Juan Carlos Quer: «Con lo que Diana ha tenido que sufrir, nos diría que intentemos ayudar a otros niños»

x. melchor / j. romero SANTIAGO / LA VOZ

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XURXO MELCHOR

La familia de la joven madrileña buscará que al Chicle lo condenen a pena de prisión permanente revisable

20 ene 2018 . Actualizado a las 16:43 h.

Aquella madrugada del 22 de agosto del 2016 fue Diana, pero bien pudo ser María, Ana, Helena o Sofía. Fue la hija de Juan Carlos Quer la que desapareció sin dejar rastro, pero pudo ser la de cualquiera. La suya, que lee. La mía, que escribo. El único error que cometió la joven madrileña de 18 años fue volver sola a la casa de A Pobra do Caramiñal en la que la familia acostumbraba a pasar sus veraneos. Solo eso. Su padre y su madre, Diana López-Pinel, vivieron 496 días de infierno sin saber qué había pasado. El desenlace, con la detención de José Enrique Abuín Gey, el Chicle, se llevó toda esa incertidumbre, pero trajo el dolor máximo de saber que su hija estaba muerta. El propio presunto asesino llevó a la Guardia Civil hasta el pozo de la fábrica abandonada en la zona de Asados (Rianxo) en la que dejó su cuerpo. Ese ha sido el único buen acto del hombre que ha lanzado tan pesada losa sobre los hombros de Juan Carlos Quer. Él ha iniciado una lucha para que lo que le pasó a Diana sirva para que España sea un país más seguro y, sobre todo, para que no se derogue la prisión permanente revisable, con acciones como a la que se ha sumado en la plataforma Change.org, y en la que la avalancha de apoyos se acerca ya a las 800.000 firmas.

-Ante todo, ¿cómo está?

-Han sido 500 días en los que apenas duermes y vives como si fueses un autómata. En los que sales de la cama porque tienes que seguir el día a día y porque te tienen que ver razonablemente bien, pero es una tortura humana y al final el único lazo que te une a tu hija es, en este caso, el comandante Arturo Marcos [de la Policía Judicial de la Guardia Civil de A Coruña], al que no me cansaré de agradecer su trabajo. A mí me llamaron a las cuatro y media de la madrugada, ¿vale? ¿Cómo la recibes después de 500 días tu hija desaparecida? Pues que el pequeño milagro que podías esperar, que era que apareciera con vida, no se ha producido. Pero inmediatamente te viene un sentimiento de paz. Llamé a mi exmujer, para decirle que ella no subiera a Galicia y no tuviera así que ver el cuerpo de mi hija. Yo no lo quise ver.

-El caso de Diana ha abierto un debate sobre cómo algunos medios deben enfocar este tipo de situaciones.

-Debería de ser así. Aquí hubo un juicio paralelo, pero la dignidad de las personas no te la dan ríos de tinta, de infamias y de información no corroborada. Nuestra familia ha sido una familia respetada, honorable, por supuesto con los problemas que podamos tener todos. Un divorcio es una situación traumática de la que se suelen derivar tensiones.

-¿Cómo calificaría el tratamiento del caso de su hija?

-Pues que se ha intentado dañar la imagen de una niña con informaciones falsas que en absoluto se correspondían con la realidad. Se ha dañado la imagen de unos padres, que han tenido una reputación intachable. Y al final, el resultado de las circunstancias ha puesto a cada uno en su lugar. Pero cuando pasa todo esto y tienes una hija desaparecida, llega un momento en el que ni te afecta, porque tu única prioridad es ella. Y desde esa prioridad, yo creo que a partir de octubre ni mi exmujer ni yo volvimos a aparecer jamás en un medio de comunicación, para no interferir, porque al final todos estos chismes contribuyeron a volver loca la actividad investigadora de la Guardia Civil, porque se revelan datos que no eran ciertos pero que movilizaban a la sociedad para dar testimonios que la Guardia Civil se veía obligada a tener que verificar.

-¿Siempre tuvo claro que Diana no se había fugado?

-Absolutamente. Ella jamás se ausentó del domicilio, jamás se habría fugado. Puede haber hijos que puedan tomar una determinación alocada, pero es que Diana era una niña absolutamente respetuosa con las normas que se establecían en casa. Ella estaba siempre puntual en su domicilio y si no siempre daba una llamada para decir que se iba a retrasar diez o quince minutos.

-Es duro hacer según qué preguntas, pero tras ver el informe preliminar de la autopsia, ¿cree que hay fundamento para investigar al Chicle por agresión sexual además de por asesinato?

-Por supuesto que lo hay. Primero, porque el informe forense es preliminar y en modo alguno descarta la agresión sexual, y lo único a lo que se ha limitado es a enviar muestras biológicas para la emisión del informe final. Es decir, que en este momento la autopsia en modo alguno descarta la agresión sexual.

-Esta es, por tanto, la línea que van a seguir en los tribunales.

-Absolutamente. Además, nuestra representación letrada no va a hacer depender si hubo o no agresión sexual nada más que de los resultados de la autopsia. La agresión sexual se va a acreditar. Habrá muchas otras diligencias y pruebas que se van a tener que desarrollar para acreditar, como se va a acreditar, que detrás del rapto, de meterla en el maletero maniatada y amordazada había un intento de agresión sexual. Considerando los antecedentes de este señor, la situación que sobrevino a su detención, las evaluaciones psicológicas que se hagan y las condiciones en las que se encontró a la niña, pues obviamente el Chicle no secuestró a mi hija para llevarla a misa.

-Si se demuestra la agresión sexual, el Chicle se expone a prisión permanente revisable. Como víctima, ¿qué siente cuando ve que en el Congreso hay una mayoría que quiere derogarla? ¿Qué les diría a esos políticos?

-Pues que tienen la responsabilidad de estar en la realidad del resto de los ciudadanos. Que los señores que no vamos en coches oficiales tenemos una vida, día a día, tenemos un sentimiento. Se ha publicado que ocho de cada diez españoles apoya la aplicación de este tipo de penas. Nuestro mensaje no está sujeto a ideología política, yo jamás he tenido filiación política. Es un mensaje humano, para evitar que otras niñas tengan que pasar por una circunstancia como esta. Esta ley está prevista para la aplicación en casos extremadamente graves, donde concurren circunstancias que hieren la sensibilidad humana. Delitos contra la vida de menores o agresiones sexuales que culminan con el asesinato de la víctima deben de merecer un tipo de pena agravado.

-¿Cuándo ha decidido embarcarse en esta misión?

-En las idas y venidas de ocho horas que he hecho de ida y vuelta a Galicia. Lo primero que pensé es qué hubiera deseado mi hija, porque a mi hija ya no me la van a devolver con vida. Y recordando su carácter sensible y su bondad y lo que ella ha tenido que sufrir, ella diría papá intentemos ayudar a otros niños para que no tengan que pasar por esto. Y es este mensaje de pensar en los demás el que yo he recogido y el que me está dando las fuerzas para poder ponerme delante de los medios de comunicación.

-¿Debería el Gobierno de España prestar más atención y recursos a los casos de desaparecidos?

-Totalmente. En el ámbito de los desaparecidos, al igual que ocurre con la ley de violencia de género, las cifras son escalofriantes. En este momento hay 4.000 personas desaparecidas en España y hasta hace un año no existía ni tan siquiera un registro oficial con sus datos. Esto ya es un logro, ya se ha dado un paso hacia adelante. Pero detrás de ese 5 % de personas que no aparecen jamás hay más que dudas razonables de que hayan sido objeto de un acto delictivo, por lo tanto, la misión de la sociedad es amparar y dar respuestas a esos familiares. A la vista de nuestra experiencia, se me antojan tres cuestiones a desarrollar. Uno, el establecimiento de un protocolo claro de actuación, porque las primeras 48-72 horas son esenciales para poder determinar el nivel de riesgo y porque si no se actúa rápido las pistas desaparecen. Dos, unidades especializadas, con recursos humanos y técnicos suficientes para dar respuesta integral ante la desaparición. Y, tres, el tipo agravado de pena cuando el asesino oculta el cadáver. En esto aún estamos en pañales.

«Al Chicle no le diría nada, le miraría a los ojos y no bajaría la mirada»

El padre de Diana lloró al ver a la madre del presunto asesino llamar monstruo a su hijo y le dio su perdón

x. melchor/ J. ROMERO

Juan Carlos Quer quiere justicia, sí, pero no revancha. Lo tiene muy claro. Y cree que, junto a Diana, hay más víctimas «colaterales» del Chicle en su propia familia. «Esto va a marcar de por vida a su hija, sin que ella sea responsable en absoluto de tener un padre de esta calaña. Y su madre, que cada día que salga a la calle tendrá que ir con el dolor de tener que saludar en la tienda de ultramarinos en la que compra todos los días, con la cabeza gacha y diciendo yo he criado a un monstruo», asegura.

-Ha llamado por teléfono a la madre del Chicle.

-Yo venía muy flojo ese día, pero el ojo por ojo, diente por diente no forma parte de mi forma de conducirme por la vida. Y cuando estaba viendo un telediario, después de haber llegado a casa a las seis de la madrugada, y vi a esa mujer llorando de un modo tan desconsolado y diciendo «perdón, perdón, es un monstruo», me puse a llorar y me dije qué culpa tiene esta señora, que es como tantas que he conocido cuando hemos ido por Galicia, que te lo dan todo, que tienen las puertas abiertas porque es un pueblo hospitalario. Lo que me sale del corazón es decirle, señora, usted cuenta con nuestro perdón, por supuestísimo, en tanto lo que usted esté manifestando sea cierto, y no lo dudo por cómo la veo, usted no tiene por qué sentirse culpable de esto, de un accidente de la naturaleza, porque vamos a calificarle así [al Chicle], de accidente de la naturaleza.

-Su propia hermana y sus vecinos también le han llamado asesino a la cara...

-Exacto, no así la mujer [Rosario Rodríguez]. Tú sabes lo que es una noticia de este calado en un pueblo, con la relevancia que tuvo todo esto, y poder aguantar día tras día sabiendo que estás dando coartada a una persona que ya tiene antecedentes y los ha vivido en su propia familia con la hermana y que empatiza todavía con él, aún a sabiendas de todo lo que ha acontecido y que le dice contigo hasta el fin del mundo. A mí, cuando menos, me genera dudas.

-¿Por eso han recurrido el auto que archiva la investigación contra ella?

-No, no por eso. A mi representación letrada, y a mí igualmente, este sobreseimiento provisional nos parece que cuando menos es precipitado. Estamos en un momento muy inicial de la instrucción, en el que una resolución de este calado es absolutamente precipitada. Esta señora, desde un primer momento, se situó junto a su marido y aunque después haya cambiado su declaración frente a los investigadores, hay que aclarar perfectamente si hubo una participación o no de esta señora en el delito, porque la autopsia no descarta la participación de posibles terceros. Debería de haberse dejado que avanzasen las diligencias de investigación, esperar a tener datos objetivos que evidencien si tuvo o no implicación en el asesinato de mi hija.

-¿Qué le diría al Chicle si lo tuviera delante?

-(Se hace un gran silencio). Es una buena pregunta que todavía a estas alturas no me he planteado. No le diría nada. Simplemente le miraría a los ojos y no bajaría la mirada, porque la bajaría él. ¿Sabes por qué? Porque estos señores son unos cobardes. Un señor que teniendo una hija de 13 años agrede sexualmente, como así se acreditará, a una niña y acaba con la vida de una persona indefensa, ya se define por sí misma. Estas personas, cuando llegan al centro penitenciario, se comportan como si fueran corderitos. Porque lo que les falta es capacidad para enfrentarse de tú a tú frente a nadie. Desde esa posición, debemos de conectar este tema con el de la prisión permanente revisable y contra el discurso demagógico que se está planteando. Hay quien defiende que el cumplimiento íntegro de las penas que prevé el Código Penal es más que suficiente, y con ello se obvian situaciones como esta. Un violador que es condenado a diez años y no hace ni un solo curso voluntariamente de recuperación, cuando a los diez años termina su condena y sale por la puerta ya están buscando a su nueva víctima.

-No es la primera vez...

-Ahí está el violador del ascensor y tantos y tantos y tantos más. Poner una persona así en libertad es un riesgo absoluto para la sociedad.

  • Esta es la campaña en Change.org impulsada hace unas semanas por la madre de Candela y Amaia, las niñas de Moraña asesinadas por su padre. Ahora, las familias de Diana Quer, Marta del Castillo, Mari Luz Cortés y Ruth y José Bretón han sumado su apoyo a la petición.