Anticapitalistas ensombrece la foto de unidad escenificada por Iglesias y Errejón

Francisco Balado Fontenla
fran balado MADRID / LA VOZ

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Pablo Iglesias presentó el acuerdo Errejón-Espinar, que justificó por su obligación de «cuidar Podemos», pero acto seguido se marchó y evitó la rueda de prensa
Pablo Iglesias presentó el acuerdo Errejón-Espinar, que justificó por su obligación de «cuidar Podemos», pero acto seguido se marchó y evitó la rueda de prensa Nicolás Rodríguez

Rechaza un pacto «para repartirse sillones» que hace de Podemos un partido tradicional

20 abr 2018 . Actualizado a las 07:52 h.

A Pablo Iglesias le hubiese gustado responder a la crisis por la que atraviesa Podemos con una foto a cuatro, pero tuvo que conformarse con una a tres. El secretario general compareció en una rueda de prensa convocada de urgencia flanqueado por Íñigo Errejón y Ramón Espinar para anunciar que se había alcanzado un acuerdo «de unidad» para la Comunidad de Madrid.

Ni rastro de Lorena Ruiz-Huerta, la líder del sector Anticapitalistas en la región y portavoz del grupo en la Asamblea, que no accedió a firmar un acuerdo para integrarse en la lista que encabezará Íñigo Errejón del que apenas han trascendido detalles y que, como los propios protagonistas admitieron, se vio acelerado por los acontecimientos de las últimas horas con el objeto de escenificar una imagen de unidad dentro de Podemos.

Iglesias apuntaló ayer desde la sala de prensa de la sede central en la calle Princesa la candidatura de Errejón a la Comunidad de Madrid. «He escuchado a Íñigo y confío en él», dijo respecto a las explicaciones que le ofreció el secretario de análisis estratégico en relación con el documento publicado «por error» en el Telegram de Carolina Bescansa, que recogía una alianza con el objetivo de despojar al secretario general de Podemos de su cargo.

Iglesias también «agradeció» a Ramón Espinar, líder del sector oficialista en la comunidad, «su generosidad» tras haber accedido a integrarse en la tercera posición de la lista capitaneada por Errejón. Pablo Iglesias ofreció unas breves palabras a modo de introducción en las que se acordó de la bases -«seguro que en las últimas horas no lo han pasado bien», dijo-, antes de desaparecer de la escena para ceder el protagonismo a sus dos subordinados y, de paso, evitar someterse a preguntas de los periodistas. Errejón, que admitió que «los últimos días han hecho a la gente dudar», aprovechó la ocasión para tender la mano a Anticapitalistas. «No estamos todos. Hay sensibilidades a las que volvemos a invitar», insistió en público. Previamente lo había hecho en privado, pero Ruiz-Huerta rechaza sumarse y de manera tajante asegura que no está en política «para repartirse sillones»

Apenas tiene cuatro años de vida y Podemos ya se ha convertido en lo que siempre había jurado evitar, «un partido tradicional». Es lo que considera Ruiz-Huerta, quien denuncia que la formación morada es víctima de un envejecimiento prematuro que amenaza con consumirla. La representante de Anticapitalistas no solo rechaza integrarse en la lista de Errejón, sino que tampoco se presentará al proceso de primarias en una candidatura paralela y, tal y como se desprende de sus palabras, incluso se está planteando romper su carné, al asegurar que no quiere «formar parte» de un proyecto que cada vez se asemeja más al PSOE.

La ventana de oportunidad

Con su comparecencia de este jueves, Iglesias intenta ofrecer una imagen de unidad que blanquee el sinfín de trapos sucios que desde hace unos días las distintas facciones que conforman Podemos airean en público. En concreto, desde que arrancaron las negociaciones para el proceso de primarias.

A pesar de que las elecciones no serán hasta junio del 2019, Iglesias creyó detectar que con la crisis del máster de Cifuentes se abría una ventana de oportunidad para su formación, por lo que trató de acelerar el nombramiento de su candidato, Errejón, tal y como habían pactado tras la derrota de este último en Vistalegre II. Pero Iglesias no acaba de fiarse, por lo que maniobró para copar la lista del cabeza de cartel con nombres de su confianza, algo a lo que Errejón se negó, garantizando que solo sería candidato si se seguían los mecanismos habituales.