Los funcionarios ahora eligen las islas

ACTUALIDAD

Tamara Montero

Cataluña, Baleares y Canarias han sido siempre zonas deficitarias en empleados del Estado; la crisis independentista ha reavivado el interés por ir al archipiélago

15 abr 2018 . Actualizado a las 14:27 h.

«Pues yo quedé de último en una oposición y me mandaron aquí». Así llegó Santiago Álvarez a Canarias hace nueve años. Era la historia de muchos funcionarios del Estado, porque el archipiélago es, históricamente, uno de los destinos deficitarios en personal, junto con Cataluña y Baleares. «Cuando yo aprobé eran los primeros destinos principales», explica Fernando González, un inspector de Hacienda que lleva trece años en Canarias. Diez los pasó en Lanzarote. En la Agencia Tributaria de la isla, de veinticinco trabajadores cinco eran de Ourense. Hace tres, González se trasladó a Las Palmas de Gran Canaria. «En Cataluña muy poca gente opositaba, así que la gente que destinaban allí se quería volver cuanto antes a su tierra. Y en Baleares y Canarias, algo parecido».

Canarias, al final, era el destino menos atractivo de los tres deficitarios. Porque en Cataluña uno se quedaba en la Península, y Baleares era un destino insular, pero mucho más cercano al hogar. Eso ha cambiado. Y vaya si ha cambiado. De un par de años a esta parte, la crisis independentista ha hecho que el interés por ser destinado a Canarias aumente. «Hay gente que prefiere la lejanía a Cataluña», dice entre risas Fernando González, que es de esos que, en su día, antes de que se revitalizase el interés por las islas, escogió este destino.

En la conversación lo acompañan otros tres funcionarios. Santiago Álvarez, el que aprobó la oposición y fue enviado a Canarias; Patricia Otero, una compostelana que lleva también nueve años en las islas y que acabó aquí «por casualidad», y Fernando Rodríguez, de Serra de Outes y veterano: lleva casi treinta años viviendo en el archipiélago canario. Llegó aquí voluntariamente. «Los gallegos tenemos un espíritu un poco más aventurero -explica Rodríguez-. Luego, mucha morriña, pero ahí está la emigración a América». Precisamente ese es uno de los nexos que Fernando Rodríguez ha encontrado entre Galicia y las Canarias. «Veo que en general la gente gallega está muy a gusto en Canarias, y viceversa».

Asienten todos en el momento en el que Fernando González explica ese cambio en las preferencias de destino. «Ahora las plazas de Canarias se agotan antes», tercia Patricia. Y no solo eso. «No son muchos, pero hay gente que escogió Cataluña hace tres o cuatro años y que se está viniendo para aquí», explica Fernando.

«Es que cambia mucho de un año para otro», subraya Otero. Depende de las plazas que salgan. Y además, «Canarias están muy bien comunicadas -dice Santiago-: hay aviones todos los días. Y a lo mejor alguien que es de Galicia no pide Málaga porque es complicado llegar. Es algo que hay que tener en cuenta. Y luego, que este lugar económicamente sale bien».

Aparece entonces el tema del régimen fiscal distinto en Canarias. «Hay algunas especialidades que hay que estudiar, pero no es tan complicado», dice Rodríguez Tuñas, que resume la diferencia entre las islas y la Península «en que básicamente no hay IVA». «En la Península, gran parte de nuestro trabajo sería controlar el IVA», aclara. En Canarias existe un impuesto específico, el impuesto general indirecto canario (IGIC), pero la gestión en este caso está encomendada a la Administración de la comunidad autónoma. Así que el trabajo de los funcionarios de Hacienda se centra sobre todo en el impuesto de sociedades y en el impuesto sobre la renta.

Básicamente, lo que trasciende del régimen canario es que el tabaco y la gasolina son mucho más baratos. «Lo fueron», afirma González. «Cuando llegué, en el año 2000, la diferencia era mucho

La cesta de la compra, más cara a pesar de las ayudas

«Es mucho más barata la vida en Santiago». Así resume Patricia Otero la diferencia de precios entre Galicia y Canarias, que sobre todo se notan en la cesta de la compra. Buena parte de los productos frescos son importados, lo que encarece los precios. «Y eso a pesar de las ayudas que hay, que además es un sistema complicado de controlar y no ves que se trasladen esas ayudas siempre al consumidor final», explica Fernando Rodríguez, que nombra específicamente la verdura y el pescado.

«Los alquileres se encarecieron últimamente un montón», explica Patricia. «No a niveles de Madrid -tercia Fernando González-, pero tampoco es como Santiago». ¿De qué precios se habla? «Un piso de tres habitaciones que esté bien, 800 o 900 euros», calcula Santiago Álvarez. «Está afectando la presión turística y, aunque la ciudad no recibe el grueso del turismo, que se va al sur de la isla, siempre hay, sobre todo nórdicos, a quienes les gusta Las Palmas», dice Rodríguez Tuñas. «Está en auge la ciudad».

Pero entonces ¿hay mucha diferencia en la vida diaria? «Lo que más echo de menos es el tapeo». La frase de Fernando Rodríguez hace reír a sus compañeros. Es cierto. «Son más de sentarse. Vas a un sitio». El concepto del chiquiteo no se estila. La cultura de las tapas no es cosa de las Canarias. Y a pesar del buen tiempo, hasta la prohibición de fumar en los bares, las terrazas también estaban infrautilizadas. «Hace nueve años aluciné: es que aquí no había terrazas». 

Aunque no saben el número concreto de funcionarios de origen gallego que hay actualmente en Canarias, sí que tienen claro que lo de opositar ha sido siempre una opción prioritaria. «Galicia ha sido tradicionalmente una región más deprimida y hay universidad». Sale otra vez la ventaja de las comunicaciones con la Península. «Ahora no, porque es de las autonomías, pero antes sí había profesores gallegos que venían a Canarias. Supongo que voluntariamente, y a lo mejor porque era mejor el avión que ir por aquellas carreteras tan malas».