El favorito que no quería ganar

Joan Llorach

ACTUALIDAD

Alberto Estévez | Efe

Puigdemont y Junqueras  serán los protagonistas del siguiente capítulo de sus propios libros

24 dic 2017 . Actualizado a las 07:52 h.

Hace 23 años, Carles Puigdemont escribió el libro Cata… què?, dedicado a explicar cómo la prensa extranjera ha tratado los hitos del nacionalismo catalán. Hace ocho, Junqueras escribió Las proclamas de soberanía de Cataluña (1640-1939). Y ahora se ha dado la coincidencia de que los dos han atravesado el papel y serán los protagonistas del siguiente capítulo de sus propios libros. Aunque el azar los pilló trabajando. Los dos han dedicado su vida a promover y comunicar la independencia. Puigdemont fundó y fue el primer director de la Agència Catalana de Notícies (la agencia Efe catalana) y el diario Catalonia Today, un periódico en inglés con noticias sobre Cataluña que actualmente dirige su esposa. Junqueras ha participado en programas de TV3 explicando la historia catalana, ha sido tertuliano en la radio y nadie como él ha vendido la independencia a pie de calle en cientos de actos por toda Cataluña, explicando que «si fuera independiente tendría el superávit público mayor de Occidente» y que «la independencia no se pacta, sino que se declara y se defiende». Y los dos han combinado alcaldías con activismo independentista.

Hasta el jueves, estaba claro que iba a ser Junqueras quien ocupara un lugar junto a Macià, el Lincoln del independentismo catalán. Desde hace tres años, Junqueras tenía la seguridad de que controlaría el guion. Las encuestas aseguraban que ERC barrería al PDECat y podría marcar la estrategia a seguir. Y como necesitaba el público convergente, no tuvo problemas en ceder el papel de protagonistas a Mas y Puigdemont. Pero Junqueras cree que Puigdemont falló en la recta final, se enteró de que estaba en el extranjero cuando ya se había ido, y no se hablan desde entonces. Por lo que, con la garantía de unas encuestas in crescendo, el líder de ERC iba a hacer como Woody Allen en Manhattan. Es decir, autonombrarse director, guionista y protagonista. Pero el jueves todo cambió. 

Un mero 0,6 %

Contra todo pronóstico, Puigdemont seguirá teniendo la sartén por el mango gracias a los 11.000 votos que sacó de ventaja de los 1.870.000 que obtuvieron en conjunto. Un mero 0,6% del total. Puigdemont se ha hecho con todos los papeles y por primera vez podrá dirigir el independentismo a su libre albedrío, a pesar de tener muchos menos escaños que el mínimo histórico de Convergència. Y sin la mirada vigilante de Mas. La pieza angular que sostiene su liderazgo es que Junqueras, su principal rival electoral, nunca le criticará en público. Es una anomalía democrática formidable. Los que te pueden pillar votos renuncian a criticarte. Lo vimos en los debates televisados: ni una crítica de ERC a Puigdemont, con lo que con toda probabilidad le regaló el liderazgo. Un obsequio que Tardà certificó ayer vía Twitter: «President Puigdemont, la ciudadanía ha restituido democráticamente el Gobierno legítimo y a usted como presidente. Le esperamos para que comande la Generalitat conjuntamente con el vicepresident Junqueras. No tenga ninguna duda de que es lo que habría hecho Francesc Macià».

En Cata… què? Puigdemont escribió: «El primer hecho que internacionaliza seriamente la causa catalana es el complot de Prats de Molló. La operación militar liderada por Francesc Macià, que pretendía invadir Cataluña y despertar una sublevación armada, fue abortada el 4 de noviembre de 1926, antes de empezar, en la Cataluña Norte (Francia) […]. Un nieto de Garibaldi alertó a los servicios de seguridad franceses y el complot quedó desmontado en pocas horas. Las malas lenguas afirman que lo que verdaderamente delató a Macià fue la enorme cantidad de panecillos que encargó a un estupefacto panadero de Prats de Molló». Y describe una viñeta humorística aparecida en Le Petit Parisien el 17 del mismo mes: «En el dibujo, encabezado por el lema de Francesc Macià “¡Hasta el final!”, se ve un grupo de catalanes en el andén de una estación de tren, estrechamente vigilados por la policía antes de ser expulsados a Bélgica. Y un periodista les pregunta: ‘‘¿Qué haréis en Bélgica?”, a lo que responden, jugando con el doble sentido de la expresión: “¡Lo pasaremos bomba!”». Por su parte, Junqueras no puede evitar emocionarse cuando cuenta que su abuelo le llevaba de niño a poner flores en la tumba de Macià. Sería interesante saber cuándo supieron que iban a pasar de narradores a protagonistas.

Joan Llorach es coautor, junto con Josep Borrell, del libro «Las cuentas y los cuentos de la independencia».