Fallece el fiscal general que combatió la rebelión de los secesionistas

R. Gorriagán / M. L. MADRID, REDACCIÓN / COLPISA, LA VOZ

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Mariscal | EFE

José Manuel Maza murió tras sufrir una infección mientras participaba en una asamblea de fiscales en Buenos Aires

19 nov 2017 . Actualizado a las 09:36 h.

El fiscal general del Estado falleció anoche en una clínica de Buenos Aires en la que había sido ingresado por una infección renal. José Manuel Maza (Madrid, 1951), quien combatió la rebelión de los independentistas catalanes contra el Estado, participaba en la capital argentina en una reunión de la Asociación Iberoamericana de Ministerios Públicos. La Fiscalía General del Estado informó ayer que los médicos aconsejaron su traslado a un centro hospitalario, en el que falleció por una infección generalizada causada por el daño en sus riñones. Maza, de 66 años, sufría diabetes y estaba en Buenos Aires acompañado de su esposa y la fiscala de cooperación penal internacional, Rosana Morán. Se encontraba mal desde el pasado jueves, con fiebre, y empeoró antes de reunirse con el ministro de Justicia argentino, Germán Garavano. Momento en que los médicos que acudieron a su hotel ordenaron su ingreso en la unidad de cuidados intensivos de una clínica. Tras una leve mejoría, su estado de salud se agravó ayer y falleció. La Embajada de España en Argentina comenzó los trámites para su repatriación, y sus hijos volaron de inmediato hacia Buenos Aires.

El último acto de Maza en Buenos Aires, junto a la presidenta de la fiscaliá de Panamá, Kenia Porcell.
El último acto de Maza en Buenos Aires, junto a la presidenta de la fiscaliá de Panamá, Kenia Porcell.

Respuesta «firme y enérgica»

Maza relevó en el cargo a Consuelo Madrigal, una de las primeras decisiones que adoptó el Consejo de Ministros en la segunda legislatura de Mariano Rajoy. A finales de este mes iba a cumplir un año en el cargo, doce meses de controvertida trayectoria. Fue recusado por el Congreso el 16 de mayo pasado, solo el PP votó en contra, por injerencia en la labor de los fiscales en la investigación del caso Lezo, una trama corrupta de altos cargos del PP en la Comunidad de Madrid, entre ellos su expresidente Ignacio González. Fue una decisión inédita porque el Legislativo nunca antes había sido reprobado a un fiscal general. En aquella decisión apoyada por todos los grupos parlamentarios, con la citada excepción del popular, también influyó el nombramiento del polémico fiscal Anticorrupción Manuel Moix, quien también fue recusado por el Congreso y que dimitiría poco después por unos extraños negocios en Panamá, así como el ministro de Justicia, Rafael Catalá.

Aquel revés, sin embargo, no amilanó a Maza, quien puso su foco de atención en el desafío independentista de Cataluña. Durante la inauguración del último año judicial, el 5 de septiembre pasado, prometió ante la flor y nata de los togados españoles una actuación «firme y enérgica» ante la «sinrazón» del independentismo en Cataluña y garantizó que ante el riesgo de fractura de España «no caben vacilaciones de clase alguna».

Querellas

Hizo honor a sus palabras y el 30 de octubre, tres días después de que el Parlamento catalán aprobase la declaración de independencia, presentó en la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo dos querellas por rebelión, sedición y malversación de fondos contra el entonces presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y sus 13 consejeros, y contra la presidenta del Parlamento catalán , Carme Forcadell, y cinco miembros de la Mesa. Reclamó además que se les impusiera una fianza de 6,2 millones de euros. Maza consideró que alentaron un «movimiento de insurrección activa entre la población» para la secesión de Cataluña. Se había convertido en una bestia negra para los independentistas catalanes y en el ariete legal del Gobierno contra el proceso secesionista.

La oposición siempre le reprochó que ese celo ante el proceso independentista de Cataluña no lo hubiera tenido en los casos de corrupción que afectaban al PP.

Tras conocerse la muerte de Maza, se sucedieron las condolencias y los telegramas de pésame como los enviados desde la Casa del Rey. El Gobierno se hizo hincapié en que la labor desempeñada por Maza «merece mayor reconocimiento si cabe por su entrega en los momentos de dificultad que nuestro país ha vivido en los últimos tiempos y que están en la mente de todos». Además de Rajoy, Sánchez, Rivera y Iglesias, asociaciones de fiscales y jueces mostraron su pesar por el óbito, entre ellos el fiscal superior de Galicia, Fernando Suanzes.

Indignación por mensajes ofensivos

El fallecimiento de Maza ha sido celebrado por algunas personas, lo que ha provocado muestras de indignación. Entre los que se felicitaban figura Cristian Fernández, de la comisión de garantías de Podemos en Cataluña, quien colgó una foto con dos copas de champán chocando. Luego borró el tuit y puso otro: «Muere un represor y no podemos hacer sátira». Ramón Cotarelo, candidato por ERC, escribió: «A Maza muerto, Maza puesto». Y las juventudes de la CUP, Arran, lo despidieron con un «Hasta nunca».

Un jurista que defendió la condena a Garzón y criticó la doctrina Parot

José Manuel Maza Martín no llevaba ni un año en el cargo de fiscal general del Estado (tomó posesión el 29 de noviembre del 2016), desde el que afrontó con contundencia la crisis soberanista catalana, pero también otras polémicas causas. Durante su trayectoria, alcanzó la cima de las carreras judicial y fiscal. Maza se licenció en Derecho en la Universidad Complutense de Madrid en 1973. Ingresó tres años después en la carrera judicial y ejerció en Cangas, Alacuás (Valencia) y Madrid. En junio de 1988 accedió a la Audiencia Provincial de Madrid, donde permaneció hasta su nombramiento, en el 2002, como magistrado de la Sala Segunda del Tribunal Supremo. El conservador Maza Martín fue elegido por doce votos, frente a los ocho que obtuvo Margarita Robles.

En el Supremo, Maza trató los recursos presentados por el juez Garzón en los procesos que se le abrieron, y redactó un voto particular en la sentencia contra el consejero delegado del Banco Santander, Alfredo Sáenz. En el 2012, defendió la sentencia condenatoria para Baltasar Garzón. Un año después, votó en contra de otra sentencia, la que dejaba en libertad al etarra Ignacio Pujana por anulación de la doctrina Parot. Lo mismo que hizo en el 2014 cuando emitió su voto en contra en la sentencia que confirmaba la absolución del etarra Txeroki. Maza fue cuestionado por no tramitar la imputación del expresidente de Murcia, Pedro Sánchez (PP), y propuso relevar al fiscal que lo investigaba. Otro de sus pronunciamientos célebres fue cuando pidió que se admitiera la querella por malversación contra el expresidente del Supremo por los viajes a Marbella a cargo del erario público, Carlos Dívar, fallecido la semana pasada.