Podemos juega con fuego en Cataluña

Francisco Balado Fontenla
fran balado MADRID / LA VOZ

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M.Moralejo

Pablo Iglesias desoye las encuestas y ya no esconde su intención de pactar con los independentistas de ERC, sus socios preferentes para un gobierno «progresista»

19 nov 2017 . Actualizado a las 09:37 h.

Los sondeos publicados desde el estallido del desafío secesionista coinciden en el desplome de Podemos. Tal y como denunció la cofundadora del partido Carolina Bescansa, esa postura de colaboracionismo con los independentistas resulta indefendible fuera de Cataluña. Sin embargo, a Pablo Iglesias parecen no importarle ni los resultados de las encuestas ni la opinión de la diputada gallega, aún sabiendo que nadie conoce las tripas del partido como ella; el secretario general tiene un plan y está dispuesto a ejecutarlo.

Tanto Pablo Iglesias como el líder de ERC, Oriol Junqueras, cada vez esconden menos su juego. Las cartas se empezaron a destapar cuando trascendió la cena que mantuvieron en casa del empresario Jaume Roures, en la que exploraron vías de entendimiento. Esta alianza resulta cada vez más evidente. A poco más de un mes para las elecciones, tanto Iglesias como el exvicepresidente de la Generalitat ya están colocando la alfombra sobre la que acabarán pactando. Los piropos entre ambos empezaron a subir de tono con una carta del líder de ERC enviada a su militancia desde la cárcel, en la que invita a «tejer complicidades» con los comunes de Ada Colau y con Pablo Iglesias. El sábado obtuvo la respuesta del secretario general de Podemos: los republicanos serán socios preferentes a la hora de explorar fórmulas de gobierno «progresista».

Ataques que son piropos

Los dos dirigentes intentan guardar las formas con sus bases y, en lo que parece una estrategia acordada, Iglesias exige a ERC que renuncie al «unilateralismo» como requisito para pactar en el futuro, y Junqueras critica que Podemos «equipare república y 155». Estos detalles, aunque puedan parecer que se están metiendo el dedo en el ojo, en realidad no son críticas, sino una manera de vender las nuevas estrategias del vecino para el 21D: Podemos, la de Esquerra, que viene de anunciar que renuncia al unilateralismo por no contar con el respaldo de la mayoría social, y Esquerra, la de Podemos, cuyo principal mensaje será «ni declaración unilateral de independencia ni aplicación del 155».

El que parece que no será un socio preferente de Podemos ni de ERC tras las elecciones será el PSOE. Ada Colau sigue intentando mantener un discurso ambiguo, aunque sus decisiones cada vez la acercan más a los independentistas. La alcaldesa de Barcelona, que el sábado reestructuró su gobierno tras haber roto con el PSC, disfrutó del apoyo de ERC y del PDECat para sacar adelante los Presupuestos. También el pasado jueves, Pablo Iglesias cargó con dureza contra los socialistas. Acusó a Pedro Sánchez de haber mentido a sus bases y le exigió que retome el «progresismo».

Por otra parte, el secretario general de Podemos sigue promocionando al candidato de los comunes a la Generalitat, Xavier Domènech, a quien invitó a dar un paso al frente para tomar las riendas de Podem. De todos modos, tanto el liderazgo de Domènech como cualquier alianza poselectoral en Cataluña tendrán que ser respaldados previamente por los inscritos en Podemos.

Nuevo guiño de los comunes a los independestistas: un referendo pactado

La número 2 de la lista de los comunes al 21D, Elisenda Alamany, ha propuesto a los partidos independentistas ERC, JuntsxCat y la CUP acordar llevar un mismo punto en el programa electoral en que las cuatro formaciones apuesten por buscar un «referendo pactado» en la próxima legislatura.

«El referendo pactado es algo irrenunciable. Es irrenunciable, no porque lo diga Catalunya En Comú-Podem, sino porque existe una mayoría social en Cataluña que lo avala y que incluso se encuentra en el electorado del PSC, de C’s y del PP», ha defendido. Los de Ada Colau habían ofrecido a los independentistas llevar dos puntos en todos los programas: la derogación de la aplicación del 155 y la petición de libertad de los exconsejeros y dirigentes soberanistas encarcelados, y ahora amplían la oferta al referendo pactado entre la Generalitat y el Estado.