Para cuarenta y cinco estás muy bien

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MARCOS CREO

10 mar 2018 . Actualizado a las 09:41 h.

Es un cañón de mujer. Inteligente, divertida, con una energía desbordante. Carisma puro. Ocupa la conversación y el espacio sin complejos. Y sin pedir permiso. Habla de sexo y de amor, de política y de cine, de su hijo, de su chico, de excompañeras de facultad que hoy son famosas. Y en esa cascada de vitalidad nos relata una experiencia nocturna. La noche anterior había estirado la jornada hasta la madrugada compartiendo copas y charla con un grupo de amigos. En un bar conecta con un hombre joven. El más guapo del lugar. El chaval se lanza al flirteo atraído por lo evidente. Tiene delante a un pibón. Y de pronto suelta la frase:

-Para 45 estás muy bien.

Aún resuena la carcajada perpleja de la mujer. Atónita por la condescendencia. Inasequible a la carga de profundidad que el machismo estructural proyecta encarnado en ese chaval que con su frase encarna a todos esos hombres que nos hacen el favor de mirarnos aunque tengamos «una edad». Por supuesto, la torpeza del chaval zanja el flirteo, que encaja como puede la evidencia de nuestra mujer:

-¡Ya sé que estoy muy bien! Pero a ti, ¿quién te ha enseñado a ligar?

El de la edad es otro de los muros que trata de derribar el feminismo. No hay más que escrutar el rostro de muchas mujeres públicas para intuir la batalla que libran en sus cuerpos. Intervenciones encarnizadas para disimular el paso del tiempo. Operaciones que acaban transformando sus rostros en una mueca. La sociedad les ha dicho que cada arruga es una derrota; que cada bolsa constituye un paso hacia la irrelevancia. Mujeres inteligentes que sucumben a la terrible presión del espacio público. A la mirada deformada del objetivo. Los titulares los ponen señoras como la cantante Cher, con su vejez esculpida a base de Botox y bisturí. «Cuando se trata de envejecer tenemos unos estándares distintos a los de los hombres. Un tío me dijo una vez: ‘¿No crees que eres demasiado mayor para cantar rock&roll? Le dije que se lo preguntara a Mick Jagger.».

En los últimos Óscar vimos otra vez el rostro natural de Frances McDormand. Mantiene una batalla pública por el derecho a envejecer de las mujeres. La ciencia nos concede cada vez más años de vida, pero cada mes que nos echamos al cuerpo es un motivo de angustia. «Estoy llena de miedo y rabia por lo que se han hecho muchas mujeres», ha declarado McDormand.

Otras prefieren recurrir a la ironía. Como Geraldine Chaplin: «Siempre llevo zapatos llamativos. Es para evitar que me miren a la cara y descubran que soy un pellejo». Aunque me quedo con la contundencia de Ángela Molina, con su melena blanca y su cara de sabia: «La cirugía estética no me interesa. ¿A ti te gustaría ver a tu abuela con cara de pez? Pues eso». Que para 45 estás muy bien. Y sin cara de pescado.