Dos menores golpean a una joven que se negó a darles su número de teléfono

D. Vázquez A CORUÑA / LA VOZ

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Los chicos admitieron los hechos ante la policía tras ser identificados por el padre de la víctima

01 may 2018 . Actualizado a las 09:09 h.

«No volví a salir a la calle por miedo que a me vuelvan a pegar porque los identifiqué», explica una joven de 18 años, que fue agredida la madrugada del pasado día 21 por dos menores de edad que fueron localizados gracias a la intensa labor de vigilancia llevada a cabo por su padre, militar retirado, que se puso como misión ayudar a las fuerzas de seguridad a dar con ellos.

La agresión se produjo en la plaza de As Conchiñas, de A Coruña, cuando la joven estaba con una amiga menor de edad. Según relata, los chicos, hermanos de origen rumano, estaban jugando al fútbol, se acercaron a ellas para preguntarles la edad y les pidieron sus números de teléfono para poder contactar por WhatsApp, pero como se negaron a dárselos comenzaron a increparlas en rumano y, después, a insultarlas en castellano. La joven les contestó y les recordó: «No tenéis edad para estar por la calle a estas horas», tras lo que recibió un puñetazo que le impactó en el ojo izquierdo y la nariz y la hizo caer al suelo.

«Ellos tendrían entre 15 y 16 años», explica, y asegura que no sabe por qué la emprendieron con ella. «Yo no pensé en ningún momento que me fueran a pegar», reconoce, aunque explicó que sí las incomodó la actitud de los jóvenes.

Aviso de la intimidación

Las muchachas solo habían salido a por tabaco y, al ver el cariz que tomaba el asunto, la víctima de la agresión ya había advertido por teléfono a su padre que las estaban insultando y amenazando. La casa familiar está cerca de As Conchiñas y el padre, que estaba saliendo para ir a recogerlas, ya que estaba preocupado porque consideraba que tardaban, llegó sin tiempo para evitar la agresión, solo para ver a su hija ensangrentada tirada en el suelo y cómo huían los dos chavales. «No logré alcanzarlos, pero vi a uno, el otro llevaba la capucha puesta», explica el padre, que llevó a un hospital a su hija, donde le confirmaron que tenía fractura nasal y del suelo de la órbita izquierda con un pequeño hundimiento. «Cuando llegué estaba tumbada en el suelo y sangraba mucho», indica el hombre, que reconoce que si bien su hija solo recuerda un golpe, cree que pudo haber más, por las lesiones que sufrió.

Fue operada cinco días más tarde, el día 26, y tuvo que permanecer ingresada una noche en el hospital. Mientras tanto, el padre se dedicó, desde el primer día, a peinar la zona a distintas horas para intentar localizar a los agresores. «La policía tiene más casos y yo creí que podía ayudar», explica.

El mismo día en el que su hija era operada, logró dar con ellos en la plaza donde pegaron a su hija sobre las once de la noche. Optó por grabarlos con su móvil con disimulo, lo que facilitó que su hija pudiese corroborar que se trataba de los mismos que se metieron con ellas, y llamó a la Policía Nacional, que lo acompañó hasta ellos. «Los chicos reconocieron que habían participado en la agresión y explicaron que fueron insultados», comenta este militar retirado, que asegura que lo que pretenden con la denuncia es forzar una orden de alejamiento para que su hija no tenga que verse en el aprieto de tropezarse con ellos por el barrio.

Afirma que así se evitaría una de sus mayores preocupaciones y puntualiza que a su familia le llega ahora con estar pendiente de cómo evolucionarán las secuelas de la agresión. «Con el tiempo la fractura del suelo del ojo puede provocarle visión doble y tendría que volver a ser operada», añade.