Charlín cae a sus 85 años cuando trataba de introducir 2,5 toneladas de cocaína en Galicia

s. gonzález / j. romero / M. Gómez VILAGARCÍA / LA VOZ

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Al patriarca se le acusa de asociarse con Jacinto Santos y Charly Bóveda en la logística de un alijo a la vieja usanza

09 ago 2018 . Actualizado a las 17:09 h.

Sería sencillo hacer un par de chistes fáciles en torno a la operación que ayer se desarrolló a orillas del mar de Arousa, con flecos en otros puntos de España, según la Subdelegación del Gobierno en Pontevedra. La larga hoja delictiva de Manuel Charlín Gama como gran patriarca del narcotráfico gallego y el hecho de que camine hacia los 86 años, que cumplirá en noviembre, se prestan a ello. El asunto, sin embargo, admite pocas bromas. Charlín, O Vello, probablemente quien mejor haya encarnado el papel de capo al uso a este lado del Padornelo, fue detenido junto a Melchor, uno de sus hijos, en la vivienda que ambos comparten en Vilanova. Al veterano narcotraficante se le acusa de rodearse de viejos conocidos, como Jacinto Santos Viñas y José Andrés Bóveda Ozores, alias Charly, para asociarse en un alijo a la antigua usanza: dos toneladas y media de cocaína procedentes de Colombia, que fueron interceptadas en alta mar cuando navegaban hacia la costa gallega.

Maica Larriba, la subdelegada del Gobierno, explicaba a media mañana que el operativo, desarrollado por los Grupos de Respuesta Especializada contra el Crimen Organizado (Greco) y las Unidades de Droga y Crimen Organizado (Udyco) de Pontevedra, A Coruña y Ribeira, había conducido al arresto de una veintena de personas, todas ellas vinculadas a las comarcas de O Salnés y Barbanza. En aquel momento, hacía horas ya que un helicóptero del Cuerpo Nacional de Policía sobrevolaba el chalé que los Charlines poseen en el lugar de Cálago, en Vilanova de Arousa. Los dos maltrechos leones de escayola que flanquean el portal ganaron celebridad en abril, como una suerte de símbolo del auge y la caída del clan arousano. O Vello y su hijo recibieron entonces una soberana paliza relacionada, probablemente, con otro alijo con el que Melchor se habría comprometido sin tener capacidad efectiva para llevarlo a buen puerto. Las coloridas esculturas ejercieron de nuevo como testigos mudos del concienzudo registro que los agentes practicaron en la vivienda, mientras sus dos habitantes permanecían en su interior. Hacia la una de la tarde, unos y otros abandonaban el lugar a bordo de vehículos policiales.

Jacinto Santos es otro histórico del movimiento de hachís y cocaína desde las rías. También oriundo de Vilanova, como Charlín, a Santos Viñas le echaron el guante más o menos al mismo tiempo, en Meis, un pequeño municipio enclavado en el corazón de O Salnés. José Andrés Bóveda completa el trío que las fuerzas de seguridad sitúan al frente del alijo, al menos por lo que respecta a su vertiente gallega. Vilanovés como los demás, fue conducido por la policía al astillero que el grupo Graünner, con cuya propiedad se le relaciona, gestiona a un paso del puerto de Tragove, en Cambados. La empresa está especializada en las embarcaciones de alta velocidad, teóricamente dirigidas al ámbito de la náutica deportiva, en el que alguno de sus familiares ha descollado. Los agentes inspeccionaron a fondo las instalaciones en su presencia. Charly, o Sandokán, como también se le conoce, se desenvolvió con absoluta tranquilidad -de hecho, un allegado le proporcionó allí mismo una bolsa con una muda- hasta que abandonó el lugar bajo la custodia de los agentes de los cuerpos de seguridad.

MARTINA MISER

Estos tres detenidos (cuatro si se tiene en cuenta a Melchor Charlín, aunque su papel en este caso se antoja meramente secundario) forman, por así decirlo, el grupo de cabeza de la operación que dirige el Juzgado de Instrucción número 4 de Vigo en colaboración con la Fiscalía de Pontevedra. Pero los arrestos en absoluto se detuvieron en los de Vilanova.

22 detenidos, cuatro en el mar

Fuentes judiciales confirman que, si bien el operativo continúa abierto, el número de detenidos se ampliaba ayer a otras 18 personas. Entre ellas, los dos ciudadanos españoles y los dos senegaleses que tripulaban el barco en el que la cocaína viajaba rumbo a Galicia. Los cuatro son los únicos a los que de momento el juez ha podido tomar declaración. Lo hizo a través de un teléfono vía satélite. El magistrado decretó para ellos prisión. Los arrestados en tierra pasarán a su disposición, probablemente mañana, en Vigo. La causa contra ellos se sigue por tráfico de drogas en cantidad de notoria importancia, en el seno de una organización criminal.

La operación en Barbanza

La operación se extendió también a la orilla norte de la ría de Arousa, donde se practicaron al menos dos detenciones. Los arrestados son un conocido hostelero de Boiro, Mario Otero, y Serafín Pego, de Ribeira, socio del primero en una de sus empresas. Al parecer, hay más barbanzanos implicados.

A la calle Principal de la localidad boirense, donde funciona su local, llegaron varios furgones de la Policía Nacional y la unidad canina antes de las diez de la mañana. Desde ese momento, se prohibió la entrada de clientes al establecimiento, que quedó custodiado por un grupo de agentes hasta que a las dos de la tarde llegaron al lugar los dos detenidos.

Durante tres horas se practicó el registro en el local hostelero, en el que participaron dos perros y del que los policías salieron con carpetas y cajas alrededor de las cinco de la tarde para continuar con las inspecciones. Estaba previsto continuar con los registros, que se realizaron tanto en Boiro como en Ribeira, y la investigación continúa abierta.

Con información de Emiliano Mouzo.