabarnia»).

La plataforma, activa sobre todo en las redes (con web propia y cuenta en Twitter) tiene su propio lema. Si los independentistas abogan por «Catalonia is not Spain», ellos por «Barcelona is not Catalonia». 

Su propuesta, más allá del escepticismo que pueda generar todo lo que rodea a esta plataforma, está clara: conseguir una gestión política y fiscal propia para Barcelona al margen de la Generalitat de Cataluña. Un Leitmotiv que lograrían bajo la forma jurídica de una comunidad autónoma independiente.

«La cuestión separatista no es el único motivo, pero sí el más importante, por el que Barcelona y su área de influencia necesitan una autonomía propia. Reclamamos el derecho a que se consulte a la ciudadanía si quiere continuar bajo el gobierno de la Generalitat, financiando un proyecto contrario a sus intereses, o si por el contrario prefiere un nuevo marco legislativo más justo y acorde con las necesidades de los barceloneses y barcelonesas», destacan en su web. 

La plataforma defiende que si se logra una autonomía propia para Barcelona y su área de influencia se lograrían «gestionar los recursos que genera Barcelona de una manera más justa y eficiente, evitando la sangría de ingresos hacia Cataluña y los agravios territoriales que padece desde hace 40 años por la Generalitat». Según un manifiesto utilizado por la entidad, la Generalitat recaudaría en Barcelona y su área metropolitana el 87 % de sus ingresos mientras que solo invierte en la zona el 59 %.

Además, y ya en el plano territorial, y más allá de la pervivencia de «Tabarnia» en España, se recuperaría «la soberanía histórica del condado de Barcelona como territorio autónomo e independiente». El condado de Barcelona corresponde al territorio regido por los condes de Barcelona entre el siglo IX y el siglo XII.

La polémica entidad, que ha vuelto a protagonizar titulares en la que semana en la que el pulso independentista en Cataluña entra en su semana decisiva, argumenta así su ideario: «Cataluña se compone de dos zonas claramente diferenciadas desde el punto de vista económico, lingüístico, identitario, poblacional y social. La división administrativa actual no se corresponde con la realidad, y por tanto es necesario cambiarla». Una máxima sobre la que detallan: «Existe una Cataluña rural, mayoritariamente independentista, basada en una economía local, obsesionada con la identidad y hostil a la lengua castellana, y de otro lado una Cataluña cosmopolita, orgullosamente bilingüe, urbanita, multicultural e intensamente conectada con el resto de España y Europa». Esta segunda Cataluña se correspondería, claro está, con Barcelona, su área metropolitana y la franja de terreno que la une con Tarragona. 

Los impulsores de semejante proyecto se retrotraen para defenderlo a casos anteriores, como la separación de Albacete de la región de Murcia, La Rioja de Castilla la Vieja o Madrid de Castilla La Nueva, que se convirtió en la actual Castilla-La Mancha. «Lo que se tendría que haber hecho con Barcelona en Cataluña es lo que se hizo con Madrid en Castilla la Nueva: Viendo que el peso económico y poblacional de Madrid era muy superior al del resto de la región se decidió separarlas, así es como nació por un lado la Comunidad de Madrid y por otro Castilla La-Mancha», concluye Carla Arrufat, historiadora y presidenta de la Plataforma per l’Autonomia de Barcelona a un diario.