Josep Lluis Bonet: «Ahora mismo no recomendaría a nadie que invirtiera en Cataluña»

Rubén Santamarta Vicente
Rubén Santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

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Zipi | Efe

El presidente de Freixenet, muy crítico con el Gobierno catalán, advierte del empobrecimiento al que puede llevar el pulso de Puigdemont

28 oct 2017 . Actualizado a las 08:50 h.

Al otro lado del teléfono la voz de Josep Lluís Bonet (Barcelona, 1941) llega entre agotada y hastiada. Este veterano empresario lleva años significándose en público contra el independentismo por las consecuencias económicas que podría conllevar. La fuga de empresas (el traslado de la suya, Freixenet, lo anunciará en unos días), advierte, es solo la primera consecuencia de otras cosas mayores que están por venir.

-¿Cada día que pasa estamos más metidos en un callejón sin salida?

-Sí, cada día que pasa se va acentuando la tensión, cada momento que vamos viendo es peor que el anterior.

-¿Y usted le ve arreglo a esto?

-Yo siempre he pensado que todo en la vida lo tiene, pero cada momento que pasa lo veo más difícil. Las posiciones están tremendamente distanciadas, hay una profunda división y no sabemos lo que va a pasar en cada momento.

-¿Es de lo que cree que las responsabilidades están repartidas entre unos y otros?

-Pues yo tengo muy claro que estamos en una democracia homologable a la de cualquiera en Europa, que contamos con unas leyes que respetar, que tenemos un estado de derecho que funciona plenamente, que tenemos una Constitución y un Estatuto de Autonomía que nadie debería vulnerar... Por lo tanto ya se sabe dónde está la responsabilidad de lo que ha sucedido.

-Usted, por sus cargos institucionales más allá de Freixenet, es una persona con muchas relaciones empresariales. ¿Qué le dicen otros colegas?

-Pues están muy preocupados. Estábamos ante una coyuntura económica favorable y ahora estamos viendo los efectos negativos que está teniendo todo lo que pasa en Cataluña. No se trata solo de la salida en tromba de empresas, moviendo su sede social, sino que se está viendo ya una caída de la actividad empresarial. Es muy grave.

-¿Le consta que se estén parando o desviando inversiones que estaban previstas en Cataluña?

-Sí, claro, pero eso viene de antes. Es lo que se da en llamar el lucro cesante, lo que esperabas que podía llegar, esa inversión, y no llega por las circunstancias que se estaban produciendo. Pero ahora hemos pasado a otro estadio: del lucro cesante al daño emergente. Ya no es que se paren o no venga inversiones, sino que se está erosionando la economía. Estamos en un entorno de pérdida económica, lo ve cualquiera.

-También lo debería ver la Generalitat. ¿Por qué no lo admiten?

-No sé, eso tendrá que preguntárselo a ellos.

-Usted, muy crítico con este proceso, es sin embargo de los últimos en trasladar su sede.

-Por una cuestión meramente procedimental, porque hace tiempo que he anunciado que propondría al consejo un traslado de la sede social. Y no he querido convocar un consejo extraordinario, lo haremos la próxima semana.

-Tomar una decisión así entiendo que ha de resultar doloroso.

-Mucho. Me duele muchísimo tener que afrontar este paso. Salir de tu tierra supone un desgarro, no es plato de buen gusto para nadie, pero tenemos que hacerlo por pura supervivencia. Como lo han hecho otros muchos antes y otros que lo harán. Somos una empresa con ambición global que no puede estar al albur de lo que pueda decidir un político.

-¿Dónde se irán?

-Lo decidirá el consejo de administración.

-¿Qué le dicen sus clientes, sobre todo los de fuera?

-Preguntan mucho, hay inquietud, claro, porque saben que hay tensión, pero realmente no nos está afectando a la ventas.

-¿Y el boicot? ¿Lo notan? Pienso ahora en clientes catalanes que les quieran castigar por su posición ante el independentismo.

-Boicot sé que hay porque me lo dicen, pero igual que otros me dicen que comprarán Freixenet. Pero el impacto económico no es relevante en nuestras cuentas.

-¿Qué le ha dicho al president Puigdemont?

-¿Al president de la Generalitat? Hace muchísimo tiempo que no hablo con él.

-Usted es presidente de un grupo empresarial relevante en esa comunidad, es directivo en organismos de representación en Cataluña... ¿No le pide opinión? ¿No se ha reunido con él?

-No, no hemos hablado, no tengo relación con él. No sé si no le interesa lo que pueda decir. Tuve relación hace tiempo, porque ocupo cargos institucionales, como en la Fira de Barcelona. Pero ya no.

-Y si lo tuviera delante, ¿qué le diría?

-Pues está claro: que vuelva a la Constitución, que vuelva al Estatuto de Autonomía y que aproveche la comisión de reforma de la Constitución que se abrirá en el Congreso para plantear allí sus reivindicaciones. Es que esa es la solución.

-¿Cree que las consecuencias económicas del pulso soberanista, que ahora se centran en aspectos macro, terminarán llegando más directamente a la calle?

-No tenga duda. Llegará un empobrecimiento para la sociedad clarísimo, en el empleo, por ejemplo. Porque la realidad es la realidad económica, no la política, las empresas son la realidad palpable, y ya está viendo lo que sucede con el traslado de sedes, las inversiones...

-¿Y usted recomendaría que se invierta en Cataluña?

-Cataluña es un país muy atractivo para la inversión. Si se normaliza esta situación, si hay un marco estable, es un muy buen lugar para hacerlo.

-Quería decir si ahora mismo es un buen lugar para invertir.

-Ahora mismo no hay quien quiera invertir aquí. Yo no lo recomendaría.