La saponificación protegió el cuerpo de Diana Quer

Ramón Ares Noal
MONCHO ARES RIBEIRA / LA VOZ

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El proceso natural de conversión de la grasa humana en jabón facilitará conocer las causas de la muerte

03 ene 2018 . Actualizado a las 18:59 h.

Una vez que el ADN ha constatado que el cadáver recuperado de la nave abandonada de Asados corresponde al de Diana Quer López-Pinel, sus restos mortales, que se encuentran a disposición del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga), pueden arrojar mucha luz sobre cómo le sobrevino la muerte, si por estrangulamiento, como al parecer declaró el presunto asesino, José Enrique Abuín Gey, el Chicle, a los investigadores; o a consecuencia de un atropello involuntario, que mantiene su abogado, en contra de la opinión de los máximos responsables de la investigación. Sin embargo, un proceso químico natural denominado saponificación, que en los últimos días salpica al caso en boca de expertos forenses, ha podido preservar las pruebas que certificarán el óbito.

¿Pero qué es la saponificación, también llamada adipocira? Según el médico Ángel Lucas, que ejerció de forense durante ocho años en Padrón y A Fonsagrada, se trata de un proceso natural por el cual un cuerpo humano sumergido en agua o en un terreno muy húmedo no se descompone gracias a la transformación de los ácidos grasos en jabón: «La denominación procede del latín sapo, saponis. La masa que se forma recubre el cadáver y evita la putrefacción en muchas de sus partes, de ahí que proteja pruebas clave para conocer las causas de la muerte, especialmente si esta ha sido violenta», señala Lucas.

Cadáver reconocible

El médico explica que, gracias a esta transformación, un cadáver puede ser reconocible después de mucho tiempo, porque la descomposición se estanca: «Hay determinados órganos y partes que desaparecen pronto, pero otros no. El corazón, por ejemplo, es lo último que se destruye por la putrefacción, porque está muy protegido, y también los huesos, pero la estructura del cuerpo se mantiene con el proceso de saponificación», detalla el exforense.

Sobre si las circunstancias de un fallecimiento violento pueden apreciarse a primera vista en un cuerpo saponificado, el doctor dice que si han sido a consecuencia de incisiones o cortes importantes, es posible, pero que en caso de un fallecimiento por una bala de arma de fuego puede que no sean perceptibles. «El estómago es otro órgano que, tras la adipocira, puede contener restos que ayuden a esclarecer las causas de una muerte. Por ejemplo, si se usó una sustancia o algún medicamento para inmovilizar, aturdir o dormir a la víctima, pero no sería perceptible la ingesta de alcohol», detalla el especialista, que añade que no ocurre lo mismo con el intestino, que «se pudre antes por las heces».

Importancia de los huesos

Lucas destaca, por otra parte, la importancia de los huesos, especialmente del fémur, porque en este es en el que se encuentra el ADN más claro. Explica que, normalmente, se limpia la osamenta de materia orgánica y se compone todo el esqueleto con el fin de localizar con más claridad pruebas que determinen las consecuencias del fallecimiento, porque son más perceptibles las fracturas: «A veces, incluso se emplea cal para que no quede ninguna materia orgánica», señala el médico. Si, como al parecer dijo el asesino a la Guardia Civil, mató a la chica estrangulándola, probablemente haya quedado constancia en alguna vértebra del cuello; por el contrario, si, como apunta su abogado, fue un atropello, las fracturas serán más evidentes, pero los minuciosos rastreos que se hicieron en la zona de la desaparición en A Pobra no hallaron ni el más mínimo indicio de un accidente de tráfico.

Lucas está convencido de que, en el caso del cuerpo de Diana, no tardarán mucho tiempo en conocer la causa de la muerte gracias a la saponificación, que protege muchas partes importantes de su cuerpo, y la recuperación de la totalidad del esqueleto.

Sobre si en los ocho años de trabajo como forense vivió un caso parecido, Ángel Lucas acierta a recordar que el más semejante fue la aparición de un cuerpo en un monte al aire libre del que solamente quedaban fibras, huesos y la ropa.