Da a luz en plena calle: un taxista se negó a llevarla al hospital

La Voz

ACTUALIDAD

Una mujer guineana se 27 años se puso de parto en una acera de Rentería: «Llevo muchos años en Europa y nunca hubiera imaginado que pudiera pasar esto. En África hubiera sido más normal»

29 ago 2018 . Actualizado a las 12:41 h.

María Sabina, 27 años, originaria de Guinea Ecuatorial, nunca olvidará la madrugada del miércoles 22 al jueves 23 de agosto: embarazadísima, a punto de salir de cuentas, había superado ya la medianoche cuando rompió aguas en su casa de Rentería; le acompañaban su hija de dos años Goreti, dormida en el sofá, y su amiga Marisol. Pero el esperado momento se convirtió, tal y como relata El Diario Vasco, en una auténtica odisea

El bebé tenía prisa por salir, tanta que María Sabina se puso de parto en plena calle, sobre las baldosas de la calle Bisasoa. Minutos antes, un taxi se había negado a llevarla al hospital: «¿Cómo?, ¿un parto? Uff, ni hablar, me va a manchar la tapicería?», asegura el periódico vasco que argumentó el conductor. Ante tal panorama, y con María Sabina sin poder mover ni un músculo, conteniendo las contracciones, una vecina se hizo cargo de la situación a la espera de la llegada de la ambulancia. Y cuando parecía que el final estaba cerca, la cosa se complicó todavía más.

El primer vehículo médico que llegó a la dirección indicada no estaba medicalizado: no había en él ni médicos ni tampoco comadronas que pudiesen asistir a María Sabina, acostada en el suelo «sin una sola manta, con las piernas abiertas». «Notaba que la cabeza de la niña estaba ahí», relata al citado diario. Ni siquiera pudieron trasladarla hasta el interior de la ambulancia. Al rato, apareció un segundo vehículo, esta vez sí, con una médico. La niña -Mirjana, 3.200 gramos- nació ante la atenta mirada de los vecinos, asomados a las ventanas. 

«Llevo muchos años en Europa y nunca hubiera imaginado que pudiera pasar esto. En África hubiera sido más normal», valora María Sabina al recordar el mal trago que, afortunadamente, tuvo un final feliz.