La desorientación se adueña del secesionismo

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID / LA VOZ

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GABRIEL BOUYS | afp

Puigdemont se ve obligado a dar marcha atrás en su discurso antieuropeísta después de que ERC y su propio partido se desmarcaran de su propuesta de referendo sobre la UE

28 nov 2017 . Actualizado a las 07:31 h.

El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont ha tenido que recular tras la polvareda originada con sus declaraciones en las que se mostró partidario de organizar un referendo para consultar la salida de Cataluña de la Unión Europea, a la que se refirió como «club de países decadentes». Apenas dos días después, el exmandatario catalán intentó convertir su error en virtud al venderse en Twitter como un firme europeísta, asegurando que el caso catalán constituirá una «oportunidad de avanzar hacia una UE más fuerte, donde la ciudadanía tenga cada vez más poder de decisión».

Puigdemont no ha tenido más remedio que dar marcha atrás ante el alud de críticas con las que se encontró, llegadas incluso desde dentro de su maltrecho partido. Jordi Xuclá, portavoz adjunto del PDeCAT en el Congreso, rectificó a su superior al negar esta consulta, aunque aprovechó para mostrar su descontento con la postura de sus actuales dirigentes, que a lo largo del desafío secesionista mostraron su firme apoyo al Gobierno español.

Las declaraciones euroescépticas también fueron utilizadas por ERC en un intento de arañar votos a Junts per Catalunya, la lista liderada por el expresidente catalán. Su portavoz, Sergi Sabrià, se desmarcó indicando que no es necesaria una consulta: «La sociedad catalana es europeísta y por mucho que la UE tiene mucho que mejorar, somos críticos, pero no escépticos».

Puigdemont también fue censurado en el frente constitucionalista. Rajoy calificó la propuesta de «absurda», restando importancia al exdirigente: «Que diga lo que le parezca oportuno, pero ahora tiene que hablar la gente y no él», dijo, llamando a los catalanes a participar el 21-D.

Las reacciones a Puigdemont también llegaron desde Bruselas, ciudad en la que trata de evadirse de la acción de la Justicia española. Según recoge Efe, un portavoz de la Comisión Europea respondió al líder independentista rechazando por completo la visón decadente que este tiene de Europa: «Preferimos ver la UE como una unión de democracias, basada en el Estado de derecho».

A medida que se aproxima el 21 de diciembre, crece la desorientación en los partidos independentistas. En un claro intento de captar el voto más radical, tanto ERC como Junts per Catalunya emprendieron ayer un giro de 180 grados a su discurso de la pasada semana, en la que rechazaban la unilateralidad para lograr la independencia, algo que ahora ya no descartan. En una entrevista publicada en un digital catalán, el propio Puigdemont advertía su intención de «no renunciar a nada». Mientras, Marta Rovira, secretaria general de ERC, avanzó que «no pedirán permiso para implementar la república».

Críticas de los empresarios

Este discurso en el frente secesionista continúa aumentando la desconfianza de los empresarios. El presidente de Freixenet, José Luis Bonet, instó ayer a Puigdemont a no seguir haciendo «daño» a Cataluña y, haciendo suyas unas palabras del expresidenta catalán Tarradellas, afirmó que «lo último que tiene que hacer un político es el ridículo».

Los exconsejeros presos piden declarar ante el Supremo para rechazar la vía unilateral

Los exconsejeros catalanes en prisión preventiva investigados por rebelión, sedición y malversación, delitos por los que se enfrentan a más de 30 años de cárcel, solicitan volver a declarar ante la Justicia al considerar que con el paso de su causa de la Audiencia Nacional al Tribunal Supremo tienen opciones de conseguir la libertad condicional. Para ello, sus defensas imitarán la estrategia empleada el pasado día 9 por la expresidenta del Parlamento catalán, Carme Forcadell, y del resto de miembros de la Mesa de la Cámara, que lograron eludir la prisión tras haber acatado la aplicación del artículo 155 de la Constitución, así como su renuncia a cualquier actividad política que marchase en contra de los principios básicos de la Carta Magna. Los líderes de las plataformas secesionistas ANC y Òmnium Cultural, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, respectivamente, también pedirán acogerse a la llamada vía Forcadell.

Los abogados de los integrantes del Gobierno autonómico cesado presentarán hoy mismo un escrito para comparecer ante el magistrado Pablo Llarena con la intención de que revise los principales motivos por los que la jueza de la Audiencia Carmen Lamela justificó la prisión preventiva, aduciendo que no existe riesgo de fuga, que no tienen capacidad de reincidir ni la posibilidad de destrucción de pruebas. Además, otro de los puntos en los que se apoyarán para pedir la puesta en libertad de sus clientes será la posibilidad de que puedan participar en la campaña electoral del próximo 21 de diciembre, ya que salvo la exconsejera Meritxell Borràs y Jordi Cuixart, el resto de encarcelados integran alguna de las dos listas independentistas mayoritarias.

Por otra parte, una vez que ayer se confirmó la absorción de la causa por parte del Tribunal Supremo, los letrados de los exconsejeros y de los líderes de las plataformas ciudadanas retirarán las apelaciones que presentaron la pasada semana ante la Audiencia Nacional.

Puigdemont acusa al CNI de desleal en la prevención de los atentados del pasado agosto

Ciudadanos pide al PSC que «no moleste» con líos de pactos

paula de las heras

El presidente de la Generalitat destituido, Carles Puigdemont, sembró ayer dudas sobre los servicios secretos españoles, a los que acusó de «deslealtad» en la prevención de los atentados de Las Ramblas y Cambrils el pasado 17 de agosto, que se saldaron con 16 víctimas mortales. «Por culpa de esta deslealtad no sabemos si hemos podido evitar un atentado y muchos muertos», dijo. «¿Está garantizada la seguridad de los catalanes en manos de estos servicios de información y de esta policía española?», se cuestionó en una entrevista.

Puigdemont salió así al paso de las informaciones que situaban al imán de Ripoll, el cerebro de los atentados de Barcelona, como un confidente del CNI. A su juicio, en agosto ya se «olía» que Abdelbaki es Satti tenía contactos con el CNI, pero no dijo nada porque no podía aportar pruebas y el Gobierno central le hubiera acusado de mentir.

El expresidente destacó que el mayor de los Mossos durante los atentados, Josep Lluís Trapero, y el consejero de Interior cesado, Joaquim Forn, fueron los responsables de neutralizar la amenaza yihadista, por lo que lamentó que el primero esté «defenestrado» en el cuerpo policial y el segundo, en la cárcel. «Esto crea muchas desconfianzas con el sistema de seguridad español. No son leales», insistió. «¿No garantizarían mejor la seguridad los Mossos d’Esquadra que hoy están intervenidos?», se preguntó.

El independentismo ha adoptado como estrategia la descalificación de los poderes del Estado, y los presenta como fuerzas de choque contra los secesionistas. Esta idea complementa el discurso de presentar a España como un Estado autoritario que estaba dispuesto a todo, incluido llenar de «sangre y muertos las calles» con tal de sofocar la república catalana.