La mandíbula hallada en el embalse del Ebro no coincide con la de las menores desaparecidas

EFE

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La sequía permitió que aflorase un resto óseo que se relacionó con el caso de las adolescentes Virgina y Manuela, de las que no se sabe nada desde hace 25 años

01 feb 2018 . Actualizado a las 15:54 h.

El cotejo del ADN de la mandíbula localizada en el embalse del Ebro, en Cantabria, no refleja «ninguna coincidencia» con los datos de familiares de personas desaparecidas, aunque la investigación sobre este resto humano continuará para averiguar su procedencia. Así lo ha informado este jueves, 1 de febrero, a través de un comunicado la Guardia Civil, tras las pruebas de ADN realizadas por el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Madrid y su cotejo con el programa Fénix, que cuenta con muestras genéticas de familiares de personas desaparecidas.

El hallazgo de la mandíbula a consecuencia de la bajada del agua en el embalse por la sequía sacó a la luz de nuevo el caso de la desaparición en Reinosa (Cantabria) de dos niñas de la localidad palentina de Aguilar de Campoo hace 25 años, Virginia Guerrero, de 14 años, y Manuela Torres, de 13. Las pruebas de ADN realizadas por el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Madrid, que solicitó el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Reinosa tras abrir diligencias al localizarse la mandíbula, indican que no existe «ninguna coincidencia» entre el ADN de ese resto humano y que tiene el programa Fénix de familiares de personas desaparecidas. Según han precisado a Efe fuentes de la Guardia Civil, los datos de ADN que hay en ese programa son de familiares de todas las personas desaparecidas en territorio nacional o fuera del país que tengan relación con España, que han dado permiso para que se disponga de su ADN, aunque esos datos están protegidos.

El hallazgo de esta mandíbula, el pasado 12 de octubre, por un hombre que paseaba por un embalse del Ebro más seco de lo habitual, llevó a la Guardia Civil a iniciar una investigación y el Juzgado abrió diligencias y encargó un informe forense. Ese primer informe forense reveló que el hueso era de apariencia humana y podría pertenecer a una adolescente que llevaría muerta 25 años.

En principio, una de las hipótesis de trabajo de la Guardia Civil fue que dicho resto humano procediera de alguna persona enterrada hace muchos años en un cementerio que quedó bajo las aguas del pantano, construido en 1945. Tras el informe, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción numero 1 de Reinosa solicitó al Instituto Nacional de Toxicología de Madrid cotejar el hueso con la base de datos del programa Fénix.

En el comunicado remitido hoy por la Guardia Civil, se indica que «las pruebas de ADN interesadas al Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Madrid y su posterior cotejo con los datos existentes en la base del Programa Fénix de personas desaparecidas, no han arrojado ninguna coincidencia». Sin embargo, el Instituto Armado asegura que la investigación sobre la procedencia de este resto humano va a continuar para tratar de averiguar a quién pudo pertenecer esa mandíbula.

Las familias de las jóvenes de Aguilar, indignadas

Las familias de Manuela Torres y Virginia Guerrero, las niñas desaparecidas en Aguilar de Campoo (Palencia) en 1992, han mostrado su indignación por «el sufrimiento innecesario» que les ha causado la filtración del informe forense sobre la mandíbula aparecida en el pantano del Ebro, en Cantabria. El hermano de Virginia Guerrero, Emilio Guerrero, ha manifestado en declaraciones a la agencia EFE, la «absoluta indignación» de las dos familias por la filtración del informe del forense y algunos medios que lo publicaron sin esperar a los resultados. Ha asegurado que han sufrido «un auténtico calvario» desde que apareció la noticia el 4 de enero hasta este jueves, en que la Guardia Civil les ha confirmado que el ADN no coincide con los datos de desaparecidos que hay en el programa Fénix, y que por tanto la mandíbula encontrada en el pantano del Ebro en octubre no pertenece ni a Virginia ni a Manuela. «A la pesadilla que nos toca vivir desde hace 25 años, hay que sumar estos hechos tan lamentables», ha afirmado Guerrero.

La persona que «filtró el informe no es consciente del sufrimiento innecesario en el que nos ha sumido durante estos larguísimos días y noches», ha añadido. Guerrero ha asegurado que estos días han sido «muy duros» y ha señalado que lo peor es «el sufrimiento innecesario» causado a las familias con la difusión de noticias sin tener ningún resultado. «Seguimos igual que estábamos pero habiendo vivido una pesadilla innecesaria», ha zanjado, recordando que ya vivieron un episodio parecido cuando aparecieron los cráneos de dos mujeres en el embalse de Requejada, en Cervera de Pisuerga, solo dos años de la desaparición de su hermana.

Por último ha querido expresar, en nombre de las familias, su agradecimiento a la jueza de Reinosa «por su consideración y sensibilidad para con nosotros», a la Guardia Civil de Cantabria y Palencia, especialmente a los capitanes Miguel y Fernando, y a los vecinos de Aguilar de Campoo y su comarca «por su preocupación con el caso».