Feijoo y esa rareza de cumplir la palabra dada

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

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PACO RODRÍGUEZ

El líder del PPdeG repitió varias veces en los últimos meses que seguiría hasta el 2020. Pero casi nadie lo creyó

19 jun 2018 . Actualizado a las 16:15 h.

Cualquier persona que haga el esfuerzo de escuchar las declaraciones públicas de Alberto Núñez Feijoo sobre su futuro político, y que intente desencriptarlas para ver si van más allá de lo que realmente dicen, es posible que no se sorprenda tanto por la decisión anunciada ayer, que consiste en agotar el mandato como presidente de la Xunta que expira en el otoño del 2020. Al menos no puede decirse que el líder de los populares gallegos, que acuñó el lema «Galicia, Galicia, Galicia» cuando en el 2016 decidió optar a un tercer mandato, no lo repitiera varias veces. En Santiago y en Madrid. Hasta el 2020. Su compromiso parecía firme, pero aun así no lo creyeron, porque en el fondo es una rareza que un político haga gala de cumplir la palabra dada y, además, la cumpla. 

¿Era inamovible la decisión de permanecer en Galicia hasta el 2020?

Realmente no lo era. Feijoo tenía cierta libertad para tomar una decisión en un sentido o en el otro, e incluso tendría capacidad para hilvanar un relato medianamente creíble en cualquiera de las dos situaciones, porque a Galicia se la sirve desde la Xunta, pero también se la puede servir con la política desplegada desde Madrid. Lo que ocurre es que durante todo este tiempo Feijoo se afanó en alimentar solo una de las tesis, la de cumplir su compromiso con Galicia, mientras los partidos de la oposición, algunas voces del propio Partido Popular y un buen puñado de periodistas y analistas políticos abonaron la perspectiva del salto a Madrid. 

¿En qué circunstancias se comprometió para toda la legislatura?

Lo hizo implícitamente al pedir una mayoría sólida a los electores con el fin de preservar la estabilidad institucional de Galicia durante cuatro años, en un contexto político mucho más fragmentado, en el que estaban en auge nuevas formaciones como Podemos, En Marea y Ciudadanos. Y al ser investido presidente por tercera vez, en el 2016, Feijoo anunció en el Parlamento (con la solemnidad que esto comporta) que su responsabilidad duraría hasta el año 2020. Todavía el pasado mes de enero, en una entrevista en TVE, el jefe del Ejecutivo gallego insistía en la misma tesis: «Cumpliré mi contrato con los gallegos, que termina en el 2020, y las elecciones generales son antes». Y el síntoma de que este compromiso no parecía estar sujeto a revisión es que, tras presidir el Consello de la Xunta del pasado 31 de mayo, cuando Rajoy se tambaleaba ya sobre el alambre de la moción de censura, Feijoo insistió en proclamar que era el presidente de Galicia y que su mandato finalizaba en el 2020, con lo que nuevamente volvía a anteponer el Gobierno de la comunidad a cualquier cuestión sucesoria del PP

¿Temía Feijoo que su salto desatara una guerra sucia contra él?

Las fuerzas políticas de la oposición construyeron toda una teoría con esto: Feijoo no opta a la sucesión por temor a que su pasado vuelva a visitarlo, especialmente las incómodas fotos de los noventa junto a Marcial Dorado. En cambio, desde que en el 2013 trascendió la existencia de esas fotos, hubo unas cuantas oportunidades para que fueran utilizadas contra él, sobre todo cuando en el 2016 decidió optar a un nuevo mandato. Para el PPdeG y para el equipo de colaboradores de Feijoo, se trata de un asunto que no tiene recorrido, que ya dio de sí todo lo que tenía que dar. 

¿Renunciar a la sucesión supone reconocer un retroceso severo del PP?

El retroceso del PP lo empiezan a apuntar diferentes sondeos, en un contexto en el que el PSOE está viviendo la luna de miel de la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa. La situación del PP a medio plazo no es la mejor posible, sobre todo una vez que le ha surgido un potente competidor en su mismo espacio como Ciudadanos. El calendario judicial que aguarda al partido, con todas las piezas separadas de la Gürtel, tampoco es halagüeño, aunque lo cierto es que la biografía política de Feijoo indica que tampoco se arrugó ante las adversidades. De hecho, en Galicia cogió un PPdeG hundido en el 2006, sucedió a un líder omnipresente como Fraga y logró una nueva mayoría en solo tres años.

El debate sobre si ahora optará a un cuarto mandato en la Xunta cobra más fuerza

Una vez que Feijoo aparta el cáliz del debate sucesorio en el PP, hay otro frente que se le abre en Galicia: el de si optará a un nuevo mandato o si estamos en la antesala de su retirada. 

¿Su renuncia a suceder a Rajoy lo convierte en candidato a la Xunta?

La cuestión que estaba sobre la mesa no era dilucidar si Alberto Núñez Feijoo será el candidato del PPdeG a la presidencia de la Xunta en el 2020, sino si iba a renunciar en el 2018 para dar el salto a Madrid. Formalmente, una cuestión no lleva a la otra, al menos no en este momento, pero los populares gallegos lo van a tener difícil para evitar que a partir de ahora se empiece a especular sobre si Feijoo revisará su compromiso de que este era su «último mandato» -algo que Pedro Puy, su portavoz parlamentario, ya matizó arguyendo que en Galicia «hai o último e hai o derradeiro»-, o si opta por hacer el relevo. 

¿Cuándo tiene previsto el PPdeG definir su cartel electoral?

No tiene fecha fija. La última vez, Feijoo anunció en abril del 2016 su decisión de optar a un nuevo mandato y las elecciones autonómicas las convocó tres meses más tarde. Esto no significa que el PPdeG vuelva a aguardar a abril del 2020 para tomar una decisión sobre su próximo cartel electoral para la Xunta. Todo indica que hará el trabajo antes, posiblemente en otoño del 2019, y quizás con un congreso gallego. Si para entonces hay ruido sucesorio a nivel orgánico, entonces es posible que Feijoo dé el relevo.