Cifuentes y Puigdemont apagan la música de la gran fiesta del PP

f. b. MADRID / LA VOZ

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Chema Moya

06 abr 2018 . Actualizado a las 07:50 h.

El calendario le ha jugado una mala pasada al PP. Sevilla acoge desde hoy y a lo largo de todo el fin de semana la convención nacional de los populares. Se trata del evento más importante del año, en el que se darán cita más de 2.500 afiliados y simpatizantes de la formación. «Todo el que tiene algo que decir en el partido, con algún tipo de responsabilidad orgánica o institucional, va a estar allí», comentaba recientemente el coordinador general, Fernando Martínez-Maíllo.

La cita está fijada desde hace tres meses, y dadas sus proporciones megalómanas y las dificultades que esto conlleva a efectos de organización, resulta inamovible. En caso contrario, Génova no dudaría ni un solo instante en modificarla esperando a que las aguas bajasen más tranquilas. Marca de la casa.

Rajoy confiaba en que hasta orillas del Guadalquivir solo llegarían los últimos coletazos del escándalo que se ha organizado con el título de máster de Cristina Cifuentes, y que estos serían fácilmente gestionados con la misma prudencia con la que se ha manejado hasta el momento el asunto de la presidenta de la Comunidad de Madrid. Tras un largo silencio, el propio presidente del Gobierno hizo su única valoración pública al respecto a principios de semana desde Argel, desde donde mostró su deseo de que este miércoles, coincidiendo con su comparecencia en la Asamblea de Madrid, se le diese carpetazo a un asunto que el jefe del Ejecutivo calificó como «bastante estéril». Lejos de cerrarse, la polémica continúa engordando. En las últimas horas la Fiscalía ha iniciado una investigación con el objeto de llegar al fondo del asunto y el PSOE ha formalizado en la Cámara regional los trámites para tumbar a Cifuentes con una moción de censura.

Pero los enanos en Génova no dejan de crecer, y para su desgracia, el asunto Cifuentes no monopolizará las sobremesas de café y manzanilla. La decisión de la justicia alemana de descartar que Carles Puigdemont hubiese incurrido en un delito de rebelión cayó como un jarro de agua fría; el golpe definitivo del Gobierno para neutralizar de una vez por todas la fuga del expresidente catalán, convertido a agua de borrajas.

Objetivos de la convención

Estos dos acontecimientos político-judiciales sobrevolarán a lo largo de todo el fin de semana en la convención, y obstaculizan que el PP alcance alguno de los objetivos que persigue en esta cita. Son varios, como poner en valor sus siglas, empezar a engrasar la maquinaria de cara a las elecciones municipales y autonómicas previstas para junio del 2019, respaldar a la rama andaluza del partido, que será la primera que se enfrentará a las urnas tras la debacle en Cataluña en diciembre, o el impulso de cierta actividad legislativa. En definitiva, todos estos objetivos podrían reducirse a uno, sintetizado a la perfección por un integrante de la cúpula de Génova: Sevilla tiene que ser «un revulsivo». O lo que es lo mismo, frenar a Ciudadanos.