Hoy sí, toda Cataluña vota

Mercedes Lodeiro LA VOZ EN BARCELONA

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Frank Rumpenhorst | DPA

En la jornada electoral más decisiva de su historia, los catalanes se pronuncian sobre si reabrir la crisis política, social y económica o afianzar la estabilidad democrática en el marco de la ley

21 dic 2017 . Actualizado a las 08:20 h.

Cataluña vive hoy la jornada electoral más decisiva de su historia, con todo el país expectante y toda Europa pendiente de si los ciudadanos deciden revertir la mayoría independentista que gobernó para solo una parte de la población y que llevó a la comunidad a una crisis política social y económica o bien eligen la vía de afianzar la normalidad en el marco de la ley. Unos confían para su victoria en que los nuevos electores los apoyen, y otros apelan a la elevada participación de quienes acostumbran a quedarse en casa en las elecciones autonómicas aunque voten en las generales.

cómo se llega hasta aquí

Transgresiones y el artículo 155

Después de las provocaciones de los gobernantes Junts pel Sí (ERC y PDECat) con apoyo de la CUP y de la comisión de ilegalidades como la aprobación en septiembre de las llamadas leyes de desconexión, la celebración del referendo del 1-O, saltarse el Estatuto y la Constitución y arrastrar al Parlamento catalán a una declaración unilateral de independencia, el Gobierno de Rajoy, con apoyo de PSOE y Ciudadanos, aplicó el artículo 155 de la Constitución: destituyó al Gobierno de Carles Puigdemont, disolvió la Cámara autonómica y, para sorpresa de todos, convocó elecciones tan pronto como se lo permitía la ley.

qué se decide hoy

Normalidad o prolongar la crisis

Algunos los han planteado como unos comicios entre el 155 y la independencia, pero lo cierto es que ni el 155 es el ogro que venden los soberanistas ni la independencia es factible. Lo primero porque las medidas tomadas desde el Gobierno central, aparte de la mediática devolución de unas piezas de arte medieval desde Lérida a Aragón, han sido sosegadas. No se ha movido de sus puestos a los altos cargos de las consejerías y hasta se ha permitido que la Generalitat organice las oposiciones de educación, empantanadas desde hace años. Lo segundo, llegar a una república independiente sigue siendo una quimera, un sueño que no pasará de ahí, porque el Gobierno puede volver a intervenir la autonomía. Así que lo que se decide hoy es volver a la normalidad democrática en las instituciones o prolongar la crisis independentista.

divisiones en bloques

Constitucionalistas e independentistas

La política catalana desde las elecciones de septiembre del 2015 acabó por desdibujar el antiguo eje izquierda-derecha. La derecha residual de Convergència, el partido de la burguesía catalana de la época de Jordi Pujol, concurrió a las urnas con Esquerra Republicana y al día siguiente se echó en brazos de los deseos de los anticapitalistas de la CUP. El objetivo de todos era la independencia, para unos por convicción y para otros por intereses algo espurios. Los otros partidos, C’s, PSC y PP, se sintieron humillados. No daban crédito a lo que veían en el quehacer parlamentario, en cuya institución se faltó al respeto al propio reglamento de la Cámara, y se violó el Estatuto y la Constitución. Y si los deseos de independencia son transversales, también los del respeto a la ley lo son.

la atípica campaña

Características

La atipicidad se debe a varios factores: a quién convoca las elecciones, a la existencia de candidatos, como Puigdemont, huidos a otro país para eludir la acción de la Justicia y a que otros están en prisión preventiva como Oriol Junqueras y otros acaban de salir de la cárcel. Elementos que tumban los argumentos de quienes hasta hace poco presumían de no llevar a ningún imputado en sus listas. Por otra parte, ha sido más una campaña de efectos mediáticos que de promesas programáticas.

posibles pactos

Dificultades

El escenario de repetición de elecciones cobra fuerza por la dificultad de llegar a acuerdos en un Parlamento híper fracturado, y con confrontación en el seno de los bloques. Las posibles coaliciones podrían ser: mayoría independentista (ERC, JxC y CUP) o pacto antiindependentista (C’s, PSC y PP), que no parece plausible dado que necesita los escaños de los comunes, que no están dispuestos a investir a Inés Arrimadas, al igual que el PSC. La alternativa de consenso podría ser Miquel Iceta. Y, por último, un tripartito de izquierdas (ERC, PSC y CatECP), pero el investido no sería un independentista y ERC tendría que dejar la unilateralidad, como le exigen.