Se suspende hasta mañana la búsqueda de la joven arrastrada por el mar en Riazor

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Marcos Míguez

El dispositivo desplegado esta mañana incluyó a varios buzos que exploraron una zona de rocas cercana al lugar donde ayer de madrugada desapareció la ourensana de 22 años

31 mar 2018 . Actualizado a las 20:34 h.

La búsqueda de la joven de Ourense de 22 años, Andrea D. C. , desaparecida en la madrugada del viernes en aguas de la playa de Riazor se ha suspendido hasta mañana. Los medios marítimos estuvieron trabajando en la zona hasta las ocho de la tarde y los helicópteros entre las 16.00 y las 19.00 horas. Mañana se reanudará a primera hora.

Este sábado la búsqueda de la joven ourensana desaparecida se ha reiniciado pasadas las nueve de la mañana Minutos antes de las once se sumó a estas labores el helicóptero Helimer, que durante la jornada del sábado rastreó por cielo la bahía coruñesa y también las embarcaciones de Salvamento Marítimo. Tal y como había anunciado ayer el jefe de seguridad y de bomberos de A Coruña, Carlos Touriñán, los buzos aprovecharon la bajamar para sumergirse por vez primera en la zona rocosa de la playa, pero una hora después tuvieron que suspender su trabajo ante el fuerte oleaje. 

Las labores de búsqueda desde tierra se centran en dos puntos, en la zona de la Domus y la del Millenium, ya que son los canales principales de las corrientes que se registran en la bahía.

La concejala de Seguridade Cidadá, Rocío Fraga, aseguró que están en permanente contacto con la familia desde que se les notificó la desaparición de la joven. El padre A. D. C., «destrozado» y «en shock», acudió a A Coruña junto a otros familiares para seguir de cerca las labores de búsqueda. Esta mañana se les pudo ver en la coraza que separa las playas de Riazor y Orzán visiblemente afectados. La madre de la joven permanece en Ourense recibiendo atención psicológica por parte de especialistas de Cruz Roja.

Las malas condiciones del mar y del tiempo obligaron el viernes por la tarde a suspender, tras doce horas de intensas labores los rastreos. Las tareas por tierra continuaron hasta las ocho de la tarde, cuando se pararon por  la ausencia de luz. Por la noche hubo un retén de guardia en la zona donde desapareció, cerca de la coraza que separa este arenal del Orzán.

El viernes, las tareas de rescate fueron muy complicadas durante toda la jornada debido al temporal de mar y viento. «Hubo algunas falsas alarmas. No pudo ser. Mañana continuamos. Los helicópteros estarán en Riazor a las 10 de la mañana y las embarcaciones y resto del equipo lo harán una hora antes. Esperemos que el temporal amaine», dijo Touriñán.

Desapareció de madrugada

La chica, que estaba pasando la noche en A Coruña, bajó al arenal junto a dos amigos para ver el estado del mar. Tras quitarse la cazadora, se acercó a la orilla en en las inmediaciones de la zona de la coraza -que separa Riazor del Orzán-. En ese momento una ola la habría arrastrado. Uno de los dos amigos que la acompañaban, al que no le dio tiempo casi a reaccionar, fue quien alertó a los servicios de emergencia.

El 112 Galicia tuvo constancia del suceso a las 5.40 horas, cuando recibió una llamada de auxilio de este joven, de la misma edad que la desaparecida, que indicaba que habían perdido de vista a la chica cerca del rompeolas en Riazor. Tanto él como el otro acompañante fueron tratados por hipotermia.

La situación en la costa gallega es complicada, con un aviso naranja por olas de hasta siete metros y con una configuración de mar combinada y mareas vivas. La zona de la coraza es, además, por las corrientes una más peligrosas de todo el litoral urbano coruñés. En el momento en el que desapareció la joven comenzaba a bajar la marea, motivo por el que había más resaca, lo que implicó que los hechos se produjeran con rapidez.

En la zona se desplegó un amplio dispositivo que incluye rastreos por tierra, mar y aire con el helicóptero Helimer, la lancha de Salvamento Marítimo, la unidad de buceo de los bomberos y efectivos tanto de la Guardia Civil como de Protección Civil o Policía Nacional. También se incorporó a la búsqueda la lancha de la Cruz Roja adscrita a Salvamento. Al frente del dispositivo está el director de Seguridad del Ayuntamiento coruñés, Carlos García Touriñán, el jefe de la Policía Local, José Antonio Brandariz, y la concejala de Seguridade Cidadá, Rocío Fraga.

Seis años después de la gran tragedia del Orzán

Hace dos meses se cumplieron seis años de la tragedia del Orzán. En la noche fría y oscura del 27 de enero del 2012, las autoridades habían activado la alerta naranja por olas de hasta cinco metros. Pero un grupo de jóvenes eslovacos, entre los que se encontraba Velicky, bajaron a la playa después de una noche de fiesta para celebrar el final de los exámenes. El estudiante se acercó a la fuerte resaca y un golpe de mar se lo tragó, sin darle tiempo a reaccionar.

José Antonio Villamor, de 34 años y natural de Friol, y Rodrigo Maseda, de 35 y de Burela, estaban en la zona vestidos de paisano, pues minutos antes habían ayudado a un militar francés que se estaba bañando en medio de un mar embravecido. Dos jóvenes los avisaron de que Velicky estaba en dificultades y acudieron en su auxilio. Intentaron el rescate en vano. La secuencia de golpes de mar devolvió a tierra a Velicky, lo volvió a llevar y con él a los dos agentes del 091 y a Javier López, de 38 años y vecino de A Coruña, que acudió a ayudarlos.

Ya no volvieron a ser vistos con vida. De inmediato se montó un amplio operativo de rescate por mar, tierra y aire, sin resultado. Fue el océano el que devolvió sobre las nueve de la mañana el cuerpo de Javier López, frente al Millenium. Hubo que esperar seis días, hasta el 2 de febrero, para que el mar dejase salir de sus profundidades los cadáveres de José Villamor y Rodrigo Maseda en la misma ensenada del Orzán. Casi un mes después de la tragedia aparecía el cuerpo del joven eslovaco. Su padre, Peter Velicky, viajó a A Coruña y se volcó con las familias de los policías: «Gracias por el valor y el sacrificio de vuestros hijos», les dijo. Los agentes son recordados desde aquel fatídico día con un monumento, un lazo tendido al mar en su honor en la coraza del Orzán. Y cada vez que una persona desaparece en las aguas de la bahía, A Coruña se acuerda de aquella terrible noche trágica.