La familia dona los órganos de la mujer asesinada por su expareja delante de su hijo de tres años

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

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Manuel Lorenzo | EFE

La víctima intentó por todos los medios, incluidos judiciales, cortar la relación con el padre de su hijo, pero le resultó imposible

11 nov 2017 . Actualizado a las 10:35 h.

La familia de Jessica Bravo, la mujer que murió tiroteada en Elda por su expareja delante de su hijo de tres años, donó los órganos vitales de la joven de 28 años para que puedan ser trasplantados. La familia dio su consentimiento tras conocerse la muerte cerebral de la mujer, que permaneció un día en coma después de recibir el miércoles cinco disparos en la cabeza realizados por su expareja, Imanol Castillo, con el que tenía un hijo de tres años, testigo del crimen cometido por su padre.

Jessica Bravo había denunciado al menos tres veces a Castillo por malos tratos, que cumplió condena hace un año por lesionarla. El día después de cometer el asesinato, el agresor debía enfrentarse a otro juicio por malos tratos, pero Castillo se suicidó empotrándose contra un muro con el coche de la víctima, después de cometer el brutal crimen.

La convivencia entre Jessica e Imanol se empezó a truncar en el 2014, coincidiendo con la llegada al mundo del menor. En estos tres años, Jessica Bravo intentó por todos los medios, incluidos los judiciales, cortar una relación, pero le resultó imposible. A pesar de las sentencias, Castillo no dejó de acosarla hasta que el miércoles acabó con su vida.

«No pueden volver a ocurrir errores como los que se han producido en este asesinato», reflexionaba ayer el presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig en la concentración de repulsa por este crimen machista. «En la cadena algo falló, y hay que saber lo que falló y asumir las responsabilidades suficientes como para que no vuelva a pasar».

Tras este caso, el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género urgió ayer a implantar medidas de protección a las víctimas como imponer la libertad vigilada a los agresores, actualizar los dispositivos de seguimiento o endurecer las consecuencias de quebrantar una orden de alejamiento.