Nada podrá seguir igual después del 8M

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

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PACO RODRÍGUEZ

Feijoo lidera el cambio de discurso del PP, asegurando que los Gobiernos deben «tomar nota» del clamor que recorrió el país exigiendo medidas contra la discriminación de las mujeres

10 mar 2018 . Actualizado a las 09:18 h.

Más allá de la habitual guerra de cifras de cualquier huelga o protesta, la riada de millones de mujeres que anegaron las calles de un centenar de ciudades españolas el 8 de marzo, reclamando medidas contra todas las formas de discriminación y violencia que sufren, se ha convertido en una realidad incontestable. Tanto que se ha llevado por delante el discurso que el Ejecutivo sostuvo en los días previos -contrario al paro feminista- y que se vio obligado a modular, para acabar ayer ya no solo valorando «muy positivamente» la protesta, sino desempolvando medidas con las que justificar su «compromiso» con la igualdad de los sexos.

De hecho, el éxito sin precedentes de los actos de las mujeres compitió con el problema catalán en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros por monopolizar las preguntas al portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo. Una vez tras otra -hasta media docena de veces- fue interpelado sobre la huelga y sobre si el Ejecutivo iba a hacer autocrítica por haberse equivocado al valorar el calado de la protesta. El PP fue la única fuerza que no la secundó, pese a que Mariano Rajoy pasó en unos días de no querer meterse en el espinoso asunto de la brecha salarial a lucir un lazo morado en la solapa.

Las preguntas incidieron especialmente sobre si el Gobierno pensaba poner en marcha algún plan global, del estilo de la ley de igualdad socialista del 2008, que dé respuesta eficaz a las reclamaciones contra la discriminación laboral y salarial que padecen las mujeres por serlo. Pero, pese a la insistencia, Méndez de Vigo eludió cualquier atisbo de autocrítica e hizo pivotar todas sus respuestas en que «los hechos», y no las palabras, demostraban el compromiso del Ejecutivo con la igualdad entre hombres y mujeres.

«Algunos predican y otros damos trigo», dijo, recordando que la ministra de Empleo está negociando con los agentes sociales para alcanzar acuerdos en materia de conciliación y racionalización de horarios. Aunque enumeró los avances de las mujeres en los últimos años y las «medidas» planteadas por el Gobierno para cerrar la brecha de la desigualdad (como auditorías salariales en las empresas o transparencia en las retribuciones de trabajadores y trabajadoras), descartó la adopción de ningún plan integral.

También echó mano de un estudio de la Universidad de Georgetown que sitúa a España como el quinto mejor país del mundo para ser mujer. «Pero el Ejecutivo no se conforma y sigue trabajando», remachó el portavoz, que también evitó valorar las declaraciones -mucho más contundentes- que horas antes efectuó el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, sobre la masiva movilización de las mujeres.

Forzados a «tomar nota»

En Valencia, donde participó en una reunión del grupo parlamentario del PP europeo, Feijoo calificó lo vivido en las calles españolas de «clamor» social, del que deben «tomar nota» los Gobiernos locales, autonómicos y central, además de las Cortes. El presidente gallego aseguró que «el que quiera identificarlo con planteamientos políticos y partidarios se confunde», sería un «grave error». Insistió en que hablar de «manifestación política» supone una «falta de respeto» hacia las mujeres que, con distintas ideologías y pensamientos, dijeron el jueves que «todavía no han conseguido la igualdad».

Cabe recordar que la brecha salarial media de las gallegas está en el 22 %, casi 5.100 euros al año, mientras que en pensiones de jubilación ellas perciben casi la mitad menos que los varones, además de sufrir una mayor tasa de paro y también una superior precariedad laboral.

Feijoo instó este viernes a todos los hombres a «entender» el mensaje lanzado por las mujeres y recordó que es ilegal que las trabajadoras cobren menos que sus compañeros por la misma función, por lo que, de ocurrir, pidió que se denuncie dicha práctica, así como que se trabaje en medidas que fomenten la corresponsabilidad para que la maternidad no penalice profesionalmente a las mujeres.

El presidente gallego no fue el único que optó por enarbolar la bandera reformista tras el rapapolvo feminista a las políticas tradicionales. Similares declaraciones de intenciones se escucharon este viernes en otras formaciones políticas, como el PSOE o Podemos, que, a diferencia del PP, sí respaldaron la movilización.

«Ya no basta con ponerse un lazo de quita y pon», sentenció la portavoz socialista en el Congreso, Margarita Robles. La diputada de Unidos Podemos Ángela Rodríguez reclamó «menos lacitos y más dinerito». También Ciudadanos, in extremis, se quiso subir al carro de la igualdad. Porque tras un 8M unánimemente calificado de «histórico», nada podrá continuar igual.