«No podemos enrocarnos en que la Constitución dice esto y lo otro: hay que dialogar»

Pablo Batalla Cueto REDACCIÓN

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Celeste Intrialgo, presidenta de la Coordinadora de Oenegés del Principado de Asturias

Celeste Intrialgo, presidenta de la Coordinadora de Oenegés del Principado de Asturias (CODOPA), lamenta el enroque de ambos bandos y pide un diálogo sincero y verdadero

07 oct 2017 . Actualizado a las 08:17 h.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Hemos llegado hasta aquí porque no se hizo absolutamente nada para solucionar el conflicto cuando se veía venir. Nuestros políticos parecen no tener ninguna capacidad de diálogo o no querer ejercerla, y eso ha dado lugar a esas imágenes patéticas de un uso desproporcionado de la fuerza por parte de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, que desde la Coordinadora condenamos, apoyando la decisión de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas para que se lleve a cabo una investigación imparcial de todo lo que sucedía allí. Nosotros llamamos a la convivencia pacífica y la convivencia pacífica sólo se puede construir desde la escucha de las diversas opiniones de todo el mundo, que además son legítimas en tanto en cuanto se defienden de manera no violenta y con respeto a los derechos humanos. En lugar de eso, el Gobierno español ha exacerbado muchísimo, con una cerrazón a hablar por momentos violenta, el sentimiento de agravio en Cataluña. La culpa, claro está, no es sólo del Gobierno: en un conflicto siempre hay dos o más partes y todas las partes tienen una cuota de responsabilidad. Y la Generalitat tiene la suya. Pero el Gobierno es muy, muy responsable, de lo sucedido. También los medios de comunicación, que deberían evitar expresiones, enfoques y análisis que en muchas ocasiones alimentan la tensión que ya existe.

¿Cómo solucionar el problema?

Con diálogo. El problema no se va a resolver si lo consideramos un pulso entre Cataluña y el Estado español. Así no se resuelven este tipo de cosas. Se resuelven escuchando atentamente las opiniones de cada quién, buscando el consenso y puntos de acuerdo y también informando bien a la gente, a la cual por supuesto hay que garantizar sus derechos de expresión, de reunión y de movilización. Hay gente que pide mediación, y quizás sea necesaria, aunque lo ideal sea que las partes fueran capaces de sentarse solas y negociar ellas mismas. El problema es que ninguna de las partes parece hacer verdadera alusión al diálogo. Ni el Rey, en un discurso enormemente decepcionante, la ha hecho. Cada una está enrocada en su posición y desde los enroques es muy difícil llegar a acuerdos. ¿Qué acuerdo sería el ideal? Pues no lo sé. Lo que tengo claro es que lo que no podemos hacer es enrocarnos en que la Constitución dice no sé qué y no sé cuánto. Los artículos de la Constitución pueden cambiarse, siempre que la gente esté de acuerdo con esos cambios. Eso es la democracia: que la gente tenga capacidad de decidir.