Josep Antoni Duran I Lleida: «El Gobierno de la Generalitat está instalado claramente en la ilegalidad»

Carlos Punzón
carlos punzón BARCELONA / ENVIADO ESPECIAL

ACTUALIDAD

carlos punzón

«El artículo 155 lo provoca la actitud» del presidente catalán, que «lo evitaría con decir que no declaró la independencia»

18 oct 2017 . Actualizado a las 07:44 h.

Advierte que es la última vez en cierto tiempo que expondrá su opinión sobre la crisis catalana para que no se piense que busca engancharse a un hueco en la política activa, aunque ya se ha apuntado a Josep Antoni Duran i Lleida (Alcampell, 1952) como uno de los perfiles posibles para presidir o formar parte de un Gobierno de urgencia si la aplicación del artículo 155 de la Constitución acabase por desactivar al actual Ejecutivo autonómico. «No pienso suicidarme», dice para rechazarlo el expresidente de Unión Democrática de Cataluña y portavoz del grupo catalán en el Congreso hasta el año pasado y durante los doce anteriores.

-¿Acabará siendo Cataluña un país independiente?

-No. Mi impresión y convicción es que no lo va a ser. No vivimos en la Europa del siglo XVIII, estamos en una Unión Europea que tiene un proyecto que solo a base de reforzar su estabilidad y unidad tiene oportunidad de sobrevivir. En ese marco global no hay quien apoye la independencia de Cataluña: puede que Rusia juegue con ello, aunque no creo que tenga un interés especial. Y además, la sociedad está dividida y no hay mayoría para ello.

-¿Se ahogan aquí los derechos fundamentales? ¿Está reprimido el pueblo catalán?

-España es una democracia acreditada. Si no lo fuéramos no estaríamos en la UE. Es cierto que hay una imagen, que vale más que mil palabras, de la policía el 1 de octubre que no ha sido positiva. Fue una torpeza y aún más no haber sabido dar explicaciones, pedir un cierto grado de disculpas y lamentar los heridos sean uno o mil, y esas torpezas han sido utilizadas por el independentismo para presentar a España como un Estado autoritario. Pero España no es Turquía, es una democracia.

-¿Y la encarcelación de los dos líderes independentistas?

-Desgraciadamente, no va a ayudar a resolver el problema, pero la Justicia tiene sus obligaciones. No me gustan, pero no son presos políticos. La solución no es judicial, es política, pero si se incumple la ley... Presionar con manifestaciones ante la sede del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña porque se dice que no es independiente el mismo día que hay resoluciones judiciales en el tema Gürtel muy negativas para el PP hace para mí que carezca de objetividad.

-Pero Puigdemont alude a la represión y la falta de libertad para asegurar que ya no hay más salida que la independencia.

-Los que no somos independentistas también amamos la libertad. Donde no acaba de haberla es en las discusiones con amigos o en la familia, donde para evitar problemas dejamos de hablar de eso. Y sucede aquí a raíz del proceso independentista. Yo respeto las propuestas independentistas, pero no las comparto, porque no son lo mejor para Cataluña. El presidente Puigdemont se empeña en seguir construyendo un relato pensando que aún cabe una mediación internacional, pero se equivoca.

-¿No ve ya hueco para el diálogo?

-Desde el 6 y el 7 de septiembre [aprobación de la ley de referendo de independencia] aparece un nuevo escenario político con un Gobierno de la Generalitat que se instala claramente en la ilegalidad, y amparado en una legalidad virtual, se salta la Constitución y el Estatuto de Autonomía con la ley de desconexión y la del referendo y las normas de procedimiento del Parlamento de Cataluña del más mínimo amparo a las minorías.

-¿Qué consecuencias prevé por esas ilegalidades?

-Me guste o no me guste, quien provoca la aplicación del 155 no es ese Gobierno dictatorial del PP que aquí pretende dibujarse, el 155 lo provoca la actitud ilegal del Gobierno de la Generalitat. Le basta al señor Puigdemont decir que no, que no declaró la independencia, para tener legitimidad para pedir diálogo.

«Artur Mas lo rompió todo y dejó la hegemonía a ERC»

Apunta a Artur Mas como el que propició y guio que Cataluña girase hacia el precipicio en el que se encuentra. Augura que cuando haya elecciones, las ganará ERC junto «al mundo de la Colau», y ya no habrá oposición, pues da por hecho que el centrismo moderado catalanista tendrá que reconstruirse y Ciudadanos no sabrá desempeñar ese papel.

-¿Le parece creíble su oferta de diálogo a Rajoy?

-El presidente Puigdemont propone un diálogo con un sí o sí a la independencia y ese no es un diálogo que se ampare en la ley. También es cierto que el presidente Rajoy y el PP han perdido mucho tiempo sin proponer diálogo o aceptar las ofertas que algunos hemos formulado y que desgraciadamente no hemos tenido éxito. Al PP le faltó reflejos.

-¿Dónde ha quedado la disposición pactista del parlamentarismo catalán en el trasvase de CiU al PDECat?

-No hay. Ese espacio político ha volado por los aires. La actitud de Convergència con su principal dirigente lo rompe todo, como intento relatar en mi libro Un pan como unas tortas. Rompe los espacios políticos, rompe Convergència con Unió, rompe el PSC, en cierta medida rompe a Iniciativa y deja hegemónico en el nacionalismo como opción independentista a Esquerra y como alternativa a Ciudadanos.

-¿Se refiere a...?

-A Artur Mas. Es público y notorio que no comparto su posición. Desde el 2012 le advertí que ir de la mano de Esquerra no era el camino, y que nos iba a comer el espacio electoral.

-¿Ve tan clara la victoria de ERC?

-Las elecciones las van a ganar Esquerra y el mundo de la Colau, y en frente no habrá una oposición alternativa. Ciudadanos no lo es ni lo será nunca, y el PP aquí es insignificante. La alternativa a un Gobierno de izquierdas tiene que venir de algo que hoy no existe, que es la recomposición del catalanismo moderado de centro, capaz de decir que Esquerra no se pueda ir de rositas, porque Junqueras también tiene mucha responsabilidad en lo que está pasando.

«¿Formar parte de un Gobierno provisional? Salir y volver a la política sería un suicidio»

Advierte Duran i Lleida que la escalada de tensión en Cataluña «puede acabar en drama». Apunta como elementos de esa deriva a un presidente que cree que solo decide en función de una parte de los catalanes.

-¿Es Puigdemont el presidente que hoy necesita Cataluña?

-No. Es mi presidente, es un presidente legítimo porque lo ha elegido el Parlamento de Cataluña, pero no es el presidente de Cataluña en la medida en que no lo es de todos los catalanes. Se comporta clara y radicalmente como el presidente, como mucho, de la mitad de Cataluña. Por tanto, alguien que se comporta como el presidente de la mitad de Cataluña en momentos decisivamente históricos y quizás trágicos no es el presidente idóneo, todo lo contrario, y esto puede acabar en drama.

-¿Sufre usted la bipolarización de la sociedad catalana?

-Claro que la sufro. Hace tres o cuatro años que he sufrido muchísimo, incluso personalmente me he sentido muy mal en ese contexto. Soy catalanista, nacionalista, pero siempre he defendido un proyecto de Cataluña en España, así se me enseñó desde que entré en Unió en 1974 y así lo aprendí, además de ser profundamente europeísta. Y si Cataluña diera el paso, sería el germen de la desintegración de otros Estados.

-Su nombre ha surgido ya como idea como un posible presidente provisional para Cataluña si con la vía del 155 se llega a anular al actual Ejecutivo. ¿Estaría dispuesto?

-Yo estoy para ayudar desde mi responsabilidad pública, que hoy es cero, desde un gran sentido cívico, de responsabilidad, del deber, y en lo que puedo: reflexionando, hablando con unos y con otros. Ya hago lo que puedo hacer, pero no puedo asumir nuevas responsabilidades políticas. En la vida hay que saber salir y entrar de la política. Yo salí mal, no pensaba salir de esta manera [no resultó elegido parlamentario en los últimos comicios autonómicos tras romper CiU]. Salir y volver a entrar en política es un suicidio familiar y personal que no pienso cometer.

-Hablando de salidas. ¿Se irán muchas empresas más?

-Depende de cómo acaben las cosas puede haber traslado de centros de producción, claro que sí. Las empresas no anuncian a bombo y platillo sus decisiones, pero en la estrategia de muchas firmas importantes está ya preparar un posible cambio de centros de producción. Me consta que es así.