JxCat y ERC buscan un pacto pero discrepan sobre investir a Puigdemont

efe BARCELONA

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Xavier Bonilla

La constitución del Parlament el 17 de enero obliga a ambas formaciones a apurar las negociaciones

30 dic 2017 . Actualizado a las 19:16 h.

Junts per Catalunya (JxCat) y ERC buscan hacer valer la mayoría absoluta independentista surgida de las urnas el 21 de diciembre, renovando el pacto que les permitió gobernar juntos en la última legislatura, aunque persiste aún la incógnita de quién será investido presidente de la Generalitat.

La convocatoria para la constitución del Parlament de Cataluña el próximo 17 de enero, anunciada ayer por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, hará que ambas formaciones tengan que avanzar con cierta urgencia en las negociaciones postelectorales para llegar a un acuerdo sobre el candidato que presentarán ante la cámara para ser investido como president.

Pese a la victoria en votos y escaños de Ciudadanos en las elecciones del 21D, los 70 diputados que suman JxCat, ERC y la CUP hacen más que improbable que la presidencia del futuro Govern recaiga en Inés Arrimadas, si bien las negociaciones entre las tres fuerzas independentistas tampoco se presentan sencillas.

Tras unos primeros contactos telefónicos, JxCat y ERC programaron su primera reunión para el pasado miércoles, un encuentro envuelto en la más absoluta discreción, para abordar no sólo la configuración del nuevo Govern sino también otra tarea más urgente: un pacto sobre la composición de la Mesa del Parlament.

Junts pel Sí -coalición que integraba a la antigua CDC y a ERC- disponía hasta ahora de mayoría -cuatro de los siete miembros- en la Mesa, un órgano clave para la tramitación de iniciativas y la ordenación de los debates parlamentarios. Y la mayoría independentista lograda el 21D les permite renovar su preeminencia en la Mesa y designar la nueva presidencia del Parlament, que podría asumir una persona distinta a Carme Forcadell, que dada su delicada situación judicial sopesa dar un paso atrás.

Al mismo tiempo, las negociaciones para la formación de gobierno se encuentran condicionadas por dos citas judiciales que deben producirse en las próximas semanas. La primera será el 4 de enero, cuando el Tribunal Supremo analizará la situación del vicepresidente del Govern cesado, Oriol Junqueras, a quien ERC postula para presidir la Generalitat, a la espera de que sea excarcelado.

Una semana más tarde, el 11 de enero, el juez del Supremo Pablo Llarena tomará declaración a otros dos presos soberanistas, Jordi Sànchez y Joaquim Forn, ambos elegidos en las listas electorales de JxCat y que también esperan ser excarcelados.

Una vez se sepa en qué situación quedan los tres, podrán avanzar las conversaciones sobre la investidura del presidente catalán, que JxCat insiste en que sea Carles Puigdemont, aunque no está claro cómo podría asumir el cargo. Fuentes de JxCat explican que se están analizando diversos escenarios con el asesoramiento de sus abogados, incluso el de su vuelta a Cataluña, contando con que si regresase de Bélgica «voluntariamente» para declarar ante el Supremo «se entendería que el riesgo de fuga no existiría» y por lo tanto «no habría motivo» para ordenar su ingreso en prisión.

Pero, aunque no se descarte su regreso, en JxCat ya preparan un plan B para que pueda ser investido en su ausencia, eventualidad que podría obligar a aprobar una nueva reforma del reglamento de la cámara antes de la sesión de investidura, para regular este supuesto y permitir el voto telemático sin necesidad de que sea presencial.

ERC ya ha dejado entrever que recela de una investidura en ausencia de Puigdemont y apunta a Junqueras como alternativa si el president cesado no vuelve a Cataluña o es detenido al regresar.

Una vez fijada para el 17 de enero la sesión constitutiva del Parlament, en la que habrá que elegir la presidencia y el resto de miembros de la Mesa, el calendario ha quedado más perfilado.

En los diez días hábiles posteriores deberá celebrarse el debate de investidura del nuevo presidente de la Generalitat, por lo que el límite se sitúa en el 31 de enero.

Al final del debate de investidura, que suele prolongarse a lo largo de dos jornadas, se procede a una primera votación, en la que quien se postula para ocupar la presidencia de la Generalitat debe obtener la mayoría absoluta de los votos, es decir, un mínimo de 68 sobre 135.