La Eurocámara exigirá el cese inmediato de la escalada de violencia en una sesión de urgencia

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

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Farage PATRICK HERTZOG | afp

El aparato institucional de la UE no pasa por alto el enorme riesgo que existe de que el conflicto descarrile hacia un enfrentamiento de mayor envergadura

04 oct 2017 . Actualizado a las 07:11 h.

Lo hizo el colegio de comisarios ayer y hoy será el Parlamento Europeo el que debata en profundidad sobe la crisis tras el referendo catalán. El aparato institucional de la UE no quiere avivar el incendio declarado el pasado domingo, pero no pasa por alto el enorme riesgo que existe de que el conflicto político descarrile hacia un enfrentamiento de mayor envergadura. Todos los ingredientes están sobre la mesa y cualquier accidente puede provocar una colisión irremediable. Los populares europeos no han pedido hasta ahora la mediación de Bruselas. Su líder, Manfred Weber, sigue considerando la crisis en Cataluña «un problema interno» que deberá gestionar Rajoy. «Los Estados miembro no necesitan asesoramiento ni consejos. Mariano Rajoy defiende el Estado de derecho y ha ejercido sus responsabilidades», justificó el alemán, restando legitimidad a las manifestaciones ciudadanas. Los socialdemócratas demandarán la mediación de la UE: «No podemos quedarnos en silencio. Europa siempre tiene que estimular el diálogo y la conciliación», exhortó Pittella ayer antes de llamar al Gobierno catalán a volver a la «vía legal» y al Gobierno central a «abrir una vía de diálogo» con todas las fuerzas políticas. Los liberales y los verdes se suman a esa misma llamada, pero los ecologistas y la izquierda europea quieren que se condene al Gobierno español por lo que consideran el «abuso» de la fuerza para reprimir a la población. Las cargas policiales siguen grabadas en las retinas de muchos eurodiputados. Las imágenes de los enfrentamientos tampoco han gustado a los líderes de la Comisión y el Consejo europeos, quienes reiteraron en los últimos días la necesidad de buscar soluciones políticas y no violentas a un conflicto que traspasará irremediablemente las fronteras españolas. «Es un riesgo para la integración europea», asegura un manifiesto del think tank ECFR.

Los socialistas europeos creen que los catalanes son víctimas del populismo

Bruselas se resiste a mediar entre el Gobierno central y Cataluña, pero exige diálogo

PATRICK SEEGER | efe

Pesar, tristeza y perplejidad. También impotencia. Es el cóctel de emociones en el que se revuelven los líderes europeos estos días. El conflicto entre el Gobierno español y Cataluña es «un asunto interno» en el que pocos están dispuestos a intervenir para lograr abrir una vía de diálogo entre Madrid y Barcelona. Todas las salida políticas permanecen tapiadas y Bruselas se resiste a mediar, a sabiendas de que la situación está en un punto muy delicado. El vicepresidente de la Comisión Europea, Jyrki Katainen, fue claro ayer: «No formamos parte de esta situación, así que no hablamos de qué debería hacer la Comisión. Es un asunto interno de España y esperamos que la gente se siente a hablar, que se tranquilice la situación y se encuentre una solución», aseguró el finlandés tras una agitada reunión del colegio de comisarios donde, por primera vez, se debatió sobre la grave crisis constitucional en España tras el referendo ilegal en Cataluña.

Dejando a un lado diferencias ideológicas, todos los jefes de los grupos parlamentarios en la Eurocámara lamentaron la escalada de violencia y la ausencia de diálogo. Especialmente lacónico se mostró el jefe de los socialdemócratas, Gianni Pittella, quien tuvo reproches para el Ejecutivo español y el Govern. El italiano denunció con pesar la radicalización y manipulación de «una parte» de la ciudadanía española y catalana: «Ha sido utilizada por los políticos que, de forma irresponsable, han convocado un referendo ilegal, no válido», aseguró antes de llamar «irresponsables» a quienes «reavivan el fuego del egoísmo irracional y el independentismo».

También tuvo palabras para el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, al que recriminó su «incapacidad» para gestionar con valentía una crisis de la envergadura actual: «La cuestión de la independencia no se resuelve mediante la policía o la fuerza», le espetó Pittella, quien considera «legítimo» el deseo de un pueblo a la autodeterminación, «siempre que sea dentro del Estado de derecho».

Amigos incómodos

El ruido y el caos político generados por el conflicto catalán han despertado el olfato de los euroescépticos y ultraderechistas del Parlamento Europeo. Fuerzas como el UKIP británico o el Frente Nacional francés aprovecharon la coyuntura para sumarse así a la última causa separatista desencadenada en la UE. Unos apoyos incómodos para el Govern. «Un torpedo mortal a la causa independentista», cree el eurodiputado socialista Ramón Jáuregui. «Nunca pensé que vería a la policía de un Estado miembro hiriendo a 900 personas para impedir que voten. Sea o no legal, la gente tiene derecho a expresar su opinión», alegó en tono de burla el eurófobo Nigel Farage, tratando de incendiar el debate. Sus palabras escandalizaron al portavoz de los populares españoles, Esteban González Pons, quien arremetió con dureza contra el británico, negándose a aceptar lecciones de democracia del principal instigador del brexit: «Si lo que quería era hacer un favor a los independentistas de Cataluña, ha hecho justo lo contrario». El propio presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, se vio obligado a intervenir durante el curso del plenario para pedir calma al hemiciclo y salir en defensa del orden constitucional español y el legado de políticos como Adolfo Suárez y Felipe González: «España es un país democrático», subrayó el italiano.

Las heridas abiertas en España y Cataluña también escuecen en el corazón de la UE, donde algunos expertos y excargos políticos europeos han sugerido que se abra la puerta a una reforma constitucional, única vía para mantener la cohesión social en España. Los socialdemócratas secundaron ayer la propuesta: «Es necesario respetar la Constitución y, si se decide modificarla, que se haga», sostuvo Pittella. Los conservadores cierran filas con Madrid y exigen respeto pleno «al imperio de la ley».

«Cataluña celebró un referendo. Rusia ganó», reflexiona el «Post»

La prensa internacional más influyente editorializó ayer de forma contundente a favor del mantenimiento de la legalidad constitucional en España, aun manteniendo las críticas hacia la dureza de la acción policial en la jornada del 1-O. The Washington Post, en un editorial titulado «Cataluña celebró un referendo. Rusia ganó», afirma que «la dirección adecuada es lo que virtualmente cualquier autoridad responsable fuera de España está pidiendo: negociaciones entre Madrid y Barcelona».

El diario rechaza una declaración unilateral de independencia y destaca «la fría respuesta de los líderes de la Unión Europea al llamamiento de apoyo de Puigdemont, que debería atemperar sus ambiciones». «Los únicos defensores de los nacionalistas catalanes son la Escocia gobernada por separatistas, el Gobierno paria de Venezuela y el aparato de inteligencia y propaganda de Rusia, que movilizó a sus medios en apoyo de los separatistas». «Evidentemente -añade-, Moscú percibe al movimiento catalán como otro vehículo para dividir y debilitar al Occidente democrático».

Escasa participación

The Wall Street Journal (WSJ) criticó la consulta y pidió al presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, que evite «seguir cayendo en la trampa que los separatistas están tratando de tender». «En lo que a artimañas políticas destructivas se refiere, el referendo de este domingo sobre la independencia de Cataluña es una para el recuerdo», dice. Según el WSJ, «la defensa de la Constitución por parte de Rajoy protege los derechos de millones de residentes de Cataluña que quieren seguir en España».

El periódico de referencia francés Le Monde titula «Cataluña, salir de la política de lo peor» y destaca que más de un 60 % de los catalanes ni siquiera votaron el domingo. «¿Es suficiente para proclamar la independencia ese respaldo? Seguramente, no», dice. El británico Financial Times también insiste en la necesidad de abrir negociaciones serias entre el Gobierno central y los secesionistas y The New York Times señala que la situación «empeorará si las dos partes no varían sus postulados».