Saro, el narco más buscado de Galicia

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO VIGO / LA VOZ

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Se le ubica en Marruecos, protegido por exsocios colombianos, transportando hachís

03 abr 2020 . Actualizado a las 19:52 h.

Baltasar Vilar Durán, Saro (Cambados, 1956), apenas cumplió una parte de los 45 años de cárcel que suman sus condenas por narcotráfico. A finales del 2013, al poco de conocer la última, desapareció. Se lo tragó la tierra para reaparecer en Marruecos. La información policial lo reubica, desde hace un año, entregado nuevamente a su gran especialidad: conducir planeadoras cargadas de droga. La diferencia es que ahora no transportaría coca, como en el pasado a las Rías Baixas, y sí hachís, pero desde el Estrecho de Gibraltar.

«Nunca se chivó de nadie y esas lealtades las cobra ahora con protección para vivir sin problemas», explica un policía que le investigó durante años, aludiendo a exsocios colombianos con los que Saro bregó en el pasado y que se habrían encargado de buscarle refugio, al huir de Galicia, bajo el ala de la mafia marroquí. De ahí que actualmente esté considerado el narco más buscado de Galicia, por su historial criminal, las condenas incumplidas, su fuga y, sobre todo, su elevada capacidad para seguir introduciendo alijos en España.

Pero no todo fue o es trabajo en la vida del cambadés, muy dado al ocio más hedonista. «Las mujeres le gustan demasiado, y la coca, hacer largas fiestas con mujeres, cocaína y alcohol. Pero no te creas que le gusta cualquier bebida, solo Johnnie Walker etiqueta negra, tiene fijación», expone el mismo agente, que añade: «La vida se ha portado bien con Saro, pero él no tanto con la vida. Podría ser millonario, pero apenas tiene nada y su primera mujer le sacó muchísimo dinero». Su afición por las mujeres le jugó otras malas pasadas.

La más sonada ocurrió el 19 de febrero del 2009 en O Milladoiro. Concretamente en un piso de la calle de As Hedras en el que se escondía del Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (Greco) Galicia de la Policía Nacional. Días antes se frustró en alta mar un alijo de coca con la planeadora más grande requisada en España, la Patoca, que Vilar Durán varó en una playa de Nigrán para escapar por el monte. El Greco no conocía su escondite, ni el enésimo número de teléfono que usaba en aquel momento, pero sí los de dos amantes.

«Su organización le escondió en el piso y solo iban a buscarlo, sin aviso previo, para hacer descargas. Nadie más podía conocer su ubicación, pero Saro no pudo contener su afición a las mujeres y llamó a una amante a la que ya seguíamos. La única incertidumbre era saber cómo nos recibiría, pero se enrolló bien. Ese mismo día arrestamos a su otra amante en Vilagarcía y fuimos muy cuidadosos para que ambas mujeres no se encontrasen», recuerdan en el Greco.  

Reincidencia vocacional

Vilar Durán no tardó demasiado en quedar en libertad con cargos a la espera de juicio. Un hecho que se repite varias veces en su ficha judicial y que supuso importantes reveses para los policías que conocían su vocacional capacidad delictiva. Prueba de ello es que en el 2012 fue detenido en Madeira, con una planeadora, mientras esperaba indicaciones para salir al encuentro del pesquero Ratonero, con 3.500 kilos de cocaína. Una vez en España ingresó en prisión para, meses después, recuperar otra vez la libertad con una nueva acusación de narcotráfico bajo el brazo que sumar a las anteriores.

A finales del 2013, conociendo ya la condena de 22 años de cárcel por la operación Tabaiba (detención de O Milladoiro), y a las pocas semanas de ser condenado a otros 11 años por el alijo del Ratonero, desapareció para acabar siendo el narco más buscado de Galicia tras la detención, el pasado 27 de marzo, de la también cambadesa Tania Varela, hasta ese momento la mujer más buscada por la Europol. Una situación que llama la atención, ya que Baltasar Vilar Durán, pese a su historial criminal, capacidad y contactos para organizar alijos y trayectoria en el sector, no figura en este ránking internacional de delincuentes.

«No sabemos la razón. Saro tiene condenas pendientes y su historial habla por sí solo. Lo de Tania fue diferente, llamó más la atención al tratarse de una mujer que ejercía de abogada», explican en el Greco, a sabiendas de que personas como Baltasar Durán nunca dejarán el negocio que conocieron de jóvenes, casi niños. Saro, junto a Manuel Abal Feijoo, Patoco, y Juan Carlos Fernández Cores, O Parido, fueron mancebos de los grandes tabaqueros de la mano del mejor piloto de planeadoras que conoció Arousa, Kubala, para acabar cometiendo el mayor pecado del narcotráfico gallego: abrir las puertas de las Rías Baixas a los carteles colombianos que acabaron asentándose.